Entrevista a Susan Sontag.

Esta entrevista la dio en el 2003 en Barcelona, creo que a partir de la publicación de su libro Ante el dolor de los demás. Está bastante bien, es muy personal, habla de sí misma, de su relación con los jóvenes, de literatura, del sufrimiento,… Nos deja un puñado de sabios consejos 😉

He sacado algunas cosas de lo que más me han gustado. (La traducción es un poco libre).

¿Por qué has pasado tres años en Sarajevo?
Pienso que una buena vida incluye, en medida de lo posible, salir de tu propia vida y hacer algo por otra gente. No tienes por qué ir a la guerra, puede que decidas, sencillamente ir una vez a la semana a una casa de acogida aquí en Barcelona para mujeres maltratadas, no hace falta que vayas a otro país ni a un lugar peligroso, pero creo que toda vida debería tener un tiempo dedicado a ayudar a otra gente.

Lo fantástico de escribir novelas es que puedes poner todas tus opiniones contradictorias en la novela y dárselas a distintos personajes. Hay personajes en mi novela que piensan que América es maravillosa, hay otros que piensan que América es horrible y también los hay que están en un término medio. La verdad es que yo tengo esas contradicciones, no tengo una única opinión sobre América. Estoy muy enfadada con el gobierno americano, con la dirección del país bajo el liderazgo del actual presidente pero claro que hay cosas maravillosas en América. Pero la verdad es que no soy nacionalista de ningún tipo, estoy en contra de todo nacionalismo. Creo que el estado perfecto es estar en casa en cualquier sitio o no estarlo en ninguno. Que todos los lugares sean criticables o que todos te hagan sentir como en tu casa.

Lo que le pasa a la mayoría de la gente cuando se hace mayor es que va perdiendo la sensación de lo que es posible. Cuando eres un niño o muy joven tienes un enorme sentido de la posibilidad y luego parece que a medida que la vida va pasando, te golpea en la cabeza y te dice «no seas un soñador, recuerda tus límites, no puedes hacer esto o aquello». Así que es casi como luchar contra la gravedad, tienes que luchar contra las consecuencias de hacerte mayor. Pero la verdad es que sí que puedes hacerlo si dejas un lugar para la imaginación y para la posibilidad y si estás dispuesto a aceptar que haya una cierta distancia del camino que normalmente lleva la gente. Si vas a ser una persona creativa vas a estar de algún modo en desacuerdo con la forma en la que van muchas cosas en la sociedad. A la gente no le gusta estar en desacuerdo, no les gusta ser criticados y no les gusta ser diferentes. Y toda esta lucha es mucho más difícil si además eres mujer porque parece como si toda la sociedad fuera una conspiración para decirte «no lo hagas».

Viajo mucho porque quiero entender la vida de otra gente que no son yo y no lo hago para escribir sobre ello sino porque me interesa como ser humano. Creo que es terrible vivir con tus propios privilegios, yo no quiero estar cómoda, creo que es muy importante estar INcómoda, porque la comodidad aísla y la finalidad de la mayoría de la gente es estar cada vez más cómoda y segura. Una vida libre es aquella en la que estás dispuesto a estar incómodo e inseguro en muchas ocasiones.

Entrevista a Susan Sontag.

Cotilleando por internet me he encontrado esta entrevista. Es muy larga, así que he quitado algunos trozos y he añadido algunas fotos de las que hablan.   

La necesidad de la imagen: entrevista con Susan Sontag. (Por Arcadi Espada)   

(…) AE: «Encuadrar es excluir», dice usted en un momento del libro.
SS: Sí, la exclusión puede ser tan significativa y ruidosa como la inclusión.   

AE: Desde luego, pero querría preguntarle si no cree que esa selección puede reunir un grado tal de objetividad que lo que se excluya sea irrelevante.
SS: No pienso en fotografías de una forma tan abstracta. Cada proyecto fotográfico tiene una intención particular. Y está rodeado de una gran cantidad de contextos particulares. Pienso en la fotografía, tan famosa, de la caída de la estatua de Sadam en el centro de Bagdad. ¿La recuerda?   

