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Country Fictions. Juan Aballe

Juan Aballe. Country Fictions

Restaurante ‘La Tía Pura’, La Mancha, 2011.

La ilusión de escapar de la sociedad contemporánea, los mitos y esperanzas construidos alrededor de la naturaleza se unen a la extrañeza y la nostalgia de mirar a una vida que quizás nunca llegue a vivir.

Country Fictions. Juan Aballe

Eva, 2011.

Es prácticamente seguro que las buenas fotografías surgen de las palabras, de las palabras bien dichas. Lo que ocurre, lo que acontece, genera palabras, a continuación llegan las fotografías. Es necesario hablarlo antes, es muy difícil hacer fotografías sin haberlo dicho antes, es complicado ver sin decir. Ver es hablar con una cámara, es necesario el universo de las palabras y también el de la visión, tan diferentes, son profesiones diferentes. Para ver es necesario ser fotógrafo, ello implica un decir visual, un expresar sin palabras, un idioma que muestra pero no explica, tan sólo el poder de lo visual, es necesario un pensamiento visual, lo visto sin ser descifrado, no se habla como lo hacen los escritores de palabras, no es traducible. Es necesario ser fotógrafo. Una vez conseguido ello, comienza nuestra narración.

Eduardo Momeñe, ensayo sobre Country Fictions.

Country Fictions. Juan Aballe

Dani y Marisol, 2012.

¿Qué te impulsó a comenzar Country Fictions?

El proyecto surgió en un momento de mi vida en que varios amigos se planteaban ir a vivir al campo y esa idea se convirtió en una opción real. Era un pensamiento que en parte me ilusionaba, pero también sentía que mi relación con la naturaleza tenía una fuerte carga de idealización. Country Fictions se fue convirtiendo en una manera de explorar mi relación con el medio rural y de lidiar con esos sentimientos contradictorios desde lo visual.

La fotografía me permitía también lanzar al aire muchas preguntas que yo mismo me hacía al respecto y reflexionar sobre varios temas que me interesaban. Desde el concepto de paisaje o el abandono del campo hasta la necesidad humana de creer en algo mejor, todos ellos son hilos conductores del proyecto.

Country fictions. Juan Aballe

La cama de Urs, Pirineos, Navarra, 2012.

¿Ha cambiado la relación que tenías con la naturaleza después de hacer este trabajo?

Más que cambiar mi relación con la naturaleza creo que a través del proyecto he logrado comprender mejor esa relación. La realización y la edición de las imágenes durante varios años implica ir tomando muchas decisiones, de manera que el trabajo fotográfico al final define mucho más a quien toma esas decisiones que al mundo que fotografía. En ese sentido Country Fictions ha sido un proceso de aprendizaje.

Además de las imágenes, la vivencia personal, los lugares y las personas que he conocido también me han enseñado mucho. Indagar en la relación con la naturaleza lleva a preguntarse sobre las necesidades sociales y personales, la gestión del tiempo, el trabajo o la capacidad de renunciar a ciertas cosas.

Country Fictions. Juan Aballe

Eva, 2012.

¿Cómo te diste cuenta de que el trabajo ya estaba terminado? 

Llegó un momento en el que sentí que todo lo que quería decir estaba dicho, estaba en los negativos. A partir de entonces se trataba de empezar a descartar elementos e ir a lo esencial. Mi objetivo era hablar desde la sencillez para lograr transmitir emociones a veces complejas.

El proceso de edición fue bastante largo ya que decidí dejar reposar las imágenes y enfrentarme a ellas semana tras semana durante meses para saber de cuáles podía prescindir y cuáles aguantaban el paso del tiempo. Por otro lado el reto era encontrar un equilibrio en la selección y secuenciación de las imágenes que comunicara lo que yo quería pero dejara suficiente espacio de interpretación al espectador. Podría haber seguido editando indefinidamente pero después de un año decidí que tenía que sacar el proyecto a la luz. Hablando de su proceso creativo en el cine, Jim Jarmusch recordaba una cita de Paul Valéry que decía: “Un poema nunca se termina, sólo se abandona”. Creo que esa idea define bastante bien mi experiencia con la edición de Country Fictions.

Country Fictions. Juan Aballe

Valle en Asturias, 2011.

¿Qué influencias has tenido a lo largo de este proyecto? 

Cuando comencé con Country Fictions estaba muy interesado en el paisaje como construcción cultural. La primera fotografía que realicé del proyecto es el paisaje que aparece en primer lugar y fue la que me animó a seguir adelante durante los primeros meses. Me interesó mucho el libro Breve tratado del paisaje de Alain Roger, que habla del paisaje como “artealización” ajena a la naturaleza. Gracias a un taller con Simon Norfolk empecé también a interesarme por la simbología de los paisajes de Claude Lorrain y su influencia en los románticos o los pintores de la Escuela del Río Hudson.

En cuanto a los retratos, las influencias creo que son más fotográficas, con numerosas referencias a la tradición documentalista que traslado al contexto del proyecto.

Es difícil hablar de autores en concreto porque las influencias visuales y literarias son muy diversas y evolucionan a lo largo del tiempo. Pero si tuviera que elegir una novela probablemente sería La carretera, de Cormac McCarthy.

Country Fictions. Juan Aballe

Depósito y olivos, La Mancha 2011.

Recomiéndanos un libro.

El antropólogo inocente de Nigel Barley. Es la crónica de un etnógrafo británico que se traslada a África para convivir con una tribu poco conocida. Aunque aparentemente no tenga nada que ver, creo que es un libro muy recomendable para fotógrafos.

Country Fictions. Juan Aballe

El valle, Pirineos. Navarra, 2012.

Country Fictions acaba de ser publicado por Fuego Books, una editorial de fotolibros lanzada por Ángela y Gustavo Alemán cuya intención es hacer «libros hermosos, libros peligrosos, libros que queman.» Con Country Fictions, su primera publicación, lo han conseguido y ya ha entrado en la lista de los 35 mejores fotolibros del año de Andy Adams y está entre los 10 favoritos de C.A.P.E

Country Fictions de Juan Aballe

Web de Juan Aballe

Entrevista a Manolo Espaliú

Entrevista a Manolo Espaliú

MNCARS, Manolo Espaliú

Durante mucho tiempo te has dedicado a la difusión de la fotografía con el programa de radio El Fotómata, también junto a El Ciclope Mecánico organizaste Sevilla Foto y ahora llevas tiempo con el blog El Patio del Diablo. ¿Qué surgió primero, el placer de observar y descubrir el trabajo de otros fotógrafos o la inquietud de estar detrás de la cámara?

Para ser fiel a la realidad, yo no participé en la organización de ningún Sevilla Foto, fue otra etapa del colectivo con diferentes miembros. Sin embargo, es cierto que durante un tiempo colaboré con Radio El Fotómata y he participado en El Patio del Diablo simplemente porque me gustaba compartir con lo que yo disfruto o con lo que aprendo. Creo que estamos aprendiendo constantemente y si disfruto o aprendo del trabajo de un fotógrafo ¿por qué no compartirlo con gente que tenga las mismas inquietudes que yo?

Ricardo Sanipatin ¿Cómo surge la idea para un trabajo fotográfico y qué tan rápido lo llevas a cabo?

