Paul Graham por Paul Graham (II). La fotografía viva
En fotografía, puedes partir de una idea, ya sea intelectualmente rigurosa o puramente instintiva, pero luego sales al mundo y… la vida te da un buen mazazo: “Así que creías que tu idea era genial, ¿eh?. Pues estás muy equivocado, pero sigue intentándolo y, si prestas atención, te enseñaré algo mil veces mejor” Y entonces es cuando se convierte en algo maravilloso y sumamente interesante: un paso a dos entre el artista y el mundo.
(…) Las ideas generales están ahí, en medio del devenir diario (…) Cualquier fotógrafo consciente tiene alguna idea de lo que está esperando encontrar, pero tienes que ir con la mente abierta a lo que el mundo te lanza y afrontar como esto cuestiona y transforma tu idea. Aquí está la belleza de este medio, su cualidad única; es porqué yo principalmente admiro a los fotógrafos que salen y se enfrentan al mundo tal y como es. De alguna forma, con una sensibilidad y con una inteligencia fluida bailan con el mundo, y el mundo les contesta, y crean esos trabajos tan fascinantes.
[Sobre New Europe] Deambular por Europa con una cámara y sin rumbo no resulta en última instancia muy productivo. De modo que sí tenía algunas ideas y me dirigí a lugares específicos: fui muchas veces a Berlín, o a Valle de los Caídos, donde está la tumba de Franco, o a Belfast, durante los momentos más críticos del conflicto de Irlanda del Norte, y vi lo que pude ver, a través de las ideas que se me iban ocurriendo y con mis propios ojos.
(…) El tema era tan evasivo, tan vago (cómo nos afecta la sombra de la historia, una reflexión sobre el sueño utópico europeo), que sentí que las imágenes debían ser duras e inmediatas. Intentaba visualizar algo invisible y busqué disparos psicológicos, imágenes incisivas que nos conectaran con algo más profundo, inefable.
Una pregunta interesante para mí era hacia dónde íbamos, cuál era el objetivo común de esta unión. ¿Era simplemente la expectativa de un paraíso consumista lo que ellos querían que aceptásemos?. Si eres muy pobre para tomar parte o si estilo de vida es muy diferente ¿vas a ser marginado? Quería hacer fotos sobre la banalidad de esta promesa, de la gente pillada en esta pesadilla moderna, atrapada en la red del consumismo con todas sus promesas.
Hice algunas fotos en España, sobre todo a partir de 1988. Pero me resisto a diferenciar unos países de otros en este trabajo. Trataba del gran experimento europeo, la Unión, la historia colectiva. Mi impresión dominante sobre Europa hoy es la del dios Jano, con una cara mirando al futuro y otra al pasado. Aquí estamos, uniendo fronteras, finanzas, modelos sociales… Pero volviendo la vista atrás a los conflictos, ideologías, esperanzas, otros futuros que soñamos, creencias por las que nuestras familias se sacrificaron.
Amo profundamente la fotografía, creo que es uno de los medios artísticos más maravillosos debido a esa cualidad única y esencial: su inmutable compromiso con el mundo tal como es. Esto le da una posición muy especial en el ámbito del arte, una posición que debemos cuidar si nos importa quiénes y qué somos. La gente hace ya tiempo que ha reconocido esta cualidad de la fotografía, sin embargo, no podemos mostrarnos complacientes, tenemos que mantenerla viva, renovando su vocabulario. Nuestro lenguaje visual, el imaginario que los fotógrafos suelen utilizar para describir el mundo, debe ser renovado, del mismo modo que los novelistas y los poetas renuevan nuestro lenguaje escrito.
Hay algo curioso en estas imágenes tan blancas de la pobreza en Estados Unidos: según la tradición, si sales a fotografiar a los desposeídos volverás al cuarto oscuro y revelarás en tonos tenebrosos, llenos de sombras y penumbras melancólicas. Es lo «correcto». ¿Por qué?
La titulé American Night precisamente por el recurso de la “noche americana”, de rodar una película durante el día y después oscurecerla para que parezca que es de noche. Esto se utilizaba sobre todo en los Westerns. Yo hacía lo contrario. Las imágenes parecían estar sobreexpuestas, quemadas, deslumbrantes. El contraste con los mendigos era aún mayor.
La primera sobreexposición fue por error, cuando la positivé, la dejé en la mesa, la observé más y más y me di cuenta que era realmente interesante (…) Fui una tarde al cine, cuando salí del cine a la luz del sol tenía la visión borrosa, con el sol fuerte del mediodía no podía ver nada, y me di cuenta como el error que cometí en el cuarto oscuro imitaba este efecto óptico, que era cercano a la invisibilidad, solamente empezando a distinguir las cosas (…) Esa es la sensación que quería: cuando ver quema y debemos cerrar los ojos. Y ese es, psicológicamente, el efecto producido cuando hacemos frente a algunos estratos sociales. Elegimos no ver, volvernos ciegos, los «editamos» fuera de nuestras vidas.
