…el mundo en torno a la fotografía.

Esta imagen, tomada en Cuenca, reúne elementos que son esenciales en mi fotografía. Por un lado, el viaje interior, mi empeño por viajar a lugares cada vez más cercanos. Por el otro, el tren, que junto con el barco es el medio más maravilloso para seguir el ritmo del viaje interior.

A mí me interesa el viaje como un medio para reconocer el mundo, no para descubrirlo. Me gusta la idea de viajar alrededor de uno mismo porque de este modo el viaje se convierte en algo muy íntimo, en un proceso de descubrimiento interior.

Creo que somos capaces de viajar más profundamente a nuestro interior en un entorno conocido, porque lo que vemos no nos impresiona. ¿Por qué viajar lejos y exponernos a perdernos en lo exótico? Ya poco o nada queda por descubrir, porque todo nos lo ha contado National Geographic.

La odisea, el viaje homérico, no es más que una metáfora de la vida humana. Lo maravilloso del viaje no es lo que vemos: es el tiempo, el ritmo que imprime en nosotros el viaje. Pero para hacer este viaje hay que evitar ‘el punto explorador’ y viajar, más que nunca, siendo uno mismo.

El viaje nos saca de lo cotidiano y nos transporta a un mundo que no es otro mundo, sino que nos lleva hasta nosotros mismos. Es por ello que cuando estoy de viaje suelo parar a dormir, aunque esté a 35 kilómetros de mi casa. No quiero romper el ritmo del viaje.

Quésabesde.