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Enrique Meneses Vs Gervasio Sánchez.

Gervasio, el san bernardo de los desaparecidos

Estábamos sentados junto al piano de cola de aquel comedor del Holiday Inn.  Era  un sábado cualquiera de julio de 1993, en Sarajevo sitiado. Una veintena de mesas, velas, ruidosos periodistas americanos en un par de mesas juntadas. Con ellos guapísimas chicas, casi todas estudiantas que dominaban el  inglés y que comían con los informadores más ricos de aquel salón lleno de periodistas. Nosotros también necesitábamos transporte e interpretes pero con otras tarifas. La comida servida procedía del mercado negro pero también guisqui que los americanos pedían a 100 dólares la botella .

Al fondo del comedor, un enorme cortinaje negro cubría lo que debió ser una fantástica vista, nunca supe qué se veía. Del otro lado del cortinon, los serbios. De espalda a ellos, en aquel comedor, Susan Sontag, con sus 60 años, a la que venía a dar un beso su hijo David Rieff, también periodista. En nuestra mesa redonda, Gervasio Sánchez, Alfonso Armada y yo además de un italiano que partía al día siguiente. Hablábamos de lo que hablan los periodistas en zona de guerra, de las ganas de terminar el trabajo, de lo que cada cual ha visto durante el día en tal o cual barrio de la ciudad. La visita al Hospital Kosovo para contar muertos y heridos, victimas de los francotiradores, charlar con  los cirujanos con mascarilla desgastada y casco de minero para iluminar la mesa de operaciones. “No tenemos anestesia. Lo que más hacemos es amputaciones de miembros. Están naciendo más niños que antes de la guerra”. El desafío de la vida ante la muerte, dije cuando supe el dato. “Y la falta de electricidad y televisión” me completó una joven enfermera.

Hablábamos  de nuestros recuerdos de otras zonas de conflicto. Mis jóvenes compañeros veían en mi veteranía una confirmación de que lo que hacíamos es la profesión más bella del mundo y, en algunos momentos, la más peligrosa. Cuando contaba a mis compañeros que yo fui el único periodista español del lado egipcio cuando Israel, Francia y Gran Bretaña atacaban por todos los frentes, en Octubre de 1956, no podían creer que ya había estado en la guerra del Canal de Súez, 37 años antes, cuando ninguno de ellos había nacido.

Yo había estado varios años siendo editor o con programas de radio y televisión alejado del riesgo. Yo era un desconocido en las facultades de Periodismo y Gervasio y Alfonso se escandalizaban. ¿Por qué deberían haber hablado de mi?  me preguntaba yo.Los criterios académicos y la realidad del periodismo son como el agua y el aceite. Mi reportaje de Fidel Castro y el Che en  Sierra Maestra les fascinaba y sentían vértigo al pensar que hacía cuatro décadas que yo había bajado de aquella montañas  de Cuba.

Nos despedimos prometiendo volver a encontrarnos en Madrid. Ser freelance no te permite aguantar demasiado en zona de guerra. Cien dólares diarios de hotel, cien de estudiante-interprete y otros cien del coche ,de otro universitario ,es mucho dinero cuando solo tienes la seguridad de que lo recuperarás si tu trabajo es satisfactorio. Mi acreditación era de “Tiempo” y acabé vendiéndoselo a “Diario 16″.  Pero vivir en la inseguridad, en esta profesión,  es vivir. Y aquel sábado, como si estuviésemos en una película de Fellini, con el ruido de fondo no tan lejano, de ametralladoras y morteros, apareció un pianista de frac, se sentó al piano y empezó a deleitarnos con Chopin y Strauss. Me sentí en pleno Imperio austro-húngaro. antes de que aquí, en Sarajevo, Gavrilo Princip asesinara al archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, y comenzase la Primera Guerra Mundial.

Desde aquel encuentro nuestro, Gervasio ha seguido un camino inédito en el mundo del periodismo y de la investigación: Se interesó por los “después” de las guerras. ¿Que había sido de aquella mujer que  perdió a su hijo en la masacre del Mercado de Sarajevo? ¿Se habría casado aquella muchacha que lloraba junto al novio herido? Buscar la Historia del después es, a veces, reconfortante ver cómo el ser humano caído se levanta y anda, con ortopedia o simples muletas, pero anda. Y los desaparecidos de Argentina, Chile, Colombia, Laos, Irak aparecen en modestas fotos que sujetan sus deudos con paciencia de siglos.

