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Citas: Robert Doisneau

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Robert Doisneau y para hacerle un pequeño homenaje, aquí os dejo un texto que escribió en 1992 para el catálogo de una exposición antológica en Oxford.

Con gran sorpresa, la tercera edad acaba de caer sobre mis hombros. En este momento de la vida, donde la memoria globaliza los recuerdos, surgen con precisión los detalles cotidianos de los comienzos en la profesión. Mis jóvenes colegas no pueden imaginar con qué menosprecio eran considerados los que declaraban dedicarse a la Fotografía. Hacía falta para ser tolerado en este medio artístico proponer falsos grabados o símiles-pasteles. El uniforme mismo debía facilitar el ser admitido en el cenáculo. Yo jamás llevé sombrero de ala ancha ni chaqueta de terciopelo. Mi descuidada barba me hacía parecer un joven bárbaro sin educación y teorías. Yo tenía -con los ojos nuevos- una visión aguda sobre las personas y su escenografía. Deseaba compartir esta alegría natural con otros cómplices porque los decadentes refinados me tenían alejado. En este entorno banal que era el mío recibía fragmentos de tiempo en los que lo cotidiano parecía liberado de la gravedad. Mostrar estos momentos podía ocupar toda una vida.

Hoy, algunos tratan de provocarme mala conciencia calificándome de depredador. Es cierto, lo reconozco, me apoderé ligeramente de los tesoros que algunos de mis contemporáneos contenían inconscientemente, lo que facilitaba mi actividad; después todo resultó diferente: la lectura de las imágenes ya no estaba reservada a un grupo de iniciados. El sentido de las metáforas visuales era compartido por más gente. Yo me regocijaba en todos esos granos germinados en la casualidad de los días y que quizá florecían en el corazón de nuevos amigos.

Vía: El mundo

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El beso del Hôtel de Ville de Robert Doisneau.

La entrada más vista del año ha sido la noticia de la muerte de la mujer de el beso. Una entrada bastante anecdótica y a la que la mayoría de la gente ha llegado por la foto, pero habiendo traído más de 5200 visitas ella solita no podemos de dejar de hacerle un especial. Así que aquí os dejo la historia de otro beso famoso, esta vez el de Robert Doisneau. Espero que os hayan gustado los especiales. Quizás el año que viene los hagamos de las entradas más votadas. Así que ya sabéis, a votar las entradas que más os gusten 😉

El beso del Hôtel de Ville. Robert Doisneau.

En 1950, Doisneau buscaba material para cumplir con un encargo de la revista estadounidense America´s Life, interesada en los enamorados de París. De ahí saldrá la serie Besos y su obra más significativa: El beso del Hôtel de Ville. La fotografía muestra de forma misteriosa una pareja besándose frente al ayuntamiento de París. Muchos pensaron que era una fotografía espontánea que el autor había tomado en las calles parisinas. Sin embargo, años después se supo que la pareja estaba formada por los estudiantes de arte dramático, Françoise Bornet y Jacques Carteaud de los Cursos Simon. El artista que les haría anónimamente famosos les descubrió en un café parisiense y ambos aceptaron posar delante de su objetivo dándose un apasionado beso en mitad del tumulto de la ciudad. La foto se convirtió en un icono reconocido en todo el planeta. El trabajo recorría toda Francia y Estados Unidos con gran éxito, y le abriría las puertas en el extranjero. En 1951 expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Es un beso que simbolizó una multitud de cosas: el amor, París como ciudad romántica y representó una época de exaltación del sentimiento. También se convirtió en objeto que aportó jugosas ganancias: aún hoy el famoso beso vende cientos de miles de copias anuales. (…)