No tengo un método fijo. Es cierto que me gusta preparar concienzudamente los trabajos pero en alguna ocasión surge de un modo más casual. Por ejemplo, ahora tengo varias líneas abiertas que vienen de años atrás porque hasta ahora no me he ganado la vida con la fotografía y he tenido que compaginar mi actividad profesional con ella. En estos casos que comento, son temas relacionados con la historia y la religión, especialmente el Islam, por lo que hay bastante de investigación y estudio previo.

Entrevista a Manolo Espaliú

El Cielo de las Abuelas, Manolo Espaliú

Juanan Requena ¿Qué es para ti mirar con alma?

Me sorprende que me lo preguntes tu pues creo que debes saberlo mejor que yo. Creo que un buen ejemplo de lo que es mirar con alma es tu trabajo, tu honestidad con la fotografía y el grado de implicación que tienes con ella. Creo que es sintonizar en profundidad con lo que haces por encima de estilos, corrientes o modas, crear con el material que te sale de dentro, bien por motivación, como crítica o simplemente como necesidad vital de expresión o de compartir algo interior con el resto del mundo.

Tanto en 42º como en Maghrib trabajas al atardecer o en la hora bruja, justo cuando cae la noche.

Si te soy sincero, no lo había pensado. En 42º C no es exactamente la hora que dices sino algo antes, cuando el sol todavía no se ha ocultado e ilumina casi con un haz de luz horizontal a los sujetos valiéndome de calles orientadas al oeste. Al final es como si fuera un foco de los que usamos en estudio. En el caso de Maghrib, es la hora de la cuarta oración diaria de los musulmanes, que debe comenzar después que el sol se haya ocultado. El centro de Yazd (Irán) está formado por callejones laberínticos de adobe y los neones marcan la dirección a las diferentes mezquitas, sumiendo a todo el centro de la ciudad en una interesante atmósfera verde, que es el color asociado generalmente al Islam.

Entrevista a Manolo Espaliú

Maghrib, Yazd (Irán), Manolo Espaliú

Últimamente tu trabajo se ha centrado mucho en el mundo árabe, ¿qué es lo que te gustaría transmitir sobre esta cultura que en occidente no se ve?

Más que el mundo árabe me interesa el mundo musulmán, especialmente Irán. En los últimos años se ha demonizado en exceso al Islam desde Occidente, haciendo tabula rasa, siendo un mundo demasiado amplio y heterogéneo como para hablar de el como un todo. Al igual que en el mundo cristiano o en Occidente, hay muchas diferencias y es injusto tratarlo como una única cosa, si sabemos que Bolivia no es lo mismo que Suecia ¿por qué empeñarnos en creer que Marruecos es igual que Irán? Mi interés no es otro que aprender, precisamente a partir de esta desinformación, generalmente interesada. Es cierto que en Irán hay cosas que no me gustan, del mismo modo que las hay en España o Alemania. Sin ir más lejos, llevo dos años trabajando en el Ashurá iraní que no tiene grandes diferencias con nuestra Semana Santa. Por otra parte, hay muchas cosas de estos países que me atraen y que parece que nosotros hemos olvidado en los últimos años. De hecho estoy pensando poder irme a vivir unos meses a Irán a profundizar sobre el tema, esperemos que pueda hacerlo. Insha’Allah.

Javier Vila ¿Sigue habiendo fotografía más allá de la captura digital o lo virtual ha colonizado la nueva objetividad y no hay otro documento que no sea la teatralidad y la simulación?

Es un tema interesante lo que planteas y a mi me viene punzando desde hace ya algún tiempo. En general soy poco amigo de modas, aunque creo que es muy interesante el juego que hacen determinados autores entre la realidad y la ficción. Como dice Cristina de Middel, hay una zona gris en la que temas reales parecen falsos y temas de ficción que parecen reales. De hecho, siento enormes reparos ante el concepto “fotografía documental”. Me parece pretencioso querer documentar algo mediante 15, 30 ó 60 fotografías, prefiero pensar que aprendo sobre un tema sin ánimo de documentar nada. El mundo tiene tantas caras y la realidad tantas capas que necesito preguntarme más que responder con mis fotografías sentando cátedra sobre nada.

Entrevista a Manolo Espaliú

El frente, El Jebha (Marruecos), Manolo Espaliú

A lo largo de tu trayectoria has trabajado en solitario y ahora junto a El Cíclope Mecánico estás llevando a cabo el proyecto El frente, ¿abordas tu trabajo de forma diferente en solitario y en colectivo o la forma de trabajar es igual y luego simplemente ponéis ideas en común?

Uff, tema delicado. El proyecto de Fotopres es algo que he venido realizando en los últimos 6 años, recopilando fotografías de la vida de El Jebha en los años 40 y 50, leyendo e investigando sobre el Protectorado y especialmente sobre la relación entre españoles y marroquíes a lo largo de la historia. Es muy, muy complicado cuando tienes algo en mente que se vea ejecutado de la manera en que te gustaría cuando hay 5 voces en lugar de una sola, y evidentemente en el colectivo todos somos iguales y tenemos nuestra opinión y a veces es difícil ponerse de acuerdo. De hecho creo que va a ser mi ultima experiencia en este sentido.

Habéis tenido a Chien-Chi Chang de tutor con la beca Fotopres, ¿cómo ha sido la experiencia?

No hemos podido aprovechar la experiencia de Chien-Chi como hubiéramos deseado porque hemos tenido bastantes problemas con las autoridades marroquíes, a pesar de que les hemos explicado una y otra vez, hasta la saciedad, que se trataba de un proyecto en positivo, amable y sin interés en hurgar en temas conflictivos, nos hemos visto muy defraudados con la excesiva burocracia, jerarquización y censura en Marruecos. En principio no nos dejaban fotografiar y mucho menos hacer video sin permiso del Centro Cinematográfico de Marruecos, cuando habíamos solicitado un permiso para tres meses nos dieron una única semana y, a pesar de contar con el apoyo de La Caixa y la Embajada en Rabat, nos indicaron que en todo momento deberíamos ir acompañados de un gendarme, a lo que nos negamos radicalmente. No podemos decir lo mismo con la gente del pueblo, que en todo momento han sido encantadores y nos traemos muchos amigos en el corazón que lo serán para siempre. No hay que olvidar que ellos son los primeros que sufren estas cacicadas. Así que para cuando hemos tenido reuniones con él, teníamos muy poco material propio, aunque nos ha ayudado mucho con ideas muy interesantes de cara al resultado final. Chien-Chi es un trabajador incansable y muy concienzudo.

Entrevista a Manolo Espaliú

42º, Manolo Espaliú

En plena fiebre del fotolibro… ¿No te animas?

Creo que como en todas las modas hay algo de exceso, aunque también creo que dejará de ser moda para quedarse definitivamente. Me resulta mucho más interesante y democrático que el modelo de las galerías. No se trata de publicar por publicar y el día que lo haga quiero estar muy seguro que lo que hago tiene más interés del que pueda tener yo personalmente por un tema y pueda interesar a alguien más que a mi y a mi madre.

¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?