AE: Sí, la estatua cayendo…
SS: La estatua cayendo, derribada, y en torno a ella un grupo de personas mirando satisfechas. No eran más de veinte personas, pero la peculiaridad del encuadre hacía creer que esas personas eran como una sinécdoque de la plaza. El espectador creía que la plaza estaba repleta de gente que aplaudía satisfecha el momento simbólico de la caída de la estatua del dictador. Era un momento muy importante porque las tropas norteamericanas acababan de entrar en Bagdad. Bien: recordará usted todo eso. Bueno, pues lo cierto es que esas veinte personas eran las únicas que estaban en la plaza. Yo he visto otras fotografías de aquel momento, en la plaza, tomadas con gran angular. La plaza está prácticamente vacía.   

AE: Pues en ese caso la foto era falsa. Porque resulta contradictoria con lo que excluye.
SS: ¿Contradictoria? Yo hablaría más bien de énfasis. Ese encuadre pone el énfasis en un lugar… Otra fotografía, otro encuadre. La niña quemada por un bombardeo de napalm en una carretera de Vietnam. La foto forma parte de un paisaje mucho más grande. La carretera está abarrotada de gente que huye despavorida y ella es una más en la tragedia. Naturalmente, el hecho de centrarse en una parte de la imagen y excluir el resto es una forma de dirigir el significado de la foto, de subrayar lo que se pretende que vea el espectador. Luego hay otra cosa importantísima: las fotos no llegan desnudas ni se muestran desnudas. El pie de foto, el contexto donde la foto aparece, quién la está contemplando y por qué, todo eso es fundamental para configurar el sentido definitivo que la foto acabe adoptando.(…)   

AE: Resumiendo: encuadrar es excluir pero no siempre con las mismas consecuencias.
SS: Desde luego. Si no, todas las fotos inducirían a error. Y no todas las fotografías son erróneas ni mienten. Yo no digo esto. No tendría sentido decir una cosa así.   

AE: En cuanto a la objetividad…
SS: La objetividad no es un término que yo tenga en gran estima. No creo que explique demasiado. En parte porque es un elemento polarizado, parte de una dicotomía. En el momento en que dices objetivo obligas a hablar de subjetivo. Y no es eficaz. Es, como si dijéramos, una alternativa demasiado cruda. Y no creo que sea la forma correcta de hablar de fotografía. Lo que hay que buscar en las fotografías es que sean capaces de darnos la mayor cantidad de información posible sobre una situación cualquiera que se ha producido, que ha sido real. Entendiendo siempre, claro está, que sobre una situación real la información será siempre incompleta. Yo creo que la tensión entre objetividad y subjetividad crea muchos problemas falsos, y que la primera obligación de cualquier análisis es evitar la posibilidad de que aparezcan problemas falsos.(…)   

James Natchwey, 11S

 

AE: La ausencia de fotos en la catástrofe del 11 de septiembre. De fotos de cadáveres…
SS: Me pareció muy mal. Yo soy partidaria de que circule siempre la mayor información posible.   

AE: Aunque sea brutal.
SS: Las fotos brutales exigen una brutalidad previa que es necesario conocer. Con la que es necesario encararse. Una sociedad democrática debe someterse a ese tipo de ejercicios. Si no se convierte, en cierto sentido, en una sociedad cómplice de la brutalidad.(…)   

AE: ¿Por qué deberíamos verlo?
SS: Si se parte de la idea de que hay fotos que ayudan a entender la realidad, la cuestión se aclara. Aunque no de una manera contundente, absoluta, porque siempre habrá resquicios por donde se colarán los derechos y los sentimientos de los otros. En realidad mi libro está dedicado a saber cuánto puede mostrarse de lo real. A mi entender esta es una pregunta clave.   

Nic Ut, 1972

 

AE: De la guerra puede mostrarse muy poco, dice usted repetidamente.
SS: La guerra. Las fotos nos transmiten una cierta imagen de la guerra, vinculada al acontecimiento, al estallido, a una acción determinada. Pero lo crucial de la guerra es lo que sucede después. ¿Cómo se fotografía lo que sucede después? O pensemos en la hambruna de África. ¿Cómo se fotografía el hambre, más allá de las circunstancias agónicas de estos niños esqueléticos que vemos cíclicamente cuando en un poblado o una región determinada la situación se desborda? Bueno, éste es un problema muy importante. Mucho más importante que si a raíz de un hecho concreto se muestran o no determinadas fotos que puedan ofender el gusto, la moral o la sensibilidad.(…)   

AE: Permítame que le lea a los lectores la cita de Hazlitt, a propósito de la atracción de la maldad: «¿Por qué —se pregunta Hazlitt— siempre leemos en los periódicos las informaciones sobre incendios espantosos y asesinatos horribles?» Y responde: «Porque el ‘amor a la maldad’, el amor a la crueldad, es tan natural en los seres humanos como la simpatía».
SS: Sí, me parece que Hazlitt tiene razón. Y Burke, que decía que las desgracias de los demás nos procuraban placer.   