Ahora en España la gente puede ver y escuchar en exposiciones y conferencias, lo que es la misión de Gervasio, este buen samaritano, este perro San Bernardo que pacientemente reconstruye vidas e intenta minorar el dolor de las víctimas de la guerra. Al  senequismo cordobés unió Gervas la tozudez maña tras su matrimonio con Carmen “Choco” y tener a Diego al que ha educado llevándolo a los campos de batalla de Sierra Leona, Laos, Sarajevo, Kosovo o Tinduf,  para enseñarle el daño que han hecho, después de las guerras, las bombas de racimo, esas pequeñas pelotas de golf de  colores vivos y que salen por millares de las bombas portadoras.  Termina la contienda y esas pelotitas  siguen segando miembros de niños que las encuentran y quieren jugar con ellas, los campesinos arando sus campos. Para ellos la guerra no termina nunca.

El hombre que más ha hecho porque se prohibiese la fabricación y venta de esas armas, ha sido “Gerva”, el periodista que documenta y hace visibles los familiares que tienen desaparecidos, el mismo que lucha contra el empleo de niños y niñas como soldados en las guerras africanas. Gervasio Sánchez tiene un Seminario de Periodismo Humano en Albarracín, todos los otoños. Estuve en el de 2001 y ahora al cumplirse 10 años de estos encuentros veteranos y novatos.. Se han presentado 300 jóvenes periodistas y otros 60 fueron rechazados porque Albarracín tiene 1.300 habitantes y no puede alojar a más de 300.

De vez en cuando, hojeo los magníficos libros de Gervas, publicados por Blume, mientras escucho las czardas de Monti al piano y recuerdo aquel sábado mágico de julio de 1993, hace ya… ¡17 años!

Blog de Enrique Meneses.

Entrevista a Susan Sontag.

Esta entrevista la dio en el 2003 en Barcelona, creo que a partir de la publicación de su libro Ante el dolor de los demás. Está bastante bien, es muy personal, habla de sí misma, de su relación con los jóvenes, de literatura, del sufrimiento,… Nos deja un puñado de sabios consejos 😉

He sacado algunas cosas de lo que más me han gustado. (La traducción es un poco libre).

¿Por qué has pasado tres años en Sarajevo?
Pienso que una buena vida incluye, en medida de lo posible, salir de tu propia vida y hacer algo por otra gente. No tienes por qué ir a la guerra, puede que decidas, sencillamente ir una vez a la semana a una casa de acogida aquí en Barcelona para mujeres maltratadas, no hace falta que vayas a otro país ni a un lugar peligroso, pero creo que toda vida debería tener un tiempo dedicado a ayudar a otra gente.

Lo fantástico de escribir novelas es que puedes poner todas tus opiniones contradictorias en la novela y dárselas a distintos personajes. Hay personajes en mi novela que piensan que América es maravillosa, hay otros que piensan que América es horrible y también los hay que están en un término medio. La verdad es que yo tengo esas contradicciones, no tengo una única opinión sobre América. Estoy muy enfadada con el gobierno americano, con la dirección del país bajo el liderazgo del actual presidente pero claro que hay cosas maravillosas en América. Pero la verdad es que no soy nacionalista de ningún tipo, estoy en contra de todo nacionalismo. Creo que el estado perfecto es estar en casa en cualquier sitio o no estarlo en ninguno. Que todos los lugares sean criticables o que todos te hagan sentir como en tu casa.

Lo que le pasa a la mayoría de la gente cuando se hace mayor es que va perdiendo la sensación de lo que es posible. Cuando eres un niño o muy joven tienes un enorme sentido de la posibilidad y luego parece que a medida que la vida va pasando, te golpea en la cabeza y te dice «no seas un soñador, recuerda tus límites, no puedes hacer esto o aquello». Así que es casi como luchar contra la gravedad, tienes que luchar contra las consecuencias de hacerte mayor. Pero la verdad es que sí que puedes hacerlo si dejas un lugar para la imaginación y para la posibilidad y si estás dispuesto a aceptar que haya una cierta distancia del camino que normalmente lleva la gente. Si vas a ser una persona creativa vas a estar de algún modo en desacuerdo con la forma en la que van muchas cosas en la sociedad. A la gente no le gusta estar en desacuerdo, no les gusta ser criticados y no les gusta ser diferentes. Y toda esta lucha es mucho más difícil si además eres mujer porque parece como si toda la sociedad fuera una conspiración para decirte «no lo hagas».

Viajo mucho porque quiero entender la vida de otra gente que no son yo y no lo hago para escribir sobre ello sino porque me interesa como ser humano. Creo que es terrible vivir con tus propios privilegios, yo no quiero estar cómoda, creo que es muy importante estar INcómoda, porque la comodidad aísla y la finalidad de la mayoría de la gente es estar cada vez más cómoda y segura. Una vida libre es aquella en la que estás dispuesto a estar incómodo e inseguro en muchas ocasiones.