Siempre tengo varias cosas a la vez medio comenzadas pero llevo un año y medio difícil por temas personales y no he podido centrarme ni viajar todo lo que necesito para poder llevarlos a cabo. En algunos casos son cosas que relacionan el paisaje con la historia (en especial Al Ándalus), en otros investigo en temas en los que tengo interés en conocer más, como lo que comentaba del Islam. Me interesa mucho el paisaje, bien en relación con la historia, bien como espacio con el cual y donde nos relacionamos los humanos y como lo transformamos, independientemente de que sea un paisaje urbano o más o menos virgen. En los próximos meses tengo que reinterpretar el viaje que hicieron algunos españoles por la antigua Persia, como el que hizo García de Silva y Figueroa a principios del S. XVII. Es difícil y ambicioso pero estoy poniendo las semillas para que cuaje.

Entrevista a Manolo Espaliú

Maghrib, Yazd (Irán), Manolo Espaliú

¿Crees que se puede vivir de la fotografía en España?

Difícilmente. Si cuesta a autores que llevan años en esto te puedes hacer una idea de lo que es para los que llevamos poco o estamos introduciéndonos en este mundo. Paradójicamente he recibido más propuestas del extranjero que nacionales. Estoy apartándome de la actividad que me ha dado de comer en los últimos 15 años y con lo que me he ganado la vida más que aceptablemente y estoy apostando por poder hacerlo con la fotografía. Tengo claro que ni de lejos voy a llegar al mismo nivel de ingresos, pero no todo en esta vida es el dinero y se puede vivir con menos si lo que haces te llena. Como aquí la cosa está como está, he decidido dar el paso y salir fuera. Espero poder decir en un tiempo que fue una decisión acertada.

Una fotografía que te haya marcado y dinos por qué.

Uff, que difícil, no podría quedarme con una. Hay cientos, miles. Te podría decir una de Gruyaert, Ray K. Metzker o de Trent Park, de Kennet Josephson o de Harry Callahan, de Eggleston, Misrach o Sternfeld. Cuando miro una fotografía, además del tema me interesa mucho la composición, que sea inteligente, que de juego a posibles interpretaciones o significados, el balance entre luces y sombras. Pero sobre todo me interesa el dialogo entre una fotografía y el espectador, que el significado no sea unívoco y que de pie a que pueda significar diferentes cosas para diferentes espectadores.

Entrevista a Manolo Espaliú

Nakhl, Manolo Espaliú

¿Qué influencias fotográficas tienes?

Creo que con la anterior pregunta se puede deducir que influencias tengo. Son dispares, pero me gusta mucho la fotografía americana, sin descartar otras, por supuesto. Y me gusta también conocer autores de lugares menos mediáticos como árabes o iraníes, donde hay una escena artística fabulosa.

¿Y no fotográficas?

Soy un tipo inquieto y no paro, me interesa mucho la historia, la arquitectura, la música, el paisaje. El viaje como objetivo en sí, por encima del deseo de llegar a un destino, como decía Kavafis.

La fotografía es… algo que llena pero que también da grandes dolores de cabeza.

Entrevista a Manolo Espaliú

Fábrica de pashmak, Yazd (Irán) Manolo Espaliú

Actualmente, se puede ver el trabajo de Manolo Espaliú en la escuela Blow Up de Córdoba donde estará expuesto hasta el 31 de mayo.

Jacques Henri Lartigue. Cómo llenar una estilográfica

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Siendo pintor, ¿cómo considera la fotografía?

Tengo dos pares de ojos: uno para pintar, otro para tomar fotografías. Hay poca relación entre ambos.

¿Piensa en las fotografías como documentos o como objetos artísticos?

Tomo fotografías con amor, así que trato de convertirlas en objetos artísticos. Pero las hago para mí, primero y ante todo, y eso es importante. Si al mismo tiempo son objetos artísticos, estoy conforme. De hecho, es lo que escribo en mi diario lo que más me interesa; escribo con amor, y trato de expresar las cosas lo mejor que puedo.

¿Ve usted el mundo con los mismos ojos de ternura con que lo miraba cuando era un niño?

Afortunadamente, aún soy un niño. Me parece que los seres humanos tienden a hundirse cada vez más cuando envejecen. Uno siempre debe procurar mantenerse infantil, alegre, feliz.

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¿Puede uno aprender a ser fotógrafo? ¿Cómo enseñaría usted la fotografía?

Primero hay que aprender cómo mirar, cómo amar. Lo mismo ocurre para pintar y para escribir.

¿Es necesario un ambiente especial?

En realidad, no lo creo. No creo tampoco que se aprenda a tener un entusiasmo nervioso. Eso sale de las tripas. No podría enseñar a nadie. Lo mismo sucede para escribir. Todo lo que se le puede enseñar a un escritor es cómo llenar su estilográfica y coger una hoja de papel…

¿Le hace feliz el papel de hombre de corazón ligero?

Tengo el corazón ligero y por eso soy feliz… ¡Y no al revés!

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Extractos de una entrevista de 1974 publicada en Diálogos con la fotografía.

Hazle una pregunta a Manolo Espaliú

Manolo Espaliú

42ºC, Sevilla, Manolo Espaliú

Manolo Espaliú llega a la fotografía a través de la arquitectura y sus influencias tocan numerosas disciplinas.  Con su trabajo 42ºC sobre el sofocante calor sevillano ganó el Premio Nuevo Talento de Fotografía Fnac en 2012. Y el año pasado ganó, junto al colectivo ‘El Cíclope Mecánico‘ al que pertenece, la beca FotoPres con el proyecto ‘El Frente’ que intenta ahondar en la relación con entre España y Marruecos.

Es además, coautor del blog ‘El Patio del Diablo‘ y fue colaborador en el programa de radio ‘El Fotómata‘ de radiópolis.

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El Jebha, 2012. Manolo Espaliú

Le vamos a hacer una entrevista y tenéis una semana para mandarle vuestras preguntas hasta el domingo 2 de febrero. Podéis dejarla aquí, en Facebook, Twitter o enviarlas por correo electrónico a sientateyobserva@gmail.com.

Entrevista a Gerardo Custance

Traces, La Derniere Carte, 2012

Traces, Spirale, 2012.

¿Cómo descubriste la fotografía? ¿Cuándo te diste cuenta que querías dedicarte a ella?

A los veinte años estaba en un momento de impasse en mi vida, no quería meterme en una carrera, ni empezar una vida empresarial, ni preparar oposiciones… no quería nada a largo plazo. Por aquel entonces, algunos amigos del instituto habían estudiado fotografía al cambiar a bachillerato artístico, de repente había cámaras en el grupo. Así que me apunté a un curso en la casa de la juventud del Ayuntamiento de Getafe, bueno, nos apuntamos todos juntos. El padre de un amigo me prestó su Yashica FX-3, cargamos película en blanco y negro y comencé a disparar… el primer rollo lo hice en el Retiro y en el Paseo de  Recoletos. Me sorprendí. Del primer carrete tengo fotos que aún me sorprenden. Ese fue mi primer contacto con la fotografía.

Más tarde hice un curso avanzado, también en el Ayuntamiento, después otros en escuelas privadas de Madrid, y así me fui picando hasta que llegó el momento en el que decidí ponerme a ello en serio. Una ex-alumna me recomendó la escuela de Terrasa si lo que quería era estudiar una carrera universitaria en fotografía. Estuve tres años allí y después conseguí una beca Erasmus para ir un cuarto año a Londres, a estudiar en otra Universidad con métodos diferentes.