Las imágenes blancas son la esencia del trabajo, resultan duras e implacables. Gente caminando, esperando, de pie, sentados, en una invisible vida marginal. Gradualmente te adaptas a ese blancor, a ese exiguo paisaje, pero entonces pasas a una imagen perfecta llena de color representando una casa nueva en California. Cielo azul intenso, coche nuevo delante de la casa, césped verde. Visualmente supone un choque: el sueño americano a todo color, la promesa de todo aquello a lo que la gente desposeída de las imágenes blancas no puede aspirar. Es como un espejismo, o un espejismo al revés, en el que la falsa imagen brillante es la realidad, mientras la promesa en technicolor es la ilusión. El tercer grupo de imágenes, las imágenes oscuras, aparecen juntas más tarde en el libro. Son imágenes del interior profundo de las ciudades, sobre todo de Nueva York, Brooklyn y el Bronx, y constituyen a la vez un elemento central del trabajo y un comentario sobre la clásica fotografía de calle. Es también algo como La ratonera, en el Hamlet de Shakespeare: la obra de teatro dentro de la obra de teatro, la pequeña pieza teatral que te ayuda a reconocer el significado de la obra mayor, la vida misma.
American Night es acerca de la fractura social en América, pero también es acerca del paisaje americano desde las zonas urbanas a los a los suburbios o a la mansiones. Entonces, es acerca de ver o no ver, acerca de luz y oscuridad, sobre blanco y negro y color, sobre un estado mental de visibilidad e invisibilidad.
Por décadas, muchos fotógrafos positivaron un negativo correctamente expuesto, forzando el rango tonal a una atmósfera oscura y tenebrosa, como iluminadas con velas (…) Pero coge el mismo negativo y fuerza el rango tonal al revés la misma cantidad, y (…) “¡Tú lo has manipulado! ¿Qué estás haciendo?” Y todo lo que has hecho es exactamente lo mismo en la dirección contraria. Entonces te das cuenta que esta es una de las reglas no escritas de la fotografía. Puedes hacer una fotografía con ambiente tenebroso si es acerca de pobreza, ese es el método aprobado para hacerlo, pero no imágenes con una luz cercana a la invisibilidad y cegadora.
Tengo que decir que la posición de la fotografía en el mundo del arte me recuerda a la parábola de una comunidad aislada, en donde siempre se habían alimentado únicamente a base de patatas, y que al mostrarles una manzana piensan que es algo inaceptable e inútil porque no sabe como una patata.
Los fotógrafos deben ser como poetas, y renovar nuestro lenguaje visual. Nadie hace literatura con el estilo y el lenguaje de los años 50, así que ¿por qué deberíamos aceptar que los fotógrafos hagan algo parecido? (…) Demasiado equipaje acumulado en tu imaginación te puede volver pesado, gris. Sin la energía para interrogarte a ti mismo estás muerto.
(…) Olvida las típicas e incomprendidas motivaciones del artista. Un motivo verdadero es el ir más allá de tu conocimiento, trascender ese primer plano y quedar seducido antes tus propias acciones desentrañado algo inesperado, revelador y gratificante.
Soy feliz encontrando preguntas interesantes, quizá incontestables. La fotografía es apropiada para esto, a momentos breves, a perforar la membrana opaca que nos rodea. El problema es cómo seleccionar ese fragmento, esa milésima de segundo significativa, del total. ¿Qué piedras mantendrán el color una vez que se las ha sacado del río? A veces es un indicio de sensibilidad, una intuición, que uno no puede racionalizar hasta más tarde.
(…) El arte no es acerca de proporcionar respuestas, ¿verdad?. Es mas sobre provocar preguntas, preguntas inesperadas e inarticuladas.
(…) Prefiero no decir nada más porque, como sabe, si se coge una obra de arte y se explica pormenorizadamente, se repasan todos sus detalles, se acaba destruyéndola. La buena obra de arte va más allá de cualquier explicación sobre ella. Si cazas una mariposa y la clavas con un alfiler sobre la mesa, te ayudará a comprenderla, pero habrás perdido la belleza de su vuelo para siempre.
Fuentes:
Entrevista en Babelia, El Pais
Paul Graham, Europe: America, Fundacion Botin, Spain, 2011.
Paul Graham, Contemporary Artists monograph, Phaidon Press, 1996.
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