AE: ¿No le parecen apreciaciones algo cargadas de malditismo literario?
SS: No, la verdad. (…)   


AE: Insisto: ¿no cree que hay alguna literatura que va muy cargada de demonio? El propio Bataille, que usted también cita a propósito de la foto del prisionero sometido a la tortura mortal de los cien cortes.
SS: Me es indiferente. En realidad la literatura me es indiferente. Diga que cito porque queda bien.   

AE: Muy bien.
SS: Yo parto de la realidad. Ni me interesa Hazlitt, ni Burke, ni Bataille, ni Baudelaire, ni el malditismo, ni lo demoníaco, ni nada de eso. ¿Sabe lo que a mí me interesa?   

AE: ¿…?
SS: Ruanda.   

AE: El genocidio.   

SS: El genocidio a cuchillo de Ruanda. La literatura es totalmente secundaria. A mí me interesa la realidad. En seis semanas, ochocientas mil personas, OCHOCIENTAS MIL PERSONAS, fueron asesinadas en Ruanda. Por sus vecinos. POR SUS VECINOS. Cada una de esas personas murió de una manera individualizada, pasada a cuchillo. Mire la historia de la humanidad. Mírela fijamente: ¡le importa un rábano lo que dicen los escritores! Ruanda. ¿Sabe usted lo que es Ruanda?   

AE: No, no lo sé.
SS: Ruanda es un pequeño país. Un pequeñísimo país. Más pequeño que Cataluña. Y con un noventa y cinco por ciento de sus habitantes que son católicos. ¿Para qué tengo que leer a Baudelaire?   

AE: ¿…?
SS: Yo no apelo a la autoridad del intelectual. Insisto en que nadie ha escuchado al intelectual. Tenemos que redescubrir el retorcimiento de los seres humanos. Yo cito a estos escritores no para refugiarme en su autoridad, sino sobre todo para decir qué extraño es que sigamos redescubriendo a cada paso lo mismo. Qué extraño es que redescubramos lo evidente. Qué extraño es que no nos hayamos convertido todavía en adultos morales o psicológicos. Lo siento: me siguen sorprendiendo estas crueldades indescriptibles de los seres humanos.   

AE: Mostrar el dolor. Hace treinta años dijo usted en Sobre la fotografía que la exhibición repetida del dolor anestesiaba la percepción.
SS: Siempre estoy en discusión conmigo misma. Hoy mismo ya me discuto cosas de este último libro. Imagínese lo que pienso de lo que escribí hace treinta años. Pero, en fin, creo que no es cierto que la exhibición de las imágenes del dolor anestesien la conciencia del hombre.   

AE: Este punto de vista acabó convirtiéndose en un lugar común. Hay muchos directivos en los periódicos que se niegan a exhibir cadáveres invocando su punto de vista, aunque no sepan que es suyo.
SS: Sí, parece que ha llegado a convertirse en un lugar común.   

AE: ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
SS: La realidad. La imagen de Cristo, por ejemplo. ¿Cuántos años llevan sus fieles contemplando ese hombre ensangrentado, agonizante, desnudo, a tamaño natural? Si fuera cierto que nos acostumbramos al sufrimiento, hace mucho que los católicos habrían dejado de conmoverse. No lo han hecho. Esto es lo real. A veces tenemos que someter lo que pensamos a este tipo de verificaciones decisivas. Si te sientes comprometido con determinadas imágenes, las hayas visto una o cien veces seguirás sufriendo. (…)   

Sebastiao Salgado

 