En 1993, «El Beso» fue llevado a juicio. Una pareja afirmaba haberse reconocido en la imagen y reclamaban su porción del pastel. Por aquel entonces, empezaron a aparecer mujeres y hombres asegurando ser los amantes de la obra y planteando demandas de derecho de imagen, aquella mentira que hacía creer que era una instantánea improvisada no pudo mantenerse. El fotógrafo ganó el juicio al presentar como prueba la serie completa de fotos tomadas en distintos puntos de París con la misma pareja. La había encontrado en un café cerca de la escuela de teatro y les había propuesto posar para la foto. Françoise Bornet, la protagonista real de la foto junto a su novio de entonces, Jacques Carteraud, decidió descubrir su secreto: quería un porcentaje de las ganancias. Otra vez Doisneau ganó en los estrados: pudo comprobar que había pagado el trabajo de Bornet y su compañero. La pareja vendió la copia de su foto que le regaló Doisneau a un coleccionista suizo que pagó por ella 155.000€ en 1992. Más tarde, reconocería el propio autor: «No es una foto fea, pero se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara.»

Del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo.

Wikipedia

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Robert Doisneau. El beso del Hôtel de Ville

 

Robert Doisneau. El beso

Robert Doisneau. El beso del Hôtel de Ville,1950.

En 1950, Doisneau buscaba material para cumplir con un encargo de la revista estadounidense America´s Life, interesada en los enamorados de París. De ahí saldrá la serie Besos y su obra más significativa: El beso del Hôtel de Ville. La fotografía muestra de forma misteriosa una pareja besándose frente al ayuntamiento de París. Muchos pensaron que era una fotografía espontánea que el autor había tomado en las calles parisinas. Sin embargo, años después se supo que la pareja estaba formada por los estudiantes de arte dramático, Françoise Bornet y Jacques Carteaud de los Cursos Simon. El artista que les haría anónimamente famosos les descubrió en un café parisiense y ambos aceptaron posar delante de su objetivo dándose un apasionado beso en mitad del tumulto de la ciudad. La foto se convirtió en un icono reconocido en todo el planeta. El trabajo recorría toda Francia y Estados Unidos con gran éxito, y le abriría las puertas en el extranjero. En 1951 expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Es un beso que simbolizó una multitud de cosas: el amor, París como ciudad romántica y representó una época de exaltación del sentimiento. También se convirtió en objeto que aportó jugosas ganancias: aún hoy el famoso beso vende cientos de miles de copias anuales. (…)

En 1993, «El Beso» fue llevado a juicio. Una pareja afirmaba haberse reconocido en la imagen y reclamaban su porción del pastel. Por aquel entonces, empezaron a aparecer mujeres y hombres asegurando ser los amantes de la obra y planteando demandas de derecho de imagen, aquella mentira que hacía creer que era una instantánea improvisada no pudo mantenerse. El fotógrafo ganó el juicio al presentar como prueba la serie completa de fotos tomadas en distintos puntos de París con la misma pareja. La había encontrado en un café cerca de la escuela de teatro y les había propuesto posar para la foto. Françoise Bornet, la protagonista real de la foto junto a su novio de entonces, Jacques Carteraud, decidió descubrir su secreto: quería un porcentaje de las ganancias. Otra vez Doisneau ganó en los estrados: pudo comprobar que había pagado el trabajo de Bornet y su compañero. La pareja vendió la copia de su foto que le regaló Doisneau a un coleccionista suizo que pagó por ella 155.000€ en 1992. Más tarde, reconocería el propio autor: «No es una foto fea, pero se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara.»

Del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo.

Wikipedia

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Entrevista a Adrián Dominguez.

¡Aquí tenemos nuestra segunda entrevista! En este caso habéis mandado menos preguntas que a la anterior, pero como se la hice en persona me ha salido un poco más larga de lo que esperaba (es lo que tiene el directo). Además, he incluido al final las preguntas que contestó en la anterior entrada para que estén todas juntitas.  Lo dicho, espero que la disfrutéis.

Autorretrato, 2002.

¿Por qué haces fotos?

(Risas) Qué difícil… Porque me gusta.

¿Pero qué quieres? ¿Qué es lo que intentas con la fotografía?

No pretendo nada. Yo empecé a hacer fotos porque disfrutaba con el hecho de hacerlas. He estado muchos años sin que mis negativos viesen el papel…

¿No los positivabas?

