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Entrevista a Gerardo Custance

Traces, La Derniere Carte, 2012

Traces, Spirale, 2012.

¿Cómo descubriste la fotografía? ¿Cuándo te diste cuenta que querías dedicarte a ella?

A los veinte años estaba en un momento de impasse en mi vida, no quería meterme en una carrera, ni empezar una vida empresarial, ni preparar oposiciones… no quería nada a largo plazo. Por aquel entonces, algunos amigos del instituto habían estudiado fotografía al cambiar a bachillerato artístico, de repente había cámaras en el grupo. Así que me apunté a un curso en la casa de la juventud del Ayuntamiento de Getafe, bueno, nos apuntamos todos juntos. El padre de un amigo me prestó su Yashica FX-3, cargamos película en blanco y negro y comencé a disparar… el primer rollo lo hice en el Retiro y en el Paseo de  Recoletos. Me sorprendí. Del primer carrete tengo fotos que aún me sorprenden. Ese fue mi primer contacto con la fotografía.

Más tarde hice un curso avanzado, también en el Ayuntamiento, después otros en escuelas privadas de Madrid, y así me fui picando hasta que llegó el momento en el que decidí ponerme a ello en serio. Una ex-alumna me recomendó la escuela de Terrasa si lo que quería era estudiar una carrera universitaria en fotografía. Estuve tres años allí y después conseguí una beca Erasmus para ir un cuarto año a Londres, a estudiar en otra Universidad con métodos diferentes.

Me imagino que en un principio utilizarías 35 mm. ¿Cuándo cambiaste al gran formato?

Disparaba en 35 mm, pero al llegar a la Universidad Politécnica comencé a interesarme más por el gran formato. Utilizábamos la cámara de placas en el estudio y me empezó a apetecer mucho llevarla a la arquitectura. En el primer año no teníamos trabajo de campo con cámara técnica, que se hacía en segundo, y el jefe de estudios no me la quería prestar fuera de las aulas, pero yo estaba encabezonado, fui a hablar con el director y al final lo conseguí. Así inicié mi primer proyecto en placas, en una calle del barrio chino de Barcelona, Carrer d’En Robador, fotografiándola los sábados y domingos por la mañana, cuando no había nadie. Es una calle de Barcelona donde siempre ha habido prostitutas. A mí me interesaba el ambiente solitario de la mañana, cuando todo el trajín había terminado. Fue así como empecé  a tomar un poco de manejo con la cámara. Más tarde me planteé con gran formato mi proyecto final de carrera, Drifting London y realmente fue allí, en Londres, donde acabé de familiarizarme con la cámara técnica.

Arbre perdu, Paris, 2011.

Arbre perdu, Paris, Spirale, 2011.

­­­Drifting London,  es un recorrido por una línea imaginaria que atraviesa la ciudad de Londres, inhabitada, de Sureste a Noroeste. Tuvo que ser muy difícil fotografiar Londres sin gente. ¿Cómo lo llevaste a cabo?

Una de mis intenciones era no fotografiar a ninguna persona en el cuadro de la imagen y al mismo tiempo no borrar a nadie con photoshop. Esto fue parte del ejercicio. Con la cámara de placas, una vez que cargas la película no estás viendo a través del cristal esmerilado. Estás viendo la realidad, te marcas un cuadro imaginario en el espacio que tienes delante, con tus esquinas, arriba, abajo… Podía estar esperando cuarenta minutos por una décima de segundo en la que no pasase nadie por este cuadro. Otras veces, fueron largas exposiciones, fotografías nocturnas que podían tener entre veinte y cincuenta minutos de exposición y, a no ser que alguien se quedase quieto en mi cuadro la mitad del tiempo de exposición, no salía ni la estela.

La fotografía que tomé en Regent Street fue la más difícil, en ella sale la única persona que aparece en todo el proyecto. Es una estela, una sombra en una parada de un autobús. Era el sexto domingo que iba a las siete de la mañana para ver si podía hacer la foto de aquel espacio sin un alma, y aunque sale una persona fue lo mejor que conseguí en casi dos meses, pensé que ya estaba bien. Y la sensación que yo buscaba se mantenía a pasar de aquella sombra… la sensación era lo que realmente me interesaba. Esa persona está escondida, fue como el pequeño detalle que en otras fotografías he ido buscando conscientemente. A pesar de no querer que en aquella imagen hubiese alguna persona, más tarde me di cuenta que su presencia era necesaria.

Regent Street, Drifting London, 2004.

Regent Street, Drifting London, 2004.

¿Hiciste muchas tomas hasta que conseguiste esta foto de Regent?

