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Entrevista a Adrián Dominguez.

¡Aquí tenemos nuestra segunda entrevista! En este caso habéis mandado menos preguntas que a la anterior, pero como se la hice en persona me ha salido un poco más larga de lo que esperaba (es lo que tiene el directo). Además, he incluido al final las preguntas que contestó en la anterior entrada para que estén todas juntitas.  Lo dicho, espero que la disfrutéis.

Autorretrato, 2002.

¿Por qué haces fotos?

(Risas) Qué difícil… Porque me gusta.

¿Pero qué quieres? ¿Qué es lo que intentas con la fotografía?

No pretendo nada. Yo empecé a hacer fotos porque disfrutaba con el hecho de hacerlas. He estado muchos años sin que mis negativos viesen el papel…

¿No los positivabas?

Sí, pero no todo.

¿Sólo la hoja de contactos?

A veces ni siquiera eso. Me di cuenta de que con lo que disfrutaba era con el hecho de hacer fotos. No tenía la necesidad de verlas, aunque también aprendes a sacarle satisfacción a eso.

¿Un documento de lo que vives?

Sí, tiene una parte documental pero también tiene una parte autobiográfica porque al final esas imágenes están impregnadas de tus sensaciones, tus gustos, etc. Pero podría decir que sí, me considero “reportero”, hago fotografía documental.

He visto que en tu web tienes muchísimos retratos, te iba a preguntar si te considerabas esencialmente retratista…

En principio no me considero nada. Pero voy aprendiendo que a la hora de mostrarte hay que hacer las cosas conscientemente. A la gente le tienes que dar las cosas muy simplificadas, muy claras. En la primera época hacía más paisajes, luego me fui fijando en la figura humana.

¿Cómo surgió el viaje de China? ¿Fue un viaje que hiciste por placer o fuiste especialmente a hacer fotos?

Son dos cosas que se mezclan porque me gusta tanto viajar como hacer fotos. Surgió por casualidad, nunca había estado en Asia y me apetecía, un amigo se fue a trabajar a Shanghai y una vez que se estableció, fui a visitarlo. Así podía involucrarme más en la forma de vida de allí y no como mero turista.

¿Hablas chino o ibas con un intérprete?

Ni hablo chino ni iba con intérprete. (Risas)

¿Y cómo lo hacías a la hora de acercarte a la gente para fotografiarla?

Cuando fotografío la comunicación no es verbal.

¿La gente de allí se deja fotografiar fácilmente?

Por lo general sí. Siempre te encuentras gente que se incomoda y que no quiere, como en cualquier lado. Pero en ese sentido, estaban acostumbrados a la cámara, no le tienen miedo. A pesar de ser una cultura muy profunda de sabiduría, filosofía y mística, no le tienen ningún prejuicio a la cámara, como que roba el alma y esas cosas.

En el trabajo de los intocables, tienes fotos de los más grandes de la fotografía de este país. ¿Los conoces, son colegas o te pones en contacto con ellos para hacerles el retrato?

No, no los conozco. Ninguno es de mi generación. Les estoy conociendo a raíz de este trabajo. Con algunos tengo más afinidad y me los he encontrado otras veces y con otros sé que no nos volveremos a ver en la vida.

Es un trabajo que me planteé yo. Lo hago sin prisa pero sin pausa. Los intocables puede abarcar a más gente que no sean Premios Nacionales pero ésa fue la idea original. Hay 17, ayer se lo dieron a José Manuel Ballester, y de ellos 2 han muerto, hasta la fecha llevo 8…

¿Quién es tu intocable favorito?

Nunca he sido fanático de nadie. Y desde el principio quería tener las menos influencias posibles. No compraba libros de fotos o si iba a exposiciones (que eran contadas) no me quedaba demasiado. Me quedaba sólo con la primera impresión. Con el tiempo, a medida que iba conociéndome como autor, sí me iba reconociendo en ciertos autores con los que tenía afinidad.

Un tío que me encanta y con quien aluciné cuando lo vi fue Luís Baylón. Alix es un autor que me gusta. Lo considero uno de los que más envidio porque ha conseguido trasladar su interior a sus fotografías, es su mundo… (lo reconoces enseguida) y es una sensación que no me dan muchos fotógrafos. Ramón Masats también me gusta mucho. Aunque yo creo que si me parezco a alguien es a Luis Baylón.

Masats decía que la literatura influía muchísimo en la forma de mirar. En que se nota mucho en una fotografía si su autor lee o no. ¿Qué piensas de eso?

