Citas (de y sobre) Eugène Atget
Atget no fue un esteta. Era una pasión dominante lo que le empujaba a registrar la vida. Con la lente maravillosa del sueño y la sorpresa, “fue” (es decir, fotografió) prácticamente todo lo que le rodeaba dentro y fuera de París, con visión de poeta. Como artista, veía en abstracto y yo creo que consiguió hacernos sentir lo que veía. Fotografiar, registrar la vida, dominar sus temas, fue tan esencial para él como lo era escribir para James Joyce o volar para Lindbergh…
Se ponía en pie con el alba y, después de estudiar la luz, partía, diríase que en dirección a todas partes. Su instinto le llevaba a sitios muy extraños, donde aparentemente no había nada de interés. (…) Yo tuve el honor de fotografiarle poco antes de su muerte; no llegó a ver el resultado. Murió en agosto de 1927. Y yo creo que con su misión cumplida.
Berenice Abbott, 1929
Era un hombre viejo, con cara de actor cansado. Trabajaba rodeado de una cantidad fabulosa de documentos, placas, pruebas, álbumes, libros. Pero ¡qué documentos! Durante 30 años, Atget ha fotografiado todo París, con la maravillosa intención de hacer soñar y sorprender. Estos no son los álbumes que un artista deja a las librerías, sino la visión que un poeta lega a los poetas. Sin ceder nunca a lo pintoresco o lo meramente anecdótico, Eugène Atget ha enfocado a la vida (…) Lo ha visto todo con una mirada que merece los epítetos de sensible y moderna. Su espíritu era de la misma raza que Henri Rousseau, el Aduanero, y su perspectiva del mundo, determinada por un medio aparentemente mecánico, es también la visión de su alma…
La ciudad muere. Se dispersan sus cenizas. Pero la capital soñada que creo Atget alza sus baluartes inexpugnables bajo un cielo de gelatina. El laberinto de calles sigue su curso como un río. Y los cruces siempre se prestan a citas patéticas.
Robert Desnos, 1927
Durante más de veinte años he recopilado, con mi trabajo y mi iniciativa individual, en todas las viejas calles del viejo París, fotografías, en formato 18 x 24, documentos artísticos de la hermosa arquitectura de los siglos que van del XVI al XIX: antiguos palacetes, mansiones históricas o curiosas, hermosas fachadas, hermosas puertas, hermosas carpinterías, aldabas, viejas fuentes, escaleras de estilos definidos (de madera y hierro forjado), los interiores de todas las iglesias de París, etc.
Esta enorme colección, artística y documental, está hoy en día concluída. Puedo decir que tengo en mi poder todo el viejo París.
Encaminado ya hacia los 70 años sin tener para después de mis días heredero ni sucesor, me inquieta y me atormenta el futuro de esta hermosa colección de fotografías, que puede caer en manos que no conozcan su valor y acabar desapareciendo sin beneficio de nadie.
Extracto de una carta dirigida a Paul Leon, director de Bellas Artes el 12 de noviembre de 1920.
Las citas están sacadas de la exposición de la Fundación Mapfre, que no os podéis perder.