Me imagino que en un principio utilizarías 35 mm. ¿Cuándo cambiaste al gran formato?

Disparaba en 35 mm, pero al llegar a la Universidad Politécnica comencé a interesarme más por el gran formato. Utilizábamos la cámara de placas en el estudio y me empezó a apetecer mucho llevarla a la arquitectura. En el primer año no teníamos trabajo de campo con cámara técnica, que se hacía en segundo, y el jefe de estudios no me la quería prestar fuera de las aulas, pero yo estaba encabezonado, fui a hablar con el director y al final lo conseguí. Así inicié mi primer proyecto en placas, en una calle del barrio chino de Barcelona, Carrer d’En Robador, fotografiándola los sábados y domingos por la mañana, cuando no había nadie. Es una calle de Barcelona donde siempre ha habido prostitutas. A mí me interesaba el ambiente solitario de la mañana, cuando todo el trajín había terminado. Fue así como empecé  a tomar un poco de manejo con la cámara. Más tarde me planteé con gran formato mi proyecto final de carrera, Drifting London y realmente fue allí, en Londres, donde acabé de familiarizarme con la cámara técnica.

Arbre perdu, Paris, 2011.

Arbre perdu, Paris, Spirale, 2011.

­­­Drifting London,  es un recorrido por una línea imaginaria que atraviesa la ciudad de Londres, inhabitada, de Sureste a Noroeste. Tuvo que ser muy difícil fotografiar Londres sin gente. ¿Cómo lo llevaste a cabo?

Una de mis intenciones era no fotografiar a ninguna persona en el cuadro de la imagen y al mismo tiempo no borrar a nadie con photoshop. Esto fue parte del ejercicio. Con la cámara de placas, una vez que cargas la película no estás viendo a través del cristal esmerilado. Estás viendo la realidad, te marcas un cuadro imaginario en el espacio que tienes delante, con tus esquinas, arriba, abajo… Podía estar esperando cuarenta minutos por una décima de segundo en la que no pasase nadie por este cuadro. Otras veces, fueron largas exposiciones, fotografías nocturnas que podían tener entre veinte y cincuenta minutos de exposición y, a no ser que alguien se quedase quieto en mi cuadro la mitad del tiempo de exposición, no salía ni la estela.

La fotografía que tomé en Regent Street fue la más difícil, en ella sale la única persona que aparece en todo el proyecto. Es una estela, una sombra en una parada de un autobús. Era el sexto domingo que iba a las siete de la mañana para ver si podía hacer la foto de aquel espacio sin un alma, y aunque sale una persona fue lo mejor que conseguí en casi dos meses, pensé que ya estaba bien. Y la sensación que yo buscaba se mantenía a pasar de aquella sombra… la sensación era lo que realmente me interesaba. Esa persona está escondida, fue como el pequeño detalle que en otras fotografías he ido buscando conscientemente. A pesar de no querer que en aquella imagen hubiese alguna persona, más tarde me di cuenta que su presencia era necesaria.

Regent Street, Drifting London, 2004.

Regent Street, Drifting London, 2004.

¿Hiciste muchas tomas hasta que conseguiste esta foto de Regent?

Cada mañana sólo disparaba una o dos veces. Ese es el juego, economizar al máximo en las tomas, me gusta seleccionar muy bien el momento en el que quiero hacer la foto. Si ya tienes decididas previamente muchas cuestiones, como el encuadre o la luz, montas el trípode sabiendo a qué hora vas para tener las sombras en una dirección u otra, entonces sólo tienes que esperar ese momento de magia en el que sucede algo imprevisto.

¿Podrías describir esos momentos de magia?

Hay un paisaje en Perímetro en el que aparece una plaza de toros, de esta fotografía tengo dos versiones: la primera con una luz muy plana en la que aparece una persona minúscula cargada con una mochila asomándose y viendo lo que yo estaba fotografiando, mirando a la plaza de toros. No me interesó demasiado; después tengo otra versión en la que no aparece nadie, que es la que al final publiqué en el libro. En esa toma hay una magnífica mezcla de luces que sólo ocurrió durante un instante: el momento en el que pasó un haz de luz a través de una nube. Ese haz de luz iluminó únicamente el centro de la plaza de toros con luz directa, el resto de la escena quedó iluminado con la luz tamizada por la nube. A eso me refiero cuando hablo de momentos mágicos. Y tienes que estar ahí si quieres fotografiarlos, esperando, observando. Acechando. A través del deseo que tienes de tomar la fotografía entras en una especie de comunicación con el entorno que te mantiene alerta, mucho más receptivo a las cosas que suceden a tu alrededor.

Atienza, Guadalajara, Perímetro 2007

Atienza, Guadalajara, Perímetro, 2007.

Para tu serie Perímetro marcaste un radio de 150 kilómetros alrededor de Madrid para tomar fotos. ¿Cómo encuentras las localizaciones que quieres fotografiar en un radio tan amplio?

Mis fotografías surgen, como hablamos antes, desde el deseo, a veces desde la intuición. Me gusta compararlo con la forma que tienen los murciélagos de orientarse, emitiendo ondas que rebotan contra los objetos y les dan la distancia. Tú vibras de alguna forma con tu idea y esto hace que tomes decisiones, que de repente elijas un camino y no otro. Llegas al final de ese camino y… ¡Zas! Ahí esta la foto. Te pasa una vez y piensas que es casualidad, pero cuando te pasa más veces comprendes que existe una capacidad de vibrar con tu trabajo, de encontrar tus fotografías a través de la intuición. Algo que transciende de lo puramente racional y que, en mi caso, tiene un origen muy ligado a lo emocional.

¿Cómo realizas la edición? ¿Cómo juegas con las imágenes a la hora de editar?  ¿Tienes más en cuenta cómo encajan visualmente unas con otras o es más cómo encajan conceptualmente?

Un poco mezcla de lo que has dicho. En la edición lo que me interesa es el ritmo de lectura. Visualmente suelo utilizar la persistencia retiniana para ayudarme a generar ese ritmo. Pero también me gustan los cortes, mezclar determinadas composiciones que cierran bloques, que ralentizan la lectura, y a continuación introducir otras que mentalmente te llevan en otra dirección, como si fuese otro capítulo… desde mi punto de vista, la edición es  la parte más divertida del proyecto. Bueno, todo es divertido, pero ver cómo se sostienen las cosas o cómo se caen, o cómo se ayudan las unas a las otras… Para mí es como cerrar el círculo.

Si no hubieras utilizado el gran formato ¿cómo crees que sería tu trabajo? ¿Sería parecido al que haces ahora pero en 35 mm o habrías hecho otro tipo de fotografía?

A día de hoy pienso que no podría proyectarme a mí mismo sin esta forma de trabajar tan pausada. Este ritmo al observar la realidad me lo ha dado, en gran parte, el uso del gran formato. Pero eso no quiere decir que la cámara haya marcado el tipo de fotografía que me gusta hacer.

A-2, Km.146, Soria, Perímetro, 2007.

A-2, Km.146, Soria, Perímetro, 2007.

Nos han comentado en las redes sociales que tu fotografía se parece bastante a Shore y Sternfeld. ¿Crees que es cierto?