AE: ¿Cree que la belleza es un término operativo en este tipo de imágenes?
SS: Una foto puede ser terrible y bella. Otra cuestión: si puede ser verdadera y bella. Este es el principal reproche a las fotografías de Sebastiao Salgado. Porque la gente, cuando ve una de esas fotos, tan sumamente bellas, sospecha. Con Salgado hay otro tipo de problemas. Él nunca da nombres. La ausencia de nombres limita la veracidad de su trabajo. Ahora bien: con independencia de Salgado y sus métodos, no creo yo que la belleza y la veracidad sean incompatibles. Pero es verdad que la gente identifica la belleza con el fotograma y el fotograma, inevitablemente, con la ficción. (…)   

AE: Usted suele hablar bien del periodismo. Más allá de sus simulacros, ¿cree que el periodismo nos ha hecho más solidarios al extender el dolor de los demás?
SS: Todo en el siglo veinte ha sido un arma de doble filo. También el periodismo. Es verdad que nos ha permitido saber de los otros, de sus tragedias y de sus necesidades. Pero también ha contribuido a una globalización cultural y moral que en buena parte está asentada sobre premisas falsas. El periodismo ha llenado nuestra vida de imágenes falsas. Es verdad: tenemos una idea de lo que pasa en el mundo como nunca nadie la tuvo antes. Pero a veces esa idea es demasiado nominal. Y se mezcla con la propaganda. Ya ve usted que voy de un extremo a otro. De un filo a otro. Aunque quizá lo peor de esta propaganda diseminada por el periodismo sea este mensaje: «Esto es lo que hay en el mundo, ahora ya lo conoces, pero poco puedes hacer para cambiarlo». Esta impotencia. Este aviso de que el conocimiento de las cosas no se transforma en una energía para cambiarlas. La posibilidad, incluso, de que tanto y tan variado conocimiento llegue a aturdirnos y a reforzar la impresión de que el cambio es más complejo de lo que es en realidad. Porque luego es cierto que observadas las cosas de cerca, una a una, no parecen tan complejas.   

AE: Sí, la saturación, el agobio mediático.
SS: Y la posibilidad de que los horrores puedan acabar convirtiéndose en un espectáculo. Yo defiendo el periodismo. Soy una gran defensora del periodismo. Viví en Sarajevo al lado de los periodistas. Comprobé cómo trabajan. Puedo decir que la mayoría de ellos son gente honrada. Y, sobre todo, no son gente endurecida, como quiere el tópico, sino que tratan de contribuir con su trabajo a la mejora de las condiciones de vida generales. Cuando la gente habla de la corrupción del periodismo hay que mirar en muchas direcciones. También en la dirección de los propietarios de los periódicos. O sea que, en este sentido, Baudrillard y demás podrían tener su parte de razón, cuando sugieren que debido a esta corrupción el común de los hombres se vería en dificultades crecientes para distinguir entre las imágenes y la realidad. Pero esa visión siempre sugiere un menosprecio de lo real, y del que sufre lo real, falso: aun hipnotizada, drogada, la gente no pierde el sentido de lo real.   

AE: La gente…
SS: Déjeme explicarle un anécdota significativa. Mire, después del ataque a las Torres Gemelas, varios grupos de personas que habían conseguido escapar fueron apareciendo por las calles. Los iban entrevistando las cámaras de televisión. Estaban todos ellos cubiertos de ceniza, agobiados, aterrorizados. Les ponían el micrófono en la boca y les preguntaban cómo se sentían, cómo había sido, esas cosas. Algunos de ellos explicaban: «Ha sido como una película». ¿Quiere eso decir que lo real y lo ficticio ya no se distinguen? En absoluto. Esa fue una interpretación muy extendida en aquellos días, pero falsa. Lo cierto es que cuando se produce un trauma de estas características se tarda un poco en absorber la realidad. Hace cien años estas gentes habrían dicho que era como un sueño. Hoy dicen que como una película. Pero a nadie de aquellos que salían se le habría ocurrido dudar de que aquello fuese cierto. Sólo decían que les sorprendía mucho que lo que habían visto en las películas se hiciese de pronto realidad. Era su forma de significar la magnitud de la catástrofe. No de significar sus dudas. Lo que importa de las personas son las experiencias propias. ¿Me deja que le cuente otra anécdota?   