Sí, pero no todo.

¿Sólo la hoja de contactos?

A veces ni siquiera eso. Me di cuenta de que con lo que disfrutaba era con el hecho de hacer fotos. No tenía la necesidad de verlas, aunque también aprendes a sacarle satisfacción a eso.

¿Un documento de lo que vives?

Sí, tiene una parte documental pero también tiene una parte autobiográfica porque al final esas imágenes están impregnadas de tus sensaciones, tus gustos, etc. Pero podría decir que sí, me considero “reportero”, hago fotografía documental.

He visto que en tu web tienes muchísimos retratos, te iba a preguntar si te considerabas esencialmente retratista…

En principio no me considero nada. Pero voy aprendiendo que a la hora de mostrarte hay que hacer las cosas conscientemente. A la gente le tienes que dar las cosas muy simplificadas, muy claras. En la primera época hacía más paisajes, luego me fui fijando en la figura humana.

¿Cómo surgió el viaje de China? ¿Fue un viaje que hiciste por placer o fuiste especialmente a hacer fotos?

Son dos cosas que se mezclan porque me gusta tanto viajar como hacer fotos. Surgió por casualidad, nunca había estado en Asia y me apetecía, un amigo se fue a trabajar a Shanghai y una vez que se estableció, fui a visitarlo. Así podía involucrarme más en la forma de vida de allí y no como mero turista.

¿Hablas chino o ibas con un intérprete?

Ni hablo chino ni iba con intérprete. (Risas)

¿Y cómo lo hacías a la hora de acercarte a la gente para fotografiarla?

Cuando fotografío la comunicación no es verbal.

¿La gente de allí se deja fotografiar fácilmente?

Por lo general sí. Siempre te encuentras gente que se incomoda y que no quiere, como en cualquier lado. Pero en ese sentido, estaban acostumbrados a la cámara, no le tienen miedo. A pesar de ser una cultura muy profunda de sabiduría, filosofía y mística, no le tienen ningún prejuicio a la cámara, como que roba el alma y esas cosas.

En el trabajo de los intocables, tienes fotos de los más grandes de la fotografía de este país. ¿Los conoces, son colegas o te pones en contacto con ellos para hacerles el retrato?

No, no los conozco. Ninguno es de mi generación. Les estoy conociendo a raíz de este trabajo. Con algunos tengo más afinidad y me los he encontrado otras veces y con otros sé que no nos volveremos a ver en la vida.

Es un trabajo que me planteé yo. Lo hago sin prisa pero sin pausa. Los intocables puede abarcar a más gente que no sean Premios Nacionales pero ésa fue la idea original. Hay 17, ayer se lo dieron a José Manuel Ballester, y de ellos 2 han muerto, hasta la fecha llevo 8…

¿Quién es tu intocable favorito?

Nunca he sido fanático de nadie. Y desde el principio quería tener las menos influencias posibles. No compraba libros de fotos o si iba a exposiciones (que eran contadas) no me quedaba demasiado. Me quedaba sólo con la primera impresión. Con el tiempo, a medida que iba conociéndome como autor, sí me iba reconociendo en ciertos autores con los que tenía afinidad.

Un tío que me encanta y con quien aluciné cuando lo vi fue Luís Baylón. Alix es un autor que me gusta. Lo considero uno de los que más envidio porque ha conseguido trasladar su interior a sus fotografías, es su mundo… (lo reconoces enseguida) y es una sensación que no me dan muchos fotógrafos. Ramón Masats también me gusta mucho. Aunque yo creo que si me parezco a alguien es a Luis Baylón.

Masats decía que la literatura influía muchísimo en la forma de mirar. En que se nota mucho en una fotografía si su autor lee o no. ¿Qué piensas de eso?

La fotografía la puedes ver como un don o una pasión. En la fotografía te desprendes un poco de todo para ser tú mismo. De hecho si metes a cinco fotógrafos en esta habitación cada uno puede sacar mil fotos diferentes y ahí está lo interesante.

¿Entonces crees que la literatura puede influir en tu forma de mirar algo?