Claramente han sido referentes en cuanto al tratamiento de la luz y el color. Cuando comencé mi proyecto en Londres, mi referente principal era Gabriele Basilico. Para mí su trabajo era una guía estética. Me compré casi todos sus libros y los absorbí. Cuando me planteé hacer paisaje en color y buscar ciertas resonancias de la ciudad en ese espacio que siempre hemos llamado el campo, también busqué referentes. Y sí, es verdad que en Perímetro hay un cierto regustillo a la fotografía norteamericana de aquellos primeros años del color, a Uncommon Places de Stephen Shore y a American Prospects de Joel Sternfeld… aunque también hay otras fotos en las que no se podría encajar a ninguno de ellos. La fotografía de la plaza de toros, por ejemplo.

El proyecto que actualmente estoy haciendo en París trabaja en esa dirección: el encuentro con mi propia identidad narrativa, mi forma de relacionarme con los espacios, de representar el paisaje. Este proyecto, Spirale, es más introspectivo y mucho más personal. Por supuesto está siendo más difícil, pero al mismo tiempo estoy más contento y mucho más seguro de los resultados. Es como mostrar una parte de mí sin tener dudas. Miro cada una de las fotografías y veo que de algún modo, en cada matiz y cada pequeño detalle me reflejo a mi mismo. Y creo que esta forma de relacionarme con mis fotografías es más interesante, es un paso adelante.

Spirale, ¿éste es el proyecto que estás desarrollando con la beca de Fotopres?.

Sí. Este mismo sábado tengo una reunión por Skype con Chien-Chi Chang, que es mi tutor y me está ayudando con este proyecto. Le envío cosas por dropbox, le planteo cuestiones, él me contesta, me hace otras preguntas… Es muy interesante. Esto es parte de la beca Fotopres. Nos han asignado un tutor de Magnum a cada uno. Aparte de la dotación económica y la exposición que comenzará a itinerar en 2015 por los centros de “La Caixa” este año se implementan dos cosas: una son los tutores, todos de Magnum, y otra es el seguimiento online de la evolución de cada proyecto. Puedes acceder a todos los contenidos de los becados en la web de Fotopres.

Adiós tiempo, Paris, 2011.

Adiós tiempo, Paris, Spirale, 2011.

A la hora de hacer fotos, ¿piensas que van a ser vistas? ¿Las harías igual si no fueran a ser expuestas?

Creo que lo que me lleva a hacer fotos es la necesidad de contar. Y cuando te propones contar, sea lo que sea, deseas que alguien te escuche. Aunque no lo haces para eso, sino porque tienes la necesidad de expresarte.

Has dado muchos talleres. Actualmente das clases en Madrid. ¿Hay algún error común que cometan los estudiantes de fotografía?

¿Un error?… No me interesan tanto los errores, prefiero tratar de sacar lo mejor a cada proyecto que me enseñan los alumnos. Yo, como estudiante, era poco autocrítico, sobre todo al principio, y más autocomplaciente de lo que se debe. Creo que para hacer un trabajo con cierta solidez hay que destilar muchísimo, hay que profundizar. Trabajar las ideas hasta un punto que a veces es un poco delirante. Como estudiantes, muchas veces nos conformamos con cosas que están bien, que funcionan y ya está. No intentamos darle una vuelta de tuerca más. Eso es lo que más cuesta aprender. Por muchas razones. Pero claro, hablar en genérico del error en el que caen todos los estudiantes… no lo sé. Cuando estás aprendiendo creo que es importante que te hagan ver tus errores a través de tus aciertos, por comparación. Que te comparen las cosas que haces bien con las que no haces bien para que tu mismo digas ‘esto no lo puedo hacer’. Es como un refuerzo positivo (risas), si estuviéramos hablando en términos de condicionamiento.

Una vez te oí comentar que tienes una relación muy especial con la fotografía. ¿Podrías definir cómo es esa relación?

La fotografía empezó siendo una cosa distinta a mi vida, separada. Un poco más adelante se convirtió en algo paralelo: según avanzaba en mi trayecto personal, la fotografía avanzaba conmigo. Más tarde, con más implicación, con mucha dedicación, estas dos líneas paralelas se fueron uniendo hasta convertirse en una sola. Hoy en día mi vida y la fotografía son inseparables.

Fête, Paris, Spirale, 2013.

Visita la web de Gerardo Custance

Gerardo Custance dará un taller en la escuela Lens el 11 y 12 de mayo. Aquí podéis encontrar toda la información.

Entrevista a Dayoung Kang

강다영 Dayoung Kang nace en 1984 en Hong-Sung, Corea del Sur. Es licenciada en fotografía por la Universidad de Chung-ang. Ha participado en diversas exposiciones en Europa (Finlandia, Alemania, Eslovaquia) y en Corea del Sur.

7

De la serie Condensed Memory

¿Puedes contarnos brevemente cómo fueron tus inicios en la fotografía?

Voy a saltarme esta pregunta. No me viene nada a la mente.

(Dos semanas más tarde)

Vale, he estado pensando sobre mi pasado durante las últimas dos semanas. Todavía no estoy muy segura, pero ahora mismo tengo un amante. Existe la posibilidad de que empezara a hacer fotografías para conocer a esta persona. Es algo tan romántico. En realidad siempre he sido una romántica.

En tu serie Swallow reflexionas sobre la identidad y el anonimato. ¿Por qué no muestras los rostros de la gente en tus fotografías?

Creo que hay muchas maneras de definir el modo en el que fotografié Swallow. Simplemente lo hice porque quería. Fotográficamente, prefiero la tranquilidad, y mostrar los rostros en las fotografías puede resultar un poco chillón. El hecho de cubrir los rostros me tranquilizaba y me permitía contar más historias. Soy una de esas personas que encuentran la posibilidad de contar historias a partir de lo invisible.

Swallow

De la serie Swallow

Las fotografías de Swallow parecen haber sido impresas sobre tela o hechas con un transfer de Polaroid. El resultado me parece interesante. ¿Podrías explicarnos cómo has logrado ese efecto en el post-procesado?

Me temo que he tenido intentos fallidos para poder hacer un transfer de la emulsión a Polaroid o tela. Las fotografías las retoqué digitalmente después de escanear papel tradicional coreano. Me atraían la textura y la tonalidad de este papel. Se podría conseguir un efecto parecido escaneando cualquier otro tipo de papel de textura similar o antiguo.

En tu obra Condensed memory, hay algo enigmático, algo de imprevisible dentro de lo cotidiano. ¿Qué es lo que te inspiró a la hora de fotografiar estas imágenes?

Me estoy centrando en el concepto de límite, concibiéndolo como algo ambiguo e inquieto. En ocasiones siento una presión procedente de un tipo de relación o inquietud que no podría definir correctamente. En realidad, creo que lo más adecuado sería esconderme o huir, pero todo el mundo guarda cosas de las que no quiere hablar, o tiene recuerdos en los que intenta no pensar. Eso mismo me pasa a mí. Trabajo con el concepto de “inquietud”. Por más que el tiempo pase, mis recuerdos afloran y provocan esa inquietud.

Mi acto fotográfico comenzó a raíz de esos recuerdos. El mundo que veo ante mis ojos no es ningún espejo de la realidad, sino un espejo de la inquietud que tengo dentro de mí. Y lo que quiero hacer es reflejar todo ese espejo mediante fotografías. Probablemente mis pensamientos sean imposibles de comunicar porque se tratan de algo íntimo pero, aún así, trabajo en la prolongación de mis recuerdos pasados y espero hallar la respuesta a esa inquietud.