AE: Y mil que contara.
SS: 1969, en el sur de Marruecos. Pleno desierto. Una pequeña cabaña con luz eléctrica y un café con televisión. Armstrong acaba de pisar la Luna. Yo me acerco al hombre que sirve el café. Por la tele se ven los saltitos de los astronautas. Yo se lo comento al hombre: «¡Es fantástico, la gente está en la Luna!» Mueve la cabeza y dice que no. «¡Cómo que no!», le digo y casi le obligo a salir fuera, y mirar al cielo, donde brilla la Luna. «¡Están ahí!», le digo, señalando indistintamente la Luna y la televisión. El hombre se ríe, me mira y me dice: «¡Qué va: es sólo televisión!» En cierto modo está bien fiarse de las experiencias personales.   

AE: Al final del libro dice usted que la guerra es inefable.
SS: Sí, me acuerdo.   

AE: Es desmoralizador.
SS: ¿Por qué?   

AE: Es desmoralizador que el arte no sirva en los momentos gigantescos.
SS: No es cero o cien. No se trata de que no sirva. Se trata de que cualquiera que haya visto la guerra sabe que su representación poco tiene que ver con ella. Sí, está Tolstoi, está Goya. Pero no estaban allí. El ruido, por ejemplo, el ruido de la guerra. Si no ha estado no puede imaginárselo. Como un concierto de rock en el que usted estuviera con la oreja pegada al altavoz y multiplicado ese ruido por cinco. ¿Donde está ese ruido? ¿En qué cine? ¿En qué sala de concierto? ¿En qué teatro? El arte sólo es un gesto en la dirección de esas experiencias. Un gesto solo, aunque imprescindible.

Sobre la fotografía. Susan Sontag.


«Nadie jamás descubrió la fealdad por medio de las fotografías. Pero muchos, por medio de las fotografías, han descubierto la belleza».

Si quieres leer más, ve a la página 12.

Annie Leibovitz (II)

Ésta es la continuación de Annie Leibovitz (I)

En 1983 empieza a trabajar para Vanity Fair donde realizó algunas de las portadas más famosas de la historia de la revista. Una de las más sonadas fue ésta, nombrada la segunda mejor portada de los últimos cuarenta años (siendo la primera la que ella misma realizó para Rolling Stones de John Lennon desnudo abrazando a Yoko Ono en posición fetal).

 

Cuando llegamos aquel día lo primero que le dije a Lory Volstain, que era supervisora, fue que me sentía muy sexy y que quería mostrarlo en las fotos. Le dije «creo que debes ir a buscar una lencería bonita, lencería negra, quiero mostrar cómo me siento realmente, lo sexy que puede ser un embarazo, una mujer embarazada». Osea que no fue como si persiguiéramos una idea reveladora, se trataba de la cosa más natural que podríamos hacer. Yo ni siquiera pensaba en ello como en una portada.Luego, cuando ya estaba posando, miré a Annie y le dije: «¿No sería estupendo usarla como portada?» Entonces nos miramos la una a la otra y dijimos «De ningún modo, no la utilizarían de ningún modo».

Demi Moore.

 

En 1989 conoció a Susan Sontag quien influyó mucho en su carrera. «Eres buena pero puedes ser mejor», le dijo. Comenzaron una relación sentimental hasta la muerte de Sontag en 2004. En 1993 viajaron a Sarajevo, durante la guerra de los Balcanes. Un viaje que Annie admite no haber realizado de no ser porque Susan la animó a ello. Allí experimentó una nueva forma de fotografiar.

Estaba desarrollando mi propio estilo creando retratos formales y escenas teatrales al mismo tiempo, pero no consideraba que estos retratos conceptuales fueran periodismo. La fotografía de retrato era liberadora. Me sentía libre para jugar con el género. El fotoperiodismo, el reportaje, trataba de cómo ser un observador. Sobre ver lo que estaba ocurriendo delante de ti y fotografiarlo. No forzabas nada. Para mi generación de fotógrafos las reglas eran muy claras. Por eso hay todavía tanto escrito sobre si Robert Capa montó o no la escena de la muerte de un miliciano en la guerra civil española.