Entrevista a Susan Sontag

Esta entrevista a Susan Sontag es de 2003, la dio en Barcelona a partir de la publicación de su libro Ante el dolor de los demás. Está bastante bien, es muy personal, habla de sí misma, de su relación con los jóvenes, de literatura, del sufrimiento,… Nos deja un puñado de sabios consejos.

He sacado algunas cosas de lo que más me ha gustado. (La traducción es un poco libre).

¿Por qué has pasado tres años en Sarajevo?
Pienso que una buena vida incluye, en medida de lo posible, salir de tu propia vida y hacer algo por otra gente. No tienes por qué ir a la guerra, puede que decidas, sencillamente ir una vez a la semana a una casa de acogida aquí en Barcelona para mujeres maltratadas, no hace falta que vayas a otro país ni a un lugar peligroso, pero creo que toda vida debería tener un tiempo dedicado a ayudar a otra gente.

Lo fantástico de escribir novelas es que puedes poner todas tus opiniones contradictorias en la novela y dárselas a distintos personajes. Hay personajes en mi novela que piensan que América es maravillosa, hay otros que piensan que América es horrible y también los hay que están en un término medio. La verdad es que yo tengo esas contradicciones, no tengo una única opinión sobre América. Estoy muy enfadada con el gobierno americano, con la dirección del país bajo el liderazgo del actual presidente pero claro que hay cosas maravillosas en América. Pero la verdad es que no soy nacionalista de ningún tipo, estoy en contra de todo nacionalismo. Creo que el estado perfecto es estar en casa en cualquier sitio o no estarlo en ninguno. Que todos los lugares sean criticables o que todos te hagan sentir como en tu casa.

Lo que le pasa a la mayoría de la gente cuando se hace mayor es que va perdiendo la sensación de lo que es posible. Cuando eres un niño o muy joven tienes un enorme sentido de la posibilidad y luego parece que a medida que la vida va pasando, te golpea en la cabeza y te dice «no seas un soñador, recuerda tus límites, no puedes hacer esto o aquello». Así que es casi como luchar contra la gravedad, tienes que luchar contra las consecuencias de hacerte mayor. Pero la verdad es que sí que puedes hacerlo si dejas un lugar para la imaginación y para la posibilidad y si estás dispuesto a aceptar que haya una cierta distancia del camino que normalmente lleva la gente. Si vas a ser una persona creativa vas a estar de algún modo en desacuerdo con la forma en la que van muchas cosas en la sociedad. A la gente no le gusta estar en desacuerdo, no les gusta ser criticados y no les gusta ser diferentes. Y toda esta lucha es mucho más difícil si además eres mujer porque parece como si toda la sociedad fuera una conspiración para decirte «no lo hagas».

Viajo mucho porque quiero entender la vida de otra gente que no son yo y no lo hago para escribir sobre ello sino porque me interesa como ser humano. Creo que es terrible vivir con tus propios privilegios, yo no quiero estar cómoda, creo que es muy importante estar INcómoda, porque la comodidad aísla y la finalidad de la mayoría de la gente es estar cada vez más cómoda y segura. Una vida libre es aquella en la que estás dispuesto a estar incómodo e inseguro en muchas ocasiones.

 

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¿Qué es esto?

Annie Leibovitz. (II)

Ésta es la continuación de Annie Leibovitz (I)

En 1983 empieza a trabajar para Vanity Fair donde realizó algunas de las portadas más famosas de la historia de la revista. Una de las más sonadas fue ésta, nombrada la segunda mejor portada de los últimos cuarenta años (siendo la primera la que ella misma realizó para Rolling Stones de John Lennon desnudo abrazando a Yoko Ono en posición fetal).

Cuando llegamos aquel día lo primero que le dije a Lory Volstain, que era supervisora, fue que me sentía muy sexy y que quería mostrarlo en las fotos. Le dije «creo que debes ir a buscar una lencería bonita, lencería negra, quiero mostrar cómo me siento realmente, lo sexy que puede ser un embarazo, una mujer embarazada». Osea que no fue como si persiguiéramos una idea reveladora, se trataba de la cosa más natural que podríamos hacer. Yo ni siquiera pensaba en ello como en una portada.Luego, cuando ya estaba posando, miré a Annie y le dije: «¿No sería estupendo usarla como portada?» Entonces nos miramos la una a la otra y dijimos «De ningún modo, no la utilizarían de ningún modo».

Demi Moore.

En 1989 conoció a Susan Sontag quien influyó mucho en su carrera. «Eres buena pero puedes ser mejor», le dijo. Comenzaron una relación sentimental hasta la muerte de Sontag en 2004. En 1993 viajaron a Sarajevo, durante la guerra de los Balcanes. Un viaje que Annie admite no haber realizado de no ser porque Susan la animó a ello. Allí experimentó una nueva forma de fotografiar.