Creo que puede influir en la estética, en cómo la configures. Por la información, los detalles, las metáforas,..

¿Estás más interesado en la carga estética de una fotografía o en la historia que cuenta?

Lo que yo siento por una foto que yo he hecho, es muy difícil que se acerque a lo que puedas sentir tú porque yo tengo mucha más información. Cuando hice esa foto, estaba allí con todos mis sentidos. Sabía lo que pasaba alrededor, cómo olía, qué colores había, qué ruidos, cómo me sentía, qué pasó antes, después… Tengo una información de la que el espectador carece cuando ve esa misma fotografía. Hay que aprender a mirarse desde fuera para encontrar esa armonía.

También es verdad que en la fotografía callejera, la técnica pasa a un segundo plano porque no puedes mover el Sol o cambiar a las personas de sitio, ni el gesto,… Así que depende de la situación, hay momentos en los que las condiciones lumínicas no son favorables pero el momento te parece increíble…

¿Una imagen vale más que mil palabras?

Y una imagen puede definirse con más de mil palabras.

¿Hay alguna foto que te hubiese gustado hacer y no pudiste?

Claro que sí, muchísimas. Pero de eso también aprendes. Si vas por ese camino dejarías de hacer fotos (te frustrarías). No puedes fotografiarlo todo. Al principio, me castigaba un poco por no ser lo suficientemente rápido… Pero hay que calmarse. El mundo está lleno de fotos e incluso ahora podría estar haciendo la foto de mi vida pero al final se trata de disfrutar cada cosa en su momento.

Para mí, la fotografía personal me tiene que apetecer. Muchas veces me fuerzo pero cuando realmente salen cosas es cuando no las piensas demasiado y las haces porque te apetece. Además también depende mucho tu estado de ánimo a cómo veas las cosas: hoy esto te puede parecer horroroso y mañana alucinante.

¿Qué fotos te quedan por hacer? ¿Qué te gustaría fotografiar?

El mundo. Me gusta viajar y hacer fotos, así que eso sería mi sueño. Pero ninguna en concreto.

Vuestras preguntas:

Paloma López: Me gustaría preguntarle ¿en qué se fija y qué le llama la atención de un determinado personaje a la hora de fotografiarle, está claro en muchas de sus fotos que no es la belleza física, es algo intuitivo, algo que le provoca algún sentimiento personal?

Como bien dices son personas que me llaman la atención por su aspecto o carisma… Y más que ideales convencionales de belleza me rijo por inquietudes personales en cuanto a lo que reconozco, lo que me atrae o lo que no entiendo…

Elías: Quisiera aprovechar, para que nos hablara un poco de su técnica, y su forma de cazar a la gente.

Me considero autodidacta aunque no por ello he dejado de enriquecerme del saber de otras personas. En cuanto a la técnica me gustaría citar a dos colegas: José Latova, con el que trabajé varios años en el campo de la arquitectura y las colecciones de arte. Con él aprendí la precisión en la medición de la luz (y saber esperarla), la temperatura de color, leyes ópticas, iluminación… Y José Frisuelos que además de mimar mis originales me ha enseñado algún truquillo en el procesado de blanco y negro…

“Siempre se dice que un fotógrafo es un cazador de imágenes; esa es una imagen adulona, un poder viril adquirido. En realidad ¡somos pescadores con anzuelos y cordeles!” Robert Doisneau.

Pepe Saura: Puesto que, según afirmas, el ciclo se cierra al enseñar las fotos ¿No piensas que Internet es un sitio como otro cualquiera para exponer las fotos en las mejores condiciones?

Has tocado un tema interesante…
Creo que internet es una gran plataforma para presentar tus trabajos, aunque desde mi punto de vista hay que tener cuidado, porque las nuevas tecnologías nos incitan a valorar las cosas sin verlas como son realmente… Las fotografías hay que tocarlas, sentirlas, olerlas…

Para acabar unas cuántas rápidas:

Una foto: Una foto de mi madre.

Un fotógrafo: Baylón.