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Díptico de la serie Condensed Memory

Durante 2009 y 2011 participaste en varias muestras en países europeos. ¿Cómo fue la experiencia?

Gracias al profesor alemán Walter Bergmoser, tuve la oportunidad de exponer en Europa con mis colegas Coreanos, algo que supuso una experiencia increíble. Me pareció que las galerías europeas eran mucho más abiertas hacia los visitantes. No estaba familiarizada con eso de contestar preguntas de personas con edades y culturas diferentes a la mía, pero fue muy estimulante.

¿Tienes algún fotógrafo de referencia?

Mis referentes en fotografía son todas aquellas personas que he conocido hasta ahora. En realidad, hasta hace poco, mi mayor referente ha sido este conjunto de piedras apiladas en un charco (ver foto más abajo).

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De la serie Condensed Memory

¿Qué opinas de la fotografía asiática actual?

Creo que la fotografía asiática es muy progresista, singular y original. Apenas acabo de empezar en esto —llevo menos de 10 años fotografiando— así que no me resulta fácil seguir el flujo de la fotografía asiática, pero muchos artistas asiáticos son unos adelantados a nivel global y están en el punto de mira. Esto demuestra la singularidad de la fotografía asiática actual.

¿Estás trabajando en algún proyecto actualmente? Si es así, ¿podrías adelantarnos algo?

Ahora mismo estoy trabajando en dos proyectos: Acne (a bud) y Travel alcohol (a way to travel).

Me salió acné en el momento en el que empecé a amar. Algo brotó dentro de mi junto con el acné. Me encanta el hecho de que algo salga a borbotones con ansia incontrolable. A través de este trabajo, quiero contener algo que brota, tenga la forma que tenga.

Travel alcohol (a way to travel) es la historia de alguien —tú y yo— al que le gusta viajar y beber. Tengo pensado publicar una pequeña cantidad de fotografías tomadas mientras viajaba con bebidas.

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De la serie A bud

Original en inglés

Eugene Smith, ‘Yo no escribí las reglas, ¿por qué iba a seguirlas?’

Smith W Eugeune Dr Ceriani Going from House to Hospital Country Doctor 1948 C The Heirs of W Eugene Smith courtesy Black Star

La Sociedad Americana de fotógrafos de Media ha descubierto recientemente una entrevista que el retratista Phillippe Halsmann hace a Eugene Smith, parece ser que tuvo lugar en Nueva York en 1956, pero no se está seguro de la fecha.

Para esta fecha ya había publicado en Life Country Doctor, Spanish Village y Nurse Midwife. En 1955 dejó Life y pasó a la Agencia Magnum.

Éste es un extracto de esta entrevista:

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Velatorio de Juan Larra, Deleitosa, 1951

Recuerdo una de tus fotografías en particular, en un velatorio en España  la gente mirando a la cara del hombre muerto, ¿cuántas exposiciones tomaste?

Dos, y una para encender. No queria molestar.

(Piero) Saporiti, el corresponsal de Time-Life en España me dijo una vez que habías usado lámparas de petróleo…

Saporiti tiene una memoria maravillosa, ¡muy imaginativa! Éste es el tipo de la luz que pude conseguir. Use un sólo flash en lugar de una vela.

La gente estaba muy apenada y pusiste la luz del flash en sus ojos interrumpiendo su dolor. ¿Cómo justificaste esta intromisión?

Creo que no hubiera podido hacer esto sino hubiera estado enfermo el día anterior. Habia estado con dolor de estómago en un campo y vino un desconocido y me ofreció beber vino. No me apetecía pero por no ser descortes a tal amabilidad, acepté. Y al día siguiente, por casualidad, se acercó a mí con prisas y me dijo: «Por favor, mi padre acaba de morir y debemos de enterrarlo, ¿podría llevarme al lugar donde tengo que rellenar todos los papeles?» Fuí con él a su casa, yo estaba muy conmocionado por el dolor y la belleza compasionada del velatorio, cuando vi que venia hacía la puerta me acerque a él y le dije: «Por favor, señor, no quiero deshonrarle en estos momentos, pero ¿podría hacer fotografías?» y me respondió: «Sería un honor».

Eugene Smith

No creo que tomar una fotografia por el valor de la fotografía en sí misma esté justificado, solamente cuando consideras que es el objetivo. Por ejemplo, fotografié una mujer dando a luz para una historia de comadronas. Pero hay por lo menos dos vacios de magnificas fotografias en mi obra. Una es en Filipinas, una mujer que tenia problemas con el parto en un pueblo que habia sido destrozado por nuestros bombardeos. La mujer estaba dando a luz y mi único pensamiento en aquel momento era ayudarla. Si hubiera habido allí otra persona tan competente como era yo entonces para ayudarla habría tomado la fotografia.  Pero, quedarme quieto ante una cirscustancia así… ¡No hay una maldita fotografía tan valiosa!

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Recuerdo una foto de una mujer española arrojando agua en la calle. ¿Fue una puesta en escena?

No hubiese dudado en pedirle que tirase el agua. No me importa montar una escena si creo que va a intensificar algo que es totalmente auténtico del lugar.

Cartier-Bresson nunca pregunta esto. ¿Por qué romper una regla básica de la fotografía?

Yo no escribí las reglas, ¿por qué iba a seguirlas? Dedico mucho tiempo e investigacion en saber lo que quiero tratar. Pregunto y lo arreglo cuando siento que es legítimo. La honestidad reacae en mi capacidad, como fotógrafo,  para comprender.

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Extraído de una entrada del blog del New York Times Lens

Entrevista a Yoshihiko Ueda

Yoshihiko Ueda nació en Hyogo (Japón) en 1957. A pesar de ser conocido mayoritariamente en su país por su fotografías publicitarias, tiene también una obra personal muy extensa y original. Ha publicado 28 series fotográficas y ha recibido numerosos premios como el Tokyo Art Directors Club Grand Prix, el New York Art Directors Club Photography Award and el Cannes Lions International Advertising Festival Silver Prize for Graphic Design. Su portfolio merece una visita.

Yoshihiko

De su trabajo publicitario en 1992

Tienes un portfolio muy variado y extenso. En él podemos encontrar retratos de celebridades, fotografías familiares e íntimas y reportajes publicitarios. ¿Cómo es compaginar la fotografía publicitaria con tus proyectos artísticos? ¿Te estás centrando más en alguna de las dos actualmente?

Quizá suene un poco raro pero para mi todo forma parte de un único hilo en mi práctica fotográfica. Ahora mismo mi trabajo está centrado en las fotografías pertenecientes a mi proyecto personal Materia. Comencé fotografiando bosques, y he seguido con ríos y con el mar, la forma del proyecto ha ido cambiando constantemente a lo largo del mismo.

Alguna vez has mencionado la gran influencia que ejerció sobre ti la obra de Robert Mapplethorpe. ¿Podrías contarnos cómo fue la experiencia de retratarlo?