Cada mañana sólo disparaba una o dos veces. Ese es el juego, economizar al máximo en las tomas, me gusta seleccionar muy bien el momento en el que quiero hacer la foto. Si ya tienes decididas previamente muchas cuestiones, como el encuadre o la luz, montas el trípode sabiendo a qué hora vas para tener las sombras en una dirección u otra, entonces sólo tienes que esperar ese momento de magia en el que sucede algo imprevisto.

¿Podrías describir esos momentos de magia?

Hay un paisaje en Perímetro en el que aparece una plaza de toros, de esta fotografía tengo dos versiones: la primera con una luz muy plana en la que aparece una persona minúscula cargada con una mochila asomándose y viendo lo que yo estaba fotografiando, mirando a la plaza de toros. No me interesó demasiado; después tengo otra versión en la que no aparece nadie, que es la que al final publiqué en el libro. En esa toma hay una magnífica mezcla de luces que sólo ocurrió durante un instante: el momento en el que pasó un haz de luz a través de una nube. Ese haz de luz iluminó únicamente el centro de la plaza de toros con luz directa, el resto de la escena quedó iluminado con la luz tamizada por la nube. A eso me refiero cuando hablo de momentos mágicos. Y tienes que estar ahí si quieres fotografiarlos, esperando, observando. Acechando. A través del deseo que tienes de tomar la fotografía entras en una especie de comunicación con el entorno que te mantiene alerta, mucho más receptivo a las cosas que suceden a tu alrededor.

Atienza, Guadalajara, Perímetro 2007

Atienza, Guadalajara, Perímetro, 2007.

Para tu serie Perímetro marcaste un radio de 150 kilómetros alrededor de Madrid para tomar fotos. ¿Cómo encuentras las localizaciones que quieres fotografiar en un radio tan amplio?

Mis fotografías surgen, como hablamos antes, desde el deseo, a veces desde la intuición. Me gusta compararlo con la forma que tienen los murciélagos de orientarse, emitiendo ondas que rebotan contra los objetos y les dan la distancia. Tú vibras de alguna forma con tu idea y esto hace que tomes decisiones, que de repente elijas un camino y no otro. Llegas al final de ese camino y… ¡Zas! Ahí esta la foto. Te pasa una vez y piensas que es casualidad, pero cuando te pasa más veces comprendes que existe una capacidad de vibrar con tu trabajo, de encontrar tus fotografías a través de la intuición. Algo que transciende de lo puramente racional y que, en mi caso, tiene un origen muy ligado a lo emocional.

¿Cómo realizas la edición? ¿Cómo juegas con las imágenes a la hora de editar?  ¿Tienes más en cuenta cómo encajan visualmente unas con otras o es más cómo encajan conceptualmente?

Un poco mezcla de lo que has dicho. En la edición lo que me interesa es el ritmo de lectura. Visualmente suelo utilizar la persistencia retiniana para ayudarme a generar ese ritmo. Pero también me gustan los cortes, mezclar determinadas composiciones que cierran bloques, que ralentizan la lectura, y a continuación introducir otras que mentalmente te llevan en otra dirección, como si fuese otro capítulo… desde mi punto de vista, la edición es  la parte más divertida del proyecto. Bueno, todo es divertido, pero ver cómo se sostienen las cosas o cómo se caen, o cómo se ayudan las unas a las otras… Para mí es como cerrar el círculo.

Si no hubieras utilizado el gran formato ¿cómo crees que sería tu trabajo? ¿Sería parecido al que haces ahora pero en 35 mm o habrías hecho otro tipo de fotografía?

A día de hoy pienso que no podría proyectarme a mí mismo sin esta forma de trabajar tan pausada. Este ritmo al observar la realidad me lo ha dado, en gran parte, el uso del gran formato. Pero eso no quiere decir que la cámara haya marcado el tipo de fotografía que me gusta hacer.

A-2, Km.146, Soria, Perímetro, 2007.

A-2, Km.146, Soria, Perímetro, 2007.

Nos han comentado en las redes sociales que tu fotografía se parece bastante a Shore y Sternfeld. ¿Crees que es cierto?

Claramente han sido referentes en cuanto al tratamiento de la luz y el color. Cuando comencé mi proyecto en Londres, mi referente principal era Gabriele Basilico. Para mí su trabajo era una guía estética. Me compré casi todos sus libros y los absorbí. Cuando me planteé hacer paisaje en color y buscar ciertas resonancias de la ciudad en ese espacio que siempre hemos llamado el campo, también busqué referentes. Y sí, es verdad que en Perímetro hay un cierto regustillo a la fotografía norteamericana de aquellos primeros años del color, a Uncommon Places de Stephen Shore y a American Prospects de Joel Sternfeld… aunque también hay otras fotos en las que no se podría encajar a ninguno de ellos. La fotografía de la plaza de toros, por ejemplo.