Un consejo: Amor y paciencia. Quien quiera hacer fotos que se fije en si le gusta y lo disfruta, que se dedique profesionalmente a ello o no es lo menos importante.

Una meta: A veces sueño con vivir de mi obra personal. Pero me suelo marcar metas a corto plazo.

Una cámara: No soy muy fetichista en ese sentido. Tengo varias cámaras. Te podría decir la primera por ser la primera, pero era malísima…. Si te tengo que decir una te diría esta misma que tengo ahora. ¿Por qué? Porque es la que tengo ahora (risas) No descartaría ninguna. Me quedaría con todas.

Muchas gracias.

Gracias a ti.

Su web.

Entrevista a Adrián Dominguez

Autorretrato, 2002.

¿Por qué haces fotos?

Qué difícil… Porque me gusta.

¿Pero qué quieres? ¿Qué es lo que intentas con la fotografía?

No pretendo nada. Yo empecé a hacer fotos porque disfrutaba con el hecho de hacerlas. He estado muchos años sin que mis negativos viesen el papel…

¿No los positivabas?

Sí, pero no todo.

¿Sólo la hoja de contactos?

A veces ni siquiera eso. Me di cuenta de que con lo que disfrutaba era con el hecho de hacer fotos. No tenía la necesidad de verlas, aunque también aprendes a sacarle satisfacción a eso.

¿Un documento de lo que vives?

Sí, tiene una parte documental pero también tiene una parte autobiográfica porque al final esas imágenes están impregnadas de tus sensaciones, tus gustos, etc. Pero podría decir que sí, me considero “reportero”, hago fotografía documental.

He visto que en tu web tienes muchísimos retratos, te iba a preguntar si te considerabas esencialmente retratista…

En principio no me considero nada. Pero voy aprendiendo que a la hora de mostrarte hay que hacer las cosas conscientemente. A la gente le tienes que dar las cosas muy simplificadas, muy claras. En la primera época hacía más paisajes, luego me fui fijando en la figura humana.

¿Cómo surgió el viaje de China? ¿Fue un viaje que hiciste por placer o fuiste especialmente a hacer fotos?

Son dos cosas que se mezclan porque me gusta tanto viajar como hacer fotos. Surgió por casualidad, nunca había estado en Asia y me apetecía, un amigo se fue a trabajar a Shanghai y una vez que se estableció, fui a visitarlo. Así podía involucrarme más en la forma de vida de allí y no como mero turista.

¿Hablas chino o ibas con un intérprete?

Ni hablo chino ni iba con intérprete.

¿Y cómo lo hacías a la hora de acercarte a la gente para fotografiarla?

Cuando fotografío la comunicación no es verbal.

¿La gente de allí se deja fotografiar fácilmente?

Por lo general sí. Siempre te encuentras gente que se incomoda y que no quiere, como en cualquier lado. Pero en ese sentido, estaban acostumbrados a la cámara, no le tienen miedo. A pesar de ser una cultura muy profunda de sabiduría, filosofía y mística, no le tienen ningún prejuicio a la cámara, como que roba el alma y esas cosas.

En el trabajo de los intocables, tienes fotos de los más grandes de la fotografía de este país. ¿Los conoces, son colegas o te pones en contacto con ellos para hacerles el retrato?

No, no los conozco. Ninguno es de mi generación. Les estoy conociendo a raíz de este trabajo. Con algunos tengo más afinidad y me los he encontrado otras veces y con otros sé que no nos volveremos a ver en la vida.

Es un trabajo que me planteé yo. Lo hago sin prisa pero sin pausa. Los intocables puede abarcar a más gente que no sean Premios Nacionales pero ésa fue la idea original. Hay 17, ayer se lo dieron a José Manuel Ballester, y de ellos 2 han muerto, hasta la fecha llevo 8…

¿Quién es tu intocable favorito?