Eso fue hace mucho tiempo. Creo que sucedió cuando yo tenía veintitantos. Por aquella época la obra de muchos fotógrafos estaba influenciada de alguna manera por Robert Mapplethorpe, tan fuerte fue su influencia como fotógrafo. Pero ahora estoy en la cincuentena y si tengo que decir si sigue teniendo influencia sobre mi obra fotográfica, la respuesta es no.

Creo que lo retraté hace 27 años. Estaba entusiasmado. Él estaba ahí parado, tranquilamente, frente a mi cámara, sus ojos claros mirando directamente a la lente; parece como si fuera ayer.

robert mapplethorpe

Retrato de Robert Mapplethorpe, 1986 

Dentro de tu obra podemos encontrar dos proyectos basados en bosques: Quinault (1990-1991) y Materia (2012), ambos separados por una década. “Creo que fotografié el bosque como una «fuerza», una «energía», algo completamente diferente a fotografiar un escenario». Esta afirmación tuya respecto a lo que sentiste fotografiando Quinault, ¿podría aplicarse también a tu proyecto Materia?

Pretendo continuar con el proyecto Materia, que empezó hace 20 años con Quinault, fotografiando el bosque como algo viviente. La palabra materia viene del latín y se refiere a la energía de la cual nace la vida. Empecé fotografiando bosques y he continuado con ríos y durante este año, con el mar. Pero la esencia no ha cambiado: una búsqueda para descubrir y expresar la fuerza de la vida a través de la fotografía.

QuinaultDe la serie Quinault

Después de leer tus declaraciones sobre proyectos como Amagatsu o Quinault, me da la sensación de que muchas de estas series vinieron a ti por una fuerza inexplicable, como si estuvieses destinado a hacerlo. Pocos fotógrafos consiguen esa unión espiritual con los sujetos de sus proyectos. ¿Podrías hablarnos un poco sobre de qué manera te influyen todas estas sensaciones a la hora de fotografiar?

En general, creo que se trata de gozo. Y ese gozo surge de la capacidad de estar frente al mundo y abrir el corazón y la mente a sentimientos como el miedo y la felicidad; sentimientos a los que la gente se expone cuando entran en contacto con el flujo invariable e intacto de ese origen, esa belleza y sublimidad que no pueden expresarse mediante palabras.

Materia

De la serie Materia

A nivel individual ha habido dos o tres muestras tuyas en Europa y América, ¿verdad? ¿Por qué crees que tu obra personal no es excesivamente conocida fuera de Japón?

Sí, es verdad.

No sé porqué motivo mi obra no es muy conocida en el extranjero. Quizás uno de los motivos es que no tengo ningún socio que promocione mi obra a nivel internacional. Y tampoco he dedicado mucho esfuerzo a favor de que mi obra sea vista en el extranjero.

¿Qué opinas de la fotografía asiática actual?

No suelo prestar mucha atención al trabajo de otros fotógrafos, así que no sé mucho sobre fotografía contemporánea en Asia.

¿Podrías adelantarnos algo de tu próximo proyecto?

Como he dicho antes, sigo haciendo fotografías para la serie Materia. Y estoy preparando Materia River y Materia Sea para su inminente exposición esta primavera en Tokyo.

Shimae

De la serie Shimae

Puedes leer la entrevista original en inglés aquí.

Entrevista a Ken Kitano

Ken Kitano es un fotógrafo japonés nacido en Tokyo en 1968. Sus fotografías se caracterizan por ser el resultado de múltiples exposiciones. Esto es lo que dice Ken sobre la fotografía:

Me interesa el potencial que tiene la fotografía para hacer que las personas experimenten otros mundos (lejanos a su realidad). Cómo, por ejemplo, al ver fotos antiguas podemos situarnos inmediatamente en la escena. Si la fotografía puede contribuir un poco más a que los humanos tengamos ese sentimiento solidario de «estar ahí» -lo que yo llamo «empatía espontánea» hacia otros y hacia el mundo-, es una buena razón para su existencia […]

34 personas atendiendo al oficio religioso en la mezquita de Dhaka, Bangladesh, 2009.

Retrato de 34 personas atendiendo al oficio religioso en la mezquita de Dhaka, Bangladesh, 2008.

¿En qué momento decides fotografiar?

Cuando estaba en el instituto; tenía 14 o 15 años. Mi hermano me recomendó comprar una cámara, pero yo no estaba interesado en las cámaras, simplemente me interesaba la fotografía. Después, comencé a ir a la biblioteca, donde encontré libros muy buenos de algunos fotógrafos importantes como: Ikko Narahara, Eiko Hosoe, Daido Moriyama, Ken Domon, Berenice Abbott, Duane Michals, … Ahí fue cuando decidí coger una cámara y fotografiar.

Poca gente habla de tu proyecto México. En los años 90 viajas allí y fotografías las pinturas murales de algunos de los máximos exponentes del muralismo mexicano como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. ¿Por qué éstas fotografías de murales?

Me fui a fotografiar los murales porque siempre habían sido un referente para mí. Mi trabajo está muy influenciado por la pintura mural mexicana de los años 20: Diego Rivera, Jose Clemente Orozco, … Ellos reflejaban el paso de muchísima gente en una sola imagen. Yo hago lo mismo.

En City Flow and Fusion la multitud se convierte en un rastro de luz, cada individuo pierde un poco su identidad y acaba disolviéndose en el todo. En Our Face, superpones negativos formando una imagen única en la que el individuo resultante es la suma de muchos. ¿Crees que en el mundo actual es difícil que cada individuo conserve su singularidad?

Para mí es más importante presentar el «todo» que hay en nosotros que mostrar las diferencias entre individuos. Mi objetivo no es mostrar la singularidad de cada individuo sino descubrir el valor de la existencia como un todo. 

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De la serie México, depuradora del río Lerma, Ciudad de México. Diego Rivera.

¿Puedes contarnos un poco cómo es tu trabajo en el laboratorio?

El trabajo en el laboratorio es muy minucioso, no puedes permitirte ningún error. El proceso de producción de Our Face fue muy largo, implicaba proyectar negativos sobre papel, uno a uno.

En mi estudio de Tokyo, sólo puedo trabajar con papel fotográfico de 27 x 35 cm. Pero en 2009 el director del Three Shadows Photography Art Centre en Beijing me ofreció su ayuda para producir Our Face. Es uno de los pocos centros en el mundo equipados para la producción desde negativo a gran formato. Los formatos de impresión resultantes fueron de 142 x 178 cm.

Por la mañana hacía pruebas de todos los negativos en papeles pequeños, probaba diferentes tiempos y contrastes y hacía algunas proyecciones contra la pared. Después de comer hacía la copia definitiva. Pegaba el papel fotográfico a una especie de caballete de aluminio, lo cubría con una cortina blackout y después proyectaba el negativo sobre él. Después, con la ayuda de otras tres personas, ajustábamos el caballete y la ampliadora hasta que coincidieran con nuestras marcas. Una vez que lo teníamos todo colocado, quitábamos la cortina blackout y proyectábamos el negativo. Después volvíamos a cubrirlo con la cortina, y así una y otra vez, en la oscuridad. Al principio tuvimos algunos fallos, pero durante la segunda semana de producción ya teníamos el retrato de la geisha acabado.

Sigues trabajando en analógico a pesar de que cada vez más fotógrafos optan por el digital. ¿Cómo crees que serían tus resultados fotográficos si trabajaras en digital?