El proyecto que actualmente estoy haciendo en París trabaja en esa dirección: el encuentro con mi propia identidad narrativa, mi forma de relacionarme con los espacios, de representar el paisaje. Este proyecto, Spirale, es más introspectivo y mucho más personal. Por supuesto está siendo más difícil, pero al mismo tiempo estoy más contento y mucho más seguro de los resultados. Es como mostrar una parte de mí sin tener dudas. Miro cada una de las fotografías y veo que de algún modo, en cada matiz y cada pequeño detalle me reflejo a mi mismo. Y creo que esta forma de relacionarme con mis fotografías es más interesante, es un paso adelante.

Spirale, ¿éste es el proyecto que estás desarrollando con la beca de Fotopres?.

Sí. Este mismo sábado tengo una reunión por Skype con Chien-Chi Chang, que es mi tutor y me está ayudando con este proyecto. Le envío cosas por dropbox, le planteo cuestiones, él me contesta, me hace otras preguntas… Es muy interesante. Esto es parte de la beca Fotopres. Nos han asignado un tutor de Magnum a cada uno. Aparte de la dotación económica y la exposición que comenzará a itinerar en 2015 por los centros de “La Caixa” este año se implementan dos cosas: una son los tutores, todos de Magnum, y otra es el seguimiento online de la evolución de cada proyecto. Puedes acceder a todos los contenidos de los becados en la web de Fotopres.

Adiós tiempo, Paris, 2011.

Adiós tiempo, Paris, Spirale, 2011.

A la hora de hacer fotos, ¿piensas que van a ser vistas? ¿Las harías igual si no fueran a ser expuestas?

Creo que lo que me lleva a hacer fotos es la necesidad de contar. Y cuando te propones contar, sea lo que sea, deseas que alguien te escuche. Aunque no lo haces para eso, sino porque tienes la necesidad de expresarte.

Has dado muchos talleres. Actualmente das clases en Madrid. ¿Hay algún error común que cometan los estudiantes de fotografía?

¿Un error?… No me interesan tanto los errores, prefiero tratar de sacar lo mejor a cada proyecto que me enseñan los alumnos. Yo, como estudiante, era poco autocrítico, sobre todo al principio, y más autocomplaciente de lo que se debe. Creo que para hacer un trabajo con cierta solidez hay que destilar muchísimo, hay que profundizar. Trabajar las ideas hasta un punto que a veces es un poco delirante. Como estudiantes, muchas veces nos conformamos con cosas que están bien, que funcionan y ya está. No intentamos darle una vuelta de tuerca más. Eso es lo que más cuesta aprender. Por muchas razones. Pero claro, hablar en genérico del error en el que caen todos los estudiantes… no lo sé. Cuando estás aprendiendo creo que es importante que te hagan ver tus errores a través de tus aciertos, por comparación. Que te comparen las cosas que haces bien con las que no haces bien para que tu mismo digas ‘esto no lo puedo hacer’. Es como un refuerzo positivo (risas), si estuviéramos hablando en términos de condicionamiento.

Una vez te oí comentar que tienes una relación muy especial con la fotografía. ¿Podrías definir cómo es esa relación?

La fotografía empezó siendo una cosa distinta a mi vida, separada. Un poco más adelante se convirtió en algo paralelo: según avanzaba en mi trayecto personal, la fotografía avanzaba conmigo. Más tarde, con más implicación, con mucha dedicación, estas dos líneas paralelas se fueron uniendo hasta convertirse en una sola. Hoy en día mi vida y la fotografía son inseparables.

Fête, Paris, Spirale, 2013.

Visita la web de Gerardo Custance

Gerardo Custance dará un taller en la escuela Lens el 11 y 12 de mayo. Aquí podéis encontrar toda la información.

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De la serie Ciertos Paisajes

En estos tiempos en los que el Istagram y las aplicaciones móviles permiten hacer y publicar fotografías al instante, me parece admirable que haya fotógrafos que apuesten por todo lo contrario, por una fotografía pausada y meditada, que no tengan prisa por hacer la toma y enseñarle sus resultados al mundo. Gerardo Custance utiliza cámara de placas en todos sus trabajos, estudiando hasta el más mínimo elemento que compone la fotografía antes de apretar el disparador. No obstante, este análisis casi científico de cada imagen no le impide crear imágenes poéticas cercanas el surrealismo.

Yellow Sea

De la serie Yellow Sea

Gerardo va a ser nuestro próximo entrevistado. Tenéis una semana para mandarle vuestras preguntas, como siempre, a través de Facebook, Twitter, correo electrónico (sientateyobserva@gmail.com) y dejarlas en un comentario de esta entrada 😉

De la serie Perímetro