Estaba desarrollando mi propio estilo creando retratos formales y escenas teatrales al mismo tiempo, pero no consideraba que estos retratos conceptuales fueran periodismo. La fotografía de retrato era liberadora. Me sentía libre para jugar con el género. El fotoperiodismo, el reportaje, trataba de cómo ser un observador. Sobre ver lo que estaba ocurriendo delante de ti y fotografiarlo. No forzabas nada. Para mi generación de fotógrafos las reglas eran muy claras. Por eso hay todavía tanto escrito sobre si Robert Capa montó o no la escena de la muerte de un miliciano en la guerra civil española.

Un mortero cayó delante de nuestro coche cuando conducíamos por el vecindario, golpeó a un adolescente que iba en una bicicleta abriéndole un gran agujero en la espalda. Lo metimos en el coche y lo llevamos rápidamente al hospital pero murió en el camino…

…Las ideas que tenía antes de llegar a Sarajevo sobre el tipo de fotografías que tomaría, simplemente desaparecieron al llegar allí. No había tiempo para preocuparse por si haría retratos o otro tipo de fotografías. Las cosas ocurrían demasiado deprisa. Sólo podías responder a ellas. (Annie Leibovitz at Work)

Entre otros sitios he picoteado de:
Life through a lens, American Masters.
The Unpredictability of Life: Annie Leibovitz’s Sarajevo Bicycle.
Casi todas las citas (excepto las tres últimas) están sacadas del documental Annie Leibovitz de Rebecca Frayn.

Annie Leibovitz (II)

Ésta es la continuación de Annie Leibovitz (I)

En 1983 empieza a trabajar para Vanity Fair donde realizó algunas de las portadas más famosas de la historia de la revista. Una de las más sonadas fue ésta, nombrada la segunda mejor portada de los últimos cuarenta años (siendo la primera la que ella misma realizó para Rolling Stones de John Lennon desnudo abrazando a Yoko Ono en posición fetal).

 

Cuando llegamos aquel día lo primero que le dije a Lory Volstain, que era supervisora, fue que me sentía muy sexy y que quería mostrarlo en las fotos. Le dije «creo que debes ir a buscar una lencería bonita, lencería negra, quiero mostrar cómo me siento realmente, lo sexy que puede ser un embarazo, una mujer embarazada». Osea que no fue como si persiguiéramos una idea reveladora, se trataba de la cosa más natural que podríamos hacer. Yo ni siquiera pensaba en ello como en una portada.Luego, cuando ya estaba posando, miré a Annie y le dije: «¿No sería estupendo usarla como portada?» Entonces nos miramos la una a la otra y dijimos «De ningún modo, no la utilizarían de ningún modo».

Demi Moore.

 

En 1989 conoció a Susan Sontag quien influyó mucho en su carrera. «Eres buena pero puedes ser mejor», le dijo. Comenzaron una relación sentimental hasta la muerte de Sontag en 2004. En 1993 viajaron a Sarajevo, durante la guerra de los Balcanes. Un viaje que Annie admite no haber realizado de no ser porque Susan la animó a ello. Allí experimentó una nueva forma de fotografiar.

Estaba desarrollando mi propio estilo creando retratos formales y escenas teatrales al mismo tiempo, pero no consideraba que estos retratos conceptuales fueran periodismo. La fotografía de retrato era liberadora. Me sentía libre para jugar con el género. El fotoperiodismo, el reportaje, trataba de cómo ser un observador. Sobre ver lo que estaba ocurriendo delante de ti y fotografiarlo. No forzabas nada. Para mi generación de fotógrafos las reglas eran muy claras. Por eso hay todavía tanto escrito sobre si Robert Capa montó o no la escena de la muerte de un miliciano en la guerra civil española.

Un mortero cayó delante de nuestro coche cuando conducíamos por el vecindario, golpeó a un adolescente que iba en una bicicleta abriéndole un gran agujero en la espalda. Lo metimos en el coche y lo llevamos rápidamente al hospital pero murió en el camino…

…Las ideas que tenía antes de llegar a Sarajevo sobre el tipo de fotografías que tomaría, simplemente desaparecieron al llegar allí. No había tiempo para preocuparse por si haría retratos o otro tipo de fotografías. Las cosas ocurrían demasiado deprisa. Sólo podías responder a ellas. (Annie Leibovitz at Work)

Entre otros sitios he picoteado de:
Life through a lens, American Masters.
The Unpredictability of Life: Annie Leibovitz’s Sarajevo Bicycle.
Casi todas las citas (excepto las tres últimas) están sacadas del documental Annie Leibovitz de Rebecca Frayn.

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