Un mortero cayó delante de nuestro coche cuando conducíamos por el vecindario, golpeó a un adolescente que iba en una bicicleta abriéndole un gran agujero en la espalda. Lo metimos en el coche y lo llevamos rápidamente al hospital pero murió en el camino…

…Las ideas que tenía antes de llegar a Sarajevo sobre el tipo de fotografías que tomaría, simplemente desaparecieron al llegar allí. No había tiempo para preocuparse por si haría retratos o otro tipo de fotografías. Las cosas ocurrían demasiado deprisa. Sólo podías responder a ellas. (Annie Leibovitz at Work)

Entre otros sitios he picoteado de:
Life through a lens, American Masters.
The Unpredictability of Life: Annie Leibovitz’s Sarajevo Bicycle.
Casi todas las citas (excepto las tres últimas) están sacadas del documental Annie Leibovitz de Rebecca Frayn.

Annie Leibovitz. (II)

Ésta es la continuación de Annie Leibovitz (I)

En 1983 empieza a trabajar para Vanity Fair donde realizó algunas de las portadas más famosas de la historia de la revista. Una de las más sonadas fue ésta, nombrada la segunda mejor portada de los últimos cuarenta años (siendo la primera la que ella misma realizó para Rolling Stones de John Lennon desnudo abrazando a Yoko Ono en posición fetal).

Cuando llegamos aquel día lo primero que le dije a Lory Volstain, que era supervisora, fue que me sentía muy sexy y que quería mostrarlo en las fotos. Le dije «creo que debes ir a buscar una lencería bonita, lencería negra, quiero mostrar cómo me siento realmente, lo sexy que puede ser un embarazo, una mujer embarazada». Osea que no fue como si persiguiéramos una idea reveladora, se trataba de la cosa más natural que podríamos hacer. Yo ni siquiera pensaba en ello como en una portada.Luego, cuando ya estaba posando, miré a Annie y le dije: «¿No sería estupendo usarla como portada?» Entonces nos miramos la una a la otra y dijimos «De ningún modo, no la utilizarían de ningún modo».

Demi Moore.

En 1989 conoció a Susan Sontag quien influyó mucho en su carrera. «Eres buena pero puedes ser mejor», le dijo. Comenzaron una relación sentimental hasta la muerte de Sontag en 2004. En 1993 viajaron a Sarajevo, durante la guerra de los Balcanes. Un viaje que Annie admite no haber realizado de no ser porque Susan la animó a ello. Allí experimentó una nueva forma de fotografiar.

Estaba desarrollando mi propio estilo creando retratos formales y escenas teatrales al mismo tiempo, pero no consideraba que estos retratos conceptuales fueran periodismo. La fotografía de retrato era liberadora. Me sentía libre para jugar con el género. El fotoperiodismo, el reportaje, trataba de cómo ser un observador. Sobre ver lo que estaba ocurriendo delante de ti y fotografiarlo. No forzabas nada. Para mi generación de fotógrafos las reglas eran muy claras. Por eso hay todavía tanto escrito sobre si Robert Capa montó o no la escena de la muerte de un miliciano en la guerra civil española.

Un mortero cayó delante de nuestro coche cuando conducíamos por el vecindario, golpeó a un adolescente que iba en una bicicleta abriéndole un gran agujero en la espalda. Lo metimos en el coche y lo llevamos rápidamente al hospital pero murió en el camino…

…Las ideas que tenía antes de llegar a Sarajevo sobre el tipo de fotografías que tomaría, simplemente desaparecieron al llegar allí. No había tiempo para preocuparse por si haría retratos o otro tipo de fotografías. Las cosas ocurrían demasiado deprisa. Sólo podías responder a ellas. (Annie Leibovitz at Work)

Entre otros sitios he picoteado de:
Life through a lens, American Masters.
The Unpredictability of Life: Annie Leibovitz’s Sarajevo Bicycle.
Casi todas las citas (excepto las tres últimas) están sacadas del documental Annie Leibovitz de Rebecca Frayn.

Jan von Holleben. Dreams of flying

Jan von Holleben

Cruzar el desierto a lomos de un perro o buscar tesoros en el fondo del océano. Las fotografías Jan von Holleben, permiten a los niños hacer realidad sus sueños. Jan aprefleja en su trabajo la influencia de sus padres, un director de fotografía y una terapeuta infantil. La representación visual de la infancia, la ‘historia infantil’ y el concepto de ‘juego’ vienen de su tiempo empleado en cursos de enseñanza y combina esas teorias con recuerdos de su propia infancia. Inspirado por los libros clásicos infantiles, así como de los superhéroes modernos, ha realizado Dreams of flying durante los últimos cuatro años con niños de su barrio en el sudeste de Alemania.