Nunca he sido fanático de nadie. Y desde el principio quería tener las menos influencias posibles. No compraba libros de fotos o si iba a exposiciones (que eran contadas) no me quedaba demasiado. Me quedaba sólo con la primera impresión. Con el tiempo, a medida que iba conociéndome como autor, sí me iba reconociendo en ciertos autores con los que tenía afinidad.

Un tío que me encanta y con quien aluciné cuando lo vi fue Luís Baylón. Alix es un autor que me gusta. Lo considero uno de los que más envidio porque ha conseguido trasladar su interior a sus fotografías, es su mundo… (lo reconoces enseguida) y es una sensación que no me dan muchos fotógrafos. Ramón Masats también me gusta mucho. Aunque yo creo que si me parezco a alguien es a Luis Baylón.

Masats decía que la literatura influía muchísimo en la forma de mirar. En que se nota mucho en una fotografía si su autor lee o no. ¿Qué piensas de eso?

La fotografía la puedes ver como un don o una pasión. En la fotografía te desprendes un poco de todo para ser tú mismo. De hecho si metes a cinco fotógrafos en esta habitación cada uno puede sacar mil fotos diferentes y ahí está lo interesante.

¿Entonces crees que la literatura puede influir en tu forma de mirar algo?

Creo que puede influir en la estética, en cómo la configures. Por la información, los detalles, las metáforas,..

¿Estás más interesado en la carga estética de una fotografía o en la historia que cuenta?

Lo que yo siento por una foto que yo he hecho, es muy difícil que se acerque a lo que puedas sentir tú porque yo tengo mucha más información. Cuando hice esa foto, estaba allí con todos mis sentidos. Sabía lo que pasaba alrededor, cómo olía, qué colores había, qué ruidos, cómo me sentía, qué pasó antes, después… Tengo una información de la que el espectador carece cuando ve esa misma fotografía. Hay que aprender a mirarse desde fuera para encontrar esa armonía.

También es verdad que en la fotografía callejera, la técnica pasa a un segundo plano porque no puedes mover el Sol o cambiar a las personas de sitio, ni el gesto,… Así que depende de la situación, hay momentos en los que las condiciones lumínicas no son favorables pero el momento te parece increíble…

¿Una imagen vale más que mil palabras?

Y una imagen puede definirse con más de mil palabras.

¿Hay alguna foto que te hubiese gustado hacer y no pudiste?

Claro que sí, muchísimas. Pero de eso también aprendes. Si vas por ese camino dejarías de hacer fotos (te frustrarías). No puedes fotografiarlo todo. Al principio, me castigaba un poco por no ser lo suficientemente rápido… Pero hay que calmarse. El mundo está lleno de fotos e incluso ahora podría estar haciendo la foto de mi vida pero al final se trata de disfrutar cada cosa en su momento.

Para mí, la fotografía personal me tiene que apetecer. Muchas veces me fuerzo pero cuando realmente salen cosas es cuando no las piensas demasiado y las haces porque te apetece. Además también depende mucho tu estado de ánimo a cómo veas las cosas: hoy esto te puede parecer horroroso y mañana alucinante.

¿Qué fotos te quedan por hacer? ¿Qué te gustaría fotografiar?

El mundo. Me gusta viajar y hacer fotos, así que eso sería mi sueño. Pero ninguna en concreto.

Vuestras preguntas:

Paloma López: Me gustaría preguntarle ¿en qué se fija y qué le llama la atención de un determinado personaje a la hora de fotografiarle, está claro en muchas de sus fotos que no es la belleza física, es algo intuitivo, algo que le provoca algún sentimiento personal?

Como bien dices son personas que me llaman la atención por su aspecto o carisma… Y más que ideales convencionales de belleza me rijo por inquietudes personales en cuanto a lo que reconozco, lo que me atrae o lo que no entiendo…

Elías: Quisiera aprovechar, para que nos hablara un poco de su técnica, y su forma de cazar a la gente.