La fotografía la puedes ver como un don o una pasión. En la fotografía te desprendes un poco de todo para ser tú mismo. De hecho si metes a cinco fotógrafos en esta habitación cada uno puede sacar mil fotos diferentes y ahí está lo interesante.

¿Entonces crees que la literatura puede influir en tu forma de mirar algo?

Creo que puede influir en la estética, en cómo la configures. Por la información, los detalles, las metáforas,..

¿Estás más interesado en la carga estética de una fotografía o en la historia que cuenta?

Lo que yo siento por una foto que yo he hecho, es muy difícil que se acerque a lo que puedas sentir tú porque yo tengo mucha más información. Cuando hice esa foto, estaba allí con todos mis sentidos. Sabía lo que pasaba alrededor, cómo olía, qué colores había, qué ruidos, cómo me sentía, qué pasó antes, después… Tengo una información de la que el espectador carece cuando ve esa misma fotografía. Hay que aprender a mirarse desde fuera para encontrar esa armonía.

También es verdad que en la fotografía callejera, la técnica pasa a un segundo plano porque no puedes mover el Sol o cambiar a las personas de sitio, ni el gesto,… Así que depende de la situación, hay momentos en los que las condiciones lumínicas no son favorables pero el momento te parece increíble…

¿Una imagen vale más que mil palabras?

Y una imagen puede definirse con más de mil palabras.

¿Hay alguna foto que te hubiese gustado hacer y no pudiste?

Claro que sí, muchísimas. Pero de eso también aprendes. Si vas por ese camino dejarías de hacer fotos (te frustrarías). No puedes fotografiarlo todo. Al principio, me castigaba un poco por no ser lo suficientemente rápido… Pero hay que calmarse. El mundo está lleno de fotos e incluso ahora podría estar haciendo la foto de mi vida pero al final se trata de disfrutar cada cosa en su momento.

Para mí, la fotografía personal me tiene que apetecer. Muchas veces me fuerzo pero cuando realmente salen cosas es cuando no las piensas demasiado y las haces porque te apetece. Además también depende mucho tu estado de ánimo a cómo veas las cosas: hoy esto te puede parecer horroroso y mañana alucinante.

¿Qué fotos te quedan por hacer? ¿Qué te gustaría fotografiar?

El mundo. Me gusta viajar y hacer fotos, así que eso sería mi sueño. Pero ninguna en concreto.

Vuestras preguntas:

Paloma López: Me gustaría preguntarle ¿en qué se fija y qué le llama la atención de un determinado personaje a la hora de fotografiarle, está claro en muchas de sus fotos que no es la belleza física, es algo intuitivo, algo que le provoca algún sentimiento personal?

Como bien dices son personas que me llaman la atención por su aspecto o carisma… Y más que ideales convencionales de belleza me rijo por inquietudes personales en cuanto a lo que reconozco, lo que me atrae o lo que no entiendo…

Elías: Quisiera aprovechar, para que nos hablara un poco de su técnica, y su forma de cazar a la gente.

Me considero autodidacta aunque no por ello he dejado de enriquecerme del saber de otras personas. En cuanto a la técnica me gustaría citar a dos colegas: José Latova, con el que trabajé varios años en el campo de la arquitectura y las colecciones de arte. Con él aprendí la precisión en la medición de la luz (y saber esperarla), la temperatura de color, leyes ópticas, iluminación… Y José Frisuelos que además de mimar mis originales me ha enseñado algún truquillo en el procesado de blanco y negro…

“Siempre se dice que un fotógrafo es un cazador de imágenes; esa es una imagen adulona, un poder viril adquirido. En realidad ¡somos pescadores con anzuelos y cordeles!” Robert Doisneau.

Pepe Saura: Puesto que, según afirmas, el ciclo se cierra al enseñar las fotos ¿No piensas que Internet es un sitio como otro cualquiera para exponer las fotos en las mejores condiciones?

Has tocado un tema interesante…
Creo que internet es una gran plataforma para presentar tus trabajos, aunque desde mi punto de vista hay que tener cuidado, porque las nuevas tecnologías nos incitan a valorar las cosas sin verlas como son realmente… Las fotografías hay que tocarlas, sentirlas, olerlas…

Para acabar unas cuántas rápidas:

Una foto: Una foto de mi madre.

Un fotógrafo: Baylón.

Un consejo: Amor y paciencia. Quien quiera hacer fotos que se fije en si le gusta y lo disfruta, que se dedique profesionalmente a ello o no es lo menos importante.