Jan von Holleben

Jan von Holleben

Hago un pequeño paréntesis para hablaros de un fotógrafo que descubrí ayer y que me encantó. No he encontrado mucha información sobre él pero sí que hay bastante imágenes.

Cruzar el desierto a lomos de un perro o buscar tesoros en el fondo del océano. Las fotografías Jan von Holleben, permiten a los niños hacer realidad sus sueños. Jan aprefleja en su trabajo la influencia de sus padres, un director de fotografía y una terapeuta infantil. La representación visual de la infancia, la ‘historia infantil’ y el concepto de ‘juego’ vienen de su tiempo empleado en cursos de enseñanza y combina esas teorias con recuerdos de su propia infancia. Inspirado por los libros clásicos infantiles, así como de los duperhéroes modernos, ha realizado Dreams of flying durante los últimos cuatro años con niños de su barrio en el sudeste de Alemania.

Doobybrain.com

Y es que ¿quién no ha soñado alguna vez que podía volar?

Entrevista: 10 Preguntas a Annie Leibovitz.

Aquí os dejo una entrevista de Time a Annie Leibovitz de Noviembre del 2008 en la que contesta a 10 preguntas de los lectores.

1.- ¿Por qué continúas haciendo retratos de famosos cuando muchos de ellos tienen fotografías por todo el mundo?
Nunca me ha gustado la palabra “famoso”. Me gusta fotografiar a gente que es buena en lo que hace. Creo que el verdadero problema de hoy es que Internet ha creado una demanda de mucha más información de la que necesitamos y crea nuevos famosos. Los hemos agotado y ahora lo que hacemos es fabricarlos.

2.- ¿Hay alguien a quien nunca tuviste la oportunidad de fotografiar pero que siempre quisiste hacerlo?
Trabajo mucho y tengo la oportunidad de fotografiar a prácticamente cualquier persona que quiera. Sólo puedo pensar en gente que ya ha muerto y que me gustaría haber fotografiado, Martha Graham o Elvis Presley. Me perdí a Elvis Presley.

3.- ¿Quién ha sido la persona más difícil de fotografiar?
Algunos de los más difíciles han sido gente que ha estado en el mundo del espectáculo durante mucho tiempo. Creo que no tienen sentido de la realidad. Como Sammy Davis o incluso Michael Jackson. Otra forma de contestar esta pregunta es que quiero continuar en este negocio y sería una idiota hablando de alguien que todavía está vivo.

4.- He oído que no es fácil trabajar contigo. ¿Estas de acuerdo con eso?
En realidad, yo también lo he oído. Vengo de un lugar donde trabajaba sola y cuando empecé a trabajar con ayudantes no entendía por qué no veían exactamente lo que yo, me frustraba mucho. Por suerte, ahora trabajo con un magnífico grupo de gente que ha estado conmigo durante mucho tiempo y saben que soy bastante exigente.

5.- ¿La maternidad ha cambiado tu forma de fotografiar a la gente?
Creo que una de las cosas más bonitas es que los niños son felices sólo con ver las maletas salir en el aeropuerto. Es ese tipo de cosas, pero no sé cómo eso afecta a la fotografía. Habrá que verlo.

6.- ¿Cómo llevaste toda la polémica de Miley Cyrus?
La fotografía de Miley era preciosa, fuerte y sencilla. En realidad creo que era inocente en ciertos aspectos. A ella le encantó tomar esa fotografía y estaba preparada para hacerlo pero sencillamente la gente no lo estaba. Creo que si hubo algún error, fue que probablemente no debería haber posado para Vanity Fair.

7.- ¿Crees que es necesario un aprendizaje oficial en fotografía?
Yo tuve mucha suerte de aprender trabajando cuando trabajaba para estas revistas, pero siempre me he arrepentido de no haber tenido una educación oficial. He tenido que aprender sola.