Me considero autodidacta aunque no por ello he dejado de enriquecerme del saber de otras personas. En cuanto a la técnica me gustaría citar a dos colegas: José Latova, con el que trabajé varios años en el campo de la arquitectura y las colecciones de arte. Con él aprendí la precisión en la medición de la luz (y saber esperarla), la temperatura de color, leyes ópticas, iluminación… Y José Frisuelos que además de mimar mis originales me ha enseñado algún truquillo en el procesado de blanco y negro…

“Siempre se dice que un fotógrafo es un cazador de imágenes; esa es una imagen adulona, un poder viril adquirido. En realidad ¡somos pescadores con anzuelos y cordeles!” Robert Doisneau.

Pepe Saura: Puesto que, según afirmas, el ciclo se cierra al enseñar las fotos ¿No piensas que Internet es un sitio como otro cualquiera para exponer las fotos en las mejores condiciones?

Has tocado un tema interesante…
Creo que internet es una gran plataforma para presentar tus trabajos, aunque desde mi punto de vista hay que tener cuidado, porque las nuevas tecnologías nos incitan a valorar las cosas sin verlas como son realmente… Las fotografías hay que tocarlas, sentirlas, olerlas…

Para acabar unas cuántas rápidas:

Una foto: Una foto de mi madre.

Un fotógrafo: Baylón.

Un consejo: Amor y paciencia. Quien quiera hacer fotos que se fije en si le gusta y lo disfruta, que se dedique profesionalmente a ello o no es lo menos importante.

Una meta: A veces sueño con vivir de mi obra personal. Pero me suelo marcar metas a corto plazo.

Una cámara: No soy muy fetichista en ese sentido. Tengo varias cámaras. Te podría decir la primera por ser la primera, pero era malísima…. Si te tengo que decir una te diría esta misma que tengo ahora. ¿Por qué? Porque es la que tengo ahora (risas) No descartaría ninguna. Me quedaría con todas.


Su web

Pie de foto: “En el Café” de Robert Doisneau.

Este Pie de foto no lo narra su autor, Robert Doisneau, sino Gisèle Freund en su libro La fotografía como documento social. Un libro imprescindible para cualquier amante de la fotografía.

En el Café Chez Fraysse. Rue de Seine, Paris, 1958.

Un día, en un pequeño café de la rue de Seine, donde suele reunirse con algunos amigos, distingue a una muchacha encantadora que está bebiendo un vaso de vino en la barra junto a un señor de cierta edad que la mira con una sonrisa a la vez divertida y golosa. Doisneau les pide permiso para fotografiarlos. Aceptan. La foto aparece en la revista Le Point, en un número dedicado a las tascas, ilustrado por las fotografías de Doisneau. Entrega esta foto, entre otras, a su agencia.
Cuando los periódicos necesitan imágenes para ilustrar un artículo, se dirigen a las agencias. Poco después, esa foto aparece en un modesto periódico, editado por la liga contra el alcoholismo para ilustrar un artículo sobre la acción malsana de las bebidas alcohólicas. El señor, que es profesor de dibujo, se disgusta: Me van a tomar por un borracho, se queja al fotógrafo que le manifiesta su pesar, diciéndole que no puede controlar el uso que se hace de sus fotos. Pero la situación empeora cuando la misma foto aparece en una revista de escándalos. El texto que ahora acompaña esa foto dice: Prostitución en los Champs-Elysées. Esta vez el profesor de dibujo reacciona furibundo e intenta un proceso contra la revista, la agencia y el fotógrafo. El tribunal condena a la revista a pagar una fuerte suma por fraude. También condena a la agencia que sin embargo no había entregado la foto. El fotógrafo sale absuelto. El tribunal se limita a considerarle un artista irresponsable.

Henri Cartier-Bresson Vs Robert Doisneau.

Nuestra amistad se pierde en la noche de los tiempos. Nos hemos quedado sin su risa llena de compasión, sin sus réplicas contundentes de gracia y profundidad. Nunca hacía repeticiones inútiles, cada vez la sorpresa. No obstante, su bondad profunda,  el amor de los seres y de una vida modesta, se halla para siempre en su obra.

París, 1956 (Robert Doisneau)

Texto extraído de Fotografiar del natural, de Henri Cartier-Bresson.