Una meta: A veces sueño con vivir de mi obra personal. Pero me suelo marcar metas a corto plazo.

Una cámara: No soy muy fetichista en ese sentido. Tengo varias cámaras. Te podría decir la primera por ser la primera, pero era malísima…. Si te tengo que decir una te diría esta misma que tengo ahora. ¿Por qué? Porque es la que tengo ahora (risas) No descartaría ninguna. Me quedaría con todas.

Muchas gracias.

Gracias a ti.

Su web.

Entrevista a Adrián Dominguez

Autorretrato, 2002.

¿Por qué haces fotos?

Qué difícil… Porque me gusta.

¿Pero qué quieres? ¿Qué es lo que intentas con la fotografía?

No pretendo nada. Yo empecé a hacer fotos porque disfrutaba con el hecho de hacerlas. He estado muchos años sin que mis negativos viesen el papel…

¿No los positivabas?

Sí, pero no todo.

¿Sólo la hoja de contactos?

A veces ni siquiera eso. Me di cuenta de que con lo que disfrutaba era con el hecho de hacer fotos. No tenía la necesidad de verlas, aunque también aprendes a sacarle satisfacción a eso.

¿Un documento de lo que vives?

Sí, tiene una parte documental pero también tiene una parte autobiográfica porque al final esas imágenes están impregnadas de tus sensaciones, tus gustos, etc. Pero podría decir que sí, me considero “reportero”, hago fotografía documental.

He visto que en tu web tienes muchísimos retratos, te iba a preguntar si te considerabas esencialmente retratista…

En principio no me considero nada. Pero voy aprendiendo que a la hora de mostrarte hay que hacer las cosas conscientemente. A la gente le tienes que dar las cosas muy simplificadas, muy claras. En la primera época hacía más paisajes, luego me fui fijando en la figura humana.

¿Cómo surgió el viaje de China? ¿Fue un viaje que hiciste por placer o fuiste especialmente a hacer fotos?

Son dos cosas que se mezclan porque me gusta tanto viajar como hacer fotos. Surgió por casualidad, nunca había estado en Asia y me apetecía, un amigo se fue a trabajar a Shanghai y una vez que se estableció, fui a visitarlo. Así podía involucrarme más en la forma de vida de allí y no como mero turista.

¿Hablas chino o ibas con un intérprete?

Ni hablo chino ni iba con intérprete.

¿Y cómo lo hacías a la hora de acercarte a la gente para fotografiarla?

Cuando fotografío la comunicación no es verbal.

¿La gente de allí se deja fotografiar fácilmente?

Por lo general sí. Siempre te encuentras gente que se incomoda y que no quiere, como en cualquier lado. Pero en ese sentido, estaban acostumbrados a la cámara, no le tienen miedo. A pesar de ser una cultura muy profunda de sabiduría, filosofía y mística, no le tienen ningún prejuicio a la cámara, como que roba el alma y esas cosas.

En el trabajo de los intocables, tienes fotos de los más grandes de la fotografía de este país. ¿Los conoces, son colegas o te pones en contacto con ellos para hacerles el retrato?

No, no los conozco. Ninguno es de mi generación. Les estoy conociendo a raíz de este trabajo. Con algunos tengo más afinidad y me los he encontrado otras veces y con otros sé que no nos volveremos a ver en la vida.

Es un trabajo que me planteé yo. Lo hago sin prisa pero sin pausa. Los intocables puede abarcar a más gente que no sean Premios Nacionales pero ésa fue la idea original. Hay 17, ayer se lo dieron a José Manuel Ballester, y de ellos 2 han muerto, hasta la fecha llevo 8…

¿Quién es tu intocable favorito?

Nunca he sido fanático de nadie. Y desde el principio quería tener las menos influencias posibles. No compraba libros de fotos o si iba a exposiciones (que eran contadas) no me quedaba demasiado. Me quedaba sólo con la primera impresión. Con el tiempo, a medida que iba conociéndome como autor, sí me iba reconociendo en ciertos autores con los que tenía afinidad.

Un tío que me encanta y con quien aluciné cuando lo vi fue Luís Baylón. Alix es un autor que me gusta. Lo considero uno de los que más envidio porque ha conseguido trasladar su interior a sus fotografías, es su mundo… (lo reconoces enseguida) y es una sensación que no me dan muchos fotógrafos. Ramón Masats también me gusta mucho. Aunque yo creo que si me parezco a alguien es a Luis Baylón.