8.- ¿Cómo ves el momento “aha” del que habla la gente? ¿Es el motivo, la composición o algo diferente?
Bueno, ha cambiado a lo largo de los años. Por ejemplo, con John y Yoko, sólo hice algunas tomas. Sabía que era bueno, tenía forma y fuerza, era simple y contaba una historia. ¿Cómo sabes si es bueno? El motivo sencillamente dice “aha” o se levanta y se va.

9.- ¿Cómo hace una mujer para abrirse camino en un mundo dominado por los hombres como el de la fotografía?
Esta era una de las 10 preguntas que más me hacían hace 20 años pero hace tiempo que no me la han vuelto a hacer, básicamente porque ahora hay muchísimas mujeres fotógrafas. Nunca me he visto como una mujer en este mundo, pero si insistes, creo que es una ventaja. Creo que a cierto nivel, las mujeres tenemos más empatía para tratar ciertas situaciones.

10.- ¿Qué es lo que la fotografía no puede captar?
Una fotografía es sólo una pequeña, diminuta, parte de la vida. Tengo la sensación de ver mucho más de lo que realmente puedo capturar. Creo fuertemente en el poder de una fotografía: puede expresar muchísimo pero realmente es sólo una pequeña parte de lo que está ocurriendo.

Aquí tenéis la transcripción original.

Annie Leibovitz. (I)

Emepezamos por todo lo alto y por lo tanto también lo más conocido. Puede que no todo el mundo reconozca su nombre pero sí que todos habeis visto sus fotografías más famosas.


¿Ahora sí? Pues empecemos por el principio. Annie nació en el 49, su padre era teniente de las fuerzas aéreas de Estados Unidos y viajaba por todo el país, así que desde muy pequeña estuvo viajando con su familia.

Mi carrera fotográfica comenzó tomando imágenes de mi familia. Y esas fotografías son para mí las más significativas y las mejores de toda mi trayectoria

La familia es lo más cerca que puedes estar de otra gente y no tienes nada que ocultar a los demás. Cuando empecé a hacer retratos, no quería gente posando, sino lo que yo creía que era el fin último: tener a alguien lo bastante relajado como para ser él mismo.


En 1968 comenzó a estudiar pintura en el Instituto de arte de San Francisco.

Nunca me lo tomé en serio hasta que empecé unas clases nocturnas de fotografía y empecé a usar el cuarto oscuro. Me sedujo totalmente al observar la magia de aquel trabajo, cómo aparecía en un momento. Ya sabes, era más rápido que pintar.

En 1970, con 21 años, mandó unas fotografías a la revista Rolling Stones, que entonces era una publicación joven con sólo tres años de vida. Allí le dieron le dieron su primer trabajo: cubrir las protestas antibélicas en Estados Unidos. Desde entonces estuvo trabajando para ellos, llegando a convertirse tres años después en fotografa jefe de la revista. En el 75 acompaño a los Rolling Stones en su gira por Estados Unidos donde hizo algunas de sus fotografías más conocidas de la banda.

Yo no sabía nada sobre conciertos, de hecho cuando inicié la gira, me llevé la raqueta de tenis, pensaba que de ciudad en ciudad podría tomar clases de tenis. Ellos, me miraron como si estuviese totalmente loca. Naturalmente, las noches se conviertieron en días y no volvieron a verme durante el día, me convertí en una especie de vampiro.

Puede decirse que me entregaba por completo a cualquier cosa que hiciesen, sentía que eso era lo que uno debería hacer como periodista o reportero. Para hacer bien el trabajo tienes que involucrarte totalmente.
La gente habla del alma del modelo, pero también está el alma del fotógrafo. Yo practicamente casi perdí mi alma. No fue culpa de los Rolling Stones, fue culpa mía por entregarme, por meterme en algo tan a fondo, y dejar que se apoderase de mí.

(Continuará…)

¡Bienvenidos!

Bienvenidos a este hueco donde iré colgando fotografías, entrevistas y videos de los grandes fotógrafos. No voy a hablar de cámaras, ni de técnica, ni colgaré tutoriales de Photoshop, de eso ya hay suficiente en internet, senciallamente, quiero que este espacio sea un pequeño homenaje a los grandes fotógrafos y a aquellos que disfrutan tanto o más viendo una fotografía que haciendola. Así que pasad y poneos cómodos que esto está a punto de empezar.