Aprovecho los últimos días de esta exposición para recomendaros encarecidamente a los que no la habéis visto aún que vayáis, ya que estará hasta el 20 de Enero.
La obra de Imogen Cunningham al mismo tiempo poética y transgresora. Por un lado están sus fotos de objetos cotidianos y flores, llenas de poesía, tonalidades y volumen que parecen tener personalidad propia.

Flor de Magnolia, 1925.
Las plantas de Imogen esperan, ni pasivas ni expectantes, sino en ese estado de aceptada tolerancia que surge entre los amigos muy buenos, de mucha confianza o de muchos años. Casi cada una de sus plantas se abre, se derrama hacia nosotros, desplegando una nota de personalidad que no contiene la idea de dureza. Su entrega se arriesga a esa potencial vulnerabilidad que es el riesgo que han de correr todas las relaciones donde se comparte y se confía, pero no se aprecian indicios de preocupación.
Thomas Joshua Cooper y Gerry Badger. Imogen Cunningham, catálogo de Fundación Mapfre.
Por otro lado, sus fotografías callejeras, desnudos y retratos. Fue la primera que fotografió desnudos masculinos, lo que escandalizó a la sociedad de principios del siglo pasado, llegando a ser tachada por algún periódico como mujer inmoral.
Ésta es quizás la fotografía que más me ha gustado por su solidez y sensualidad. En seguida me vinieron a la cabeza los pimientos de Edward Weston.

Espalda en espiral, 1929
En 1928, Weston volvió de México a Los Ángeles, vio una exposición del County Museum de Los Ángeles y me escribió una carta. Decía que todo lo que había en la exposición era un espanto, hasta que llegó a una de mis fotos. Me dijo: «Si conserva ese nivel, se convertirá en una gran fotógrafa». Muy alentador, ¿no le parece? A esa altura yo había trabajado veinte años más que él, pero él nunca había visto mis fotos. Cuando él me conoció, yo sólo era una hausfrau (ama de casa). Lo que yo hacía no había sido revelado aún al mundo.
Diálogos con la fotografía, Paul Hill y Thomas Cooper.

Edward Weston, 1930.
Es triste pero cierto que aprendemos a ver sólo muy poco a poco, aunque a la larga sí aprendemos algo… Realmente me gustaría tener palabras de aliento, sobre todo para los fotógrafos que empiezan, pero ¿qué decir (…) cuando te has pasado una larga vida errando en la incertidumbre, de la visión a la realidad y viceversa?
Imogen Cunningham, mogen Cunningham, catálogo de Fundación Mapfre.

Imogen Cunningham por Abe Frajndlich, 1975.
Los que viváis fuera de Madrid, podéis visitar la exposición virtualmente aquí.
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