Masats decía que la literatura influía muchísimo en la forma de mirar. En que se nota mucho en una fotografía si su autor lee o no. ¿Qué piensas de eso?

La fotografía la puedes ver como un don o una pasión. En la fotografía te desprendes un poco de todo para ser tú mismo. De hecho si metes a cinco fotógrafos en esta habitación cada uno puede sacar mil fotos diferentes y ahí está lo interesante.

¿Entonces crees que la literatura puede influir en tu forma de mirar algo?

Creo que puede influir en la estética, en cómo la configures. Por la información, los detalles, las metáforas,..

¿Estás más interesado en la carga estética de una fotografía o en la historia que cuenta?

Lo que yo siento por una foto que yo he hecho, es muy difícil que se acerque a lo que puedas sentir tú porque yo tengo mucha más información. Cuando hice esa foto, estaba allí con todos mis sentidos. Sabía lo que pasaba alrededor, cómo olía, qué colores había, qué ruidos, cómo me sentía, qué pasó antes, después… Tengo una información de la que el espectador carece cuando ve esa misma fotografía. Hay que aprender a mirarse desde fuera para encontrar esa armonía.

También es verdad que en la fotografía callejera, la técnica pasa a un segundo plano porque no puedes mover el Sol o cambiar a las personas de sitio, ni el gesto,… Así que depende de la situación, hay momentos en los que las condiciones lumínicas no son favorables pero el momento te parece increíble…

¿Una imagen vale más que mil palabras?

Y una imagen puede definirse con más de mil palabras.

¿Hay alguna foto que te hubiese gustado hacer y no pudiste?

Claro que sí, muchísimas. Pero de eso también aprendes. Si vas por ese camino dejarías de hacer fotos (te frustrarías). No puedes fotografiarlo todo. Al principio, me castigaba un poco por no ser lo suficientemente rápido… Pero hay que calmarse. El mundo está lleno de fotos e incluso ahora podría estar haciendo la foto de mi vida pero al final se trata de disfrutar cada cosa en su momento.

Para mí, la fotografía personal me tiene que apetecer. Muchas veces me fuerzo pero cuando realmente salen cosas es cuando no las piensas demasiado y las haces porque te apetece. Además también depende mucho tu estado de ánimo a cómo veas las cosas: hoy esto te puede parecer horroroso y mañana alucinante.

¿Qué fotos te quedan por hacer? ¿Qué te gustaría fotografiar?

El mundo. Me gusta viajar y hacer fotos, así que eso sería mi sueño. Pero ninguna en concreto.

Vuestras preguntas:

Paloma López: Me gustaría preguntarle ¿en qué se fija y qué le llama la atención de un determinado personaje a la hora de fotografiarle, está claro en muchas de sus fotos que no es la belleza física, es algo intuitivo, algo que le provoca algún sentimiento personal?

Como bien dices son personas que me llaman la atención por su aspecto o carisma… Y más que ideales convencionales de belleza me rijo por inquietudes personales en cuanto a lo que reconozco, lo que me atrae o lo que no entiendo…

Elías: Quisiera aprovechar, para que nos hablara un poco de su técnica, y su forma de cazar a la gente.

Me considero autodidacta aunque no por ello he dejado de enriquecerme del saber de otras personas. En cuanto a la técnica me gustaría citar a dos colegas: José Latova, con el que trabajé varios años en el campo de la arquitectura y las colecciones de arte. Con él aprendí la precisión en la medición de la luz (y saber esperarla), la temperatura de color, leyes ópticas, iluminación… Y José Frisuelos que además de mimar mis originales me ha enseñado algún truquillo en el procesado de blanco y negro…

“Siempre se dice que un fotógrafo es un cazador de imágenes; esa es una imagen adulona, un poder viril adquirido. En realidad ¡somos pescadores con anzuelos y cordeles!” Robert Doisneau.

Pepe Saura: Puesto que, según afirmas, el ciclo se cierra al enseñar las fotos ¿No piensas que Internet es un sitio como otro cualquiera para exponer las fotos en las mejores condiciones?

Has tocado un tema interesante…
Creo que internet es una gran plataforma para presentar tus trabajos, aunque desde mi punto de vista hay que tener cuidado, porque las nuevas tecnologías nos incitan a valorar las cosas sin verlas como son realmente… Las fotografías hay que tocarlas, sentirlas, olerlas…

Para acabar unas cuántas rápidas:

Una foto: Una foto de mi madre.