Llevo fotografiando desde los años 80 así que estoy muy acostumbrado a trabajar con las sales de plata. Prefiero trabajar en analógico a depender de los ordenadores. Sin embargo, pienso que la tecnología digital tiene posibilidades. En un futuro, intentaré hacer algún proyecto en digital, ¡veremos cómo queda! 

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De la serie City Flow and Fusion. Tokyo, 1990.

Our face es un proyecto abierto, en constante expansión; ¿cuándo tienes pensado empezar con los otros continentes?

Ya he terminado de fotografiar en Asia. Ahora estoy preparando el libro Our face: Asia, que lo publicará en Japón la editorial Seigensha Co. en marzo. Este año voy a empezar a hacer las fotografías de Norteamérica. Después iré a Sudamérica y América central, y acabaré en Europa y África. Algún día espero tener material suficiente que nos permita visualizar la forma en la que todos estamos relacionados en este mundo.

¿Tienes algún fotógrafo de referencia?

Tengo mucho respeto por Ikko Narahara, un antiguo fotógrafo japonés de la misma generación que la artista Tomoko Sawada. Ella también hace retratos. También me gusta mucho Hiroshi Yamazaki, cuyas obras también tratan del tiempo y el espacio.

¿Qué piensas de la fotografía asiática actual?

Creo que el panorama fotográfico asiático actual es muy activo. He formado parte de algunas exposiciones en India, Hong Kong y la mayor parte de China, y en todas ellas he tenido respuestas muy activas y favorables.

En Japón siempre ha habido mucha actividad y muchos movimientos fotográficos, mientras que otras partes de Asia que antes estaban «dormidas» han experimentado un gran desarrollo de la fotografía en los últimos 10 años. Tengo curiosidad por ver a dónde nos llevarán todos estos avances.

Retrato de 30 geikos y maikos bailando el Special Kyo Dance, Kyoto, 2003.

Retrato de 30 geikos y maikos bailando el Special Kyo Dance, Kyoto, 2003.

Entrevista a Guan Zitian

管子天 Guan Zitian nació en 1978 en una aldea en el norte de China. En la actualidad trabaja en Beijing como director de documentales y fotógrafo freelance. Algunas de las pocas palabras suyas que podemos encontrar en la red, pertenecen a su declaración de artista:

Purposeless.
Not for fortune nor for fame.
Shooting no beggars.
Shooting no handicapped.
Shooting no reluctant subjects.
Neither recording misfortune of life, nor violating the privacy of others.
Only reveling in an affection to nature and the sensations of life.

(Ni para la fortuna ni para la fama. / No fotografío mendigos. / No fotografío discapacitados. / No fotografío temas llamativos. / No para registrar las desgracias de la vida o violar la privacidad de otros. / Sólo para complacerme en el cariño por la naturaleza y las sensaciones de la vida.)

No hay mucha información sobre ti en internet. ¿Puedes contarnos brevemente cómo fueron tus inicios en la fotografía? ¿Te formaste como fotógrafo o eres autodidacta?

Creo que el hecho de fotografiar es algo muy personal. Normalmente suelo rechazar casi todas las invitaciones que me envían a eventos y concursos fotográficos.

Era mal estudiante y nunca fui a la universidad. Creo que la fotografía no tiene porqué estudiarse, pero sí requiere de alguien sensible y anhelante.

Quería sacar fotos porque deseaba tener una cámara. Para mi familia era un lujo tener una, así que durante mi infancia solo pude hacer un par de fotos. Más tarde compré una cámara compacta digital, con la que empecé a hacer fotos diariamente de la gente de mi alrededor. Con el tiempo, todo el mundo comenzó a decirme que era bueno en eso de hacer fotos. Por aquella época yo ni siquiera sabía lo que era una cámara profesional.

Shooting no beggars. Shooting no handicapped. Shooting no reluctant subjects. Neither recording misfortune of life, nor violating the privacy of others.” Éstas son algunas de las palabras que podemos leer en tu declaración de artista. ¿Por qué decides no retratar esa parte no tan “bonita” de la vida?

Personalmente, no quiero forzarme a mi mismo ni quiero forzar a otros.

En lo profundo de mi ser, admiro los ambientes melancólicos y desesperados, que no tienen porqué relacionarse necesariamente con la gente pobre. A pesar de ello, prefiero expresarme de forma velada. Respeto a las personas y sus sentimientos. La gente forma parte de mi trabajo, no quiero que mis fotografías supongan otro sufrimiento más añadido.

En tu obra abundan los retratos de niños en un entorno rural. ¿Qué hay de ti en estas fotografías?

Una vez decidí volver a mi aldea natal. Me desilusionó el hecho de ver cambios significativos. Cada vez había menos niños, y por tanto, menos vitalidad. Desde ese momento decidí volver para hacer fotos a los niños. En realidad lo que estaba haciendo era fotografiar mi propia infancia, mi nostalgia de aquella época. Aunque sé que ya pasó, todavía me cuesta dejarlo ir y pasar página.

¿Te has encontrado con problemas a la hora de fotografiar a ciertas personas, los niños, por ejemplo?

Lo más difícil sin lugar a dudas es mi pereza y mi procrastinación. Lo demás no es ningún problema. Hay demasiadas cosas que distraen mi atención.

En tu vertiente paisajística nos muestras grandes extensiones de terreno desnudo, la mayoría de las veces de entornos rurales. ¿Te interesa más mostrar esta China que la de las grandes ciudades?

Quizá es porque me gusta la sensación de libertad que da la extensión de un horizonte ilimitado. Sin embargo, cuando estoy en situación, siento que cada vez estamos más perdidos, solos, desesperados e ignorantes.

La verdad es que el ritmo de la construcción en China se ha disparado, pero para mi sigue siendo algo fallido. Los cambios temporales inesperados que están asimilando las ciudades chinas están provocando que pierdan su identidad. De hecho, una vez intenté hacer un resumen grabado para explorar este tema, pero no soy muy fan de sumergirme en la ciudad. No quise forzarme a meterme en eso.

¿Cómo compaginas el vídeo y la fotografía? ¿Hay algún medio que te guste más que otro? 

Soy director y así es como me gano la vida. Es algo que tengo que hacer, me guste o no. Pero la fotografía es otra historia, es lo que amo realmente. Por eso hago fotos sólamente de lo que me gusta (nunca para satisfacer mi reputación o mi propio beneficio).

¿Tienes algún fotógrafo de referencia?

No conozco muchos fotógrafos, y tampoco soy muy entusiasta de ver trabajos de grandes autores. Mis grandes influencias son la poesía, la literatura y el budismo.

Creo que la reflexión sobre la realidad y la vida es mi mejor mentora.

¿Qué opinas de la fotografía asiática actual? 

Tengo un conocimiento muy limitado de los círculos fotográficos. Sin embargo, he visto algunos trabajos de fotógrafos contemporáneos en Internet. Muchos de ellos están limitados por la fotografía en sí misma, en lugar de utilizarla como una herramienta para pensar.

Para mi hay dos niveles de fotografía. El primero supone simplemente un festín para la vista, y el segundo se sumerge en tu corazón.

Todas las técnicas se vuelven lamentables y triviales con el tiempo.

El tiempo filtrará todo y hará que se quede lo clásico.

Puedes leer la entrevista original en inglés aquí.