Un fotógrafo: Baylón.

Un consejo: Amor y paciencia. Quien quiera hacer fotos que se fije en si le gusta y lo disfruta, que se dedique profesionalmente a ello o no es lo menos importante.

Una meta: A veces sueño con vivir de mi obra personal. Pero me suelo marcar metas a corto plazo.

Una cámara: No soy muy fetichista en ese sentido. Tengo varias cámaras. Te podría decir la primera por ser la primera, pero era malísima…. Si te tengo que decir una te diría esta misma que tengo ahora. ¿Por qué? Porque es la que tengo ahora (risas) No descartaría ninguna. Me quedaría con todas.


Su web

Un vistazo a Luis Baylón.

 

Luis Baylón

 

Cuando alguien sale a la calle, sabe que lo hace como un actor enfrentado a su propio escenario. Lo primero son las siluetas, los reflejos, y después las sombras, como en un teatro, la ausencia de luz para mirar porque el foco está sobre él mismo, sobre nosotros. Y entonces nos convertimos en maniquíes, en objetos, entonces somos una más de las múltiples piezas olvidadas en un escaparate, porque en los escaparates se muestran los objetos, pero también se olvidan, y con el olvido la oscuridad lo cubre todo y la memoria desaparece: desparecen las peluquerías, las tobilleras, los angelitos, los cuchillotes de castrar y los bragueros, desaparecen los lacitos y muñecos, los perros y los gatos, los relojes, las manos articuladas, los collares y las perchas desnudas. (…)

Cuando un fotógrafo sale a la calle, lo hace para participar del asombro, del exterior, de la noche, de los objetos, y lo hace convencido de que el teatro de la vida es en realidad un banquete para miserables donde de vez en cuando aparecen joyas, tesoros iluminados y pretéritos, que también fueron olvidados: animalitos para la fiesta y el festín nacional, maniquíes vestidos esperando -entre engalanados y divinos- el aval de los ojos del transeúnte, cuando saben que nadie se ocupará de ellos, porque es fin de temporada y toca liquidación. (…)

Cuando un fotógrafo mira un escaparate, lo hace en soledad, en silencio, casi invisible, como un elemento que renace desde el realismo exterior para inventar ficciones. Pero si un fotógrafo encuentra la poesía en un escaparate, sin duda debe tratarse de un caníbal.

Baylón lo es.

Javier Ortega.

El 22 de Octubre se inaugurará una exposición suya en Photo Espacio Galería (Calle Virgen de Belén, 16, Madrid)

Visto en Fotoblog.

Luis Baylón. El fotógrafo caníval

 

Luis Baylón

Luis Baylón

Cuando alguien sale a la calle, sabe que lo hace como un actor enfrentado a su propio escenario. Lo primero son las siluetas, los reflejos, y después las sombras, como en un teatro, la ausencia de luz para mirar porque el foco está sobre él mismo, sobre nosotros. Y entonces nos convertimos en maniquíes, en objetos, entonces somos una más de las múltiples piezas olvidadas en un escaparate, porque en los escaparates se muestran los objetos, pero también se olvidan, y con el olvido la oscuridad lo cubre todo y la memoria desaparece: desparecen las peluquerías, las tobilleras, los angelitos, los cuchillotes de castrar y los bragueros, desaparecen los lacitos y muñecos, los perros y los gatos, los relojes, las manos articuladas, los collares y las perchas desnudas. (…)

Cuando un fotógrafo sale a la calle, lo hace para participar del asombro, del exterior, de la noche, de los objetos, y lo hace convencido de que el teatro de la vida es en realidad un banquete para miserables donde de vez en cuando aparecen joyas, tesoros iluminados y pretéritos, que también fueron olvidados: animalitos para la fiesta y el festín nacional, maniquíes vestidos esperando -entre engalanados y divinos- el aval de los ojos del transeúnte, cuando saben que nadie se ocupará de ellos, porque es fin de temporada y toca liquidación. (…)

Cuando un fotógrafo mira un escaparate, lo hace en soledad, en silencio, casi invisible, como un elemento que renace desde el realismo exterior para inventar ficciones. Pero si un fotógrafo encuentra la poesía en un escaparate, sin duda debe tratarse de un caníbal.

Baylón lo es.

Javier Ortega.

El 22 de Octubre se inaugurará una exposición suya en Photo Espacio Galería (Calle Virgen de Belén, 16, Madrid)

Visto en Fotoblog.