Sebastiao Salgado. Frente a la muerte

A Sebastiao Salgado se le ha acusado varias ocasiones de estetizar el sufrimiento.  En el libro De mi tierra a la Tierra, habla sobre este tema y sobre cómo se enfrenta a las situaciones en las que tiene que fotografiar el sufrimiento ajeno.

Sebastiao Salgado, Mali 1985

Región del lago ago Faguibine. Sebastiao Salgado, Mali, 1985.

Como ya he mencionado, he visto tantos sufrimientos, tantos odios y violencias a lo largo de mis reportajes para Éxodos, que acabé tocado. Pero no lamento haberlos realizado. «Cuando uno está frente a la atrocidad, ¿qué es una buena foto?» -me preguntan a veces. En mi respuesta hay pocas palabras: la fotografía es mi lenguaje. El fotógrafo está ahí para cerrar el pico, sean cuales sean las circunstancias, está ahí para ver y fotografiar. A través de la fotografía trabajo, me expreso. A través de ella vivo.

Amo Ruanda, he querido fotografiar a sus trabajadores y sus plantaciones, así como la belleza de sus parques y las atrocidades que se han perpetrado allí, precisamente porque amo este país. En ese periodo de horror, lo fotografié con todo mi corazón. Pensaba que todo el mundo debía saberlo. Nadie tiene derecho a protegerse de las tragedias de su tiempo porque somos todos responsables, en cierto modo, de lo que ocurre en la sociedad que hemos elegido vivir.

Esta sociedad de consumo en la que participamos todos; debemos todos admitir que explota y empobrece a un enorme número de habitantes del planeta. (…) Es nuestro mundo, debemos asumirlo. No son las fotografías las que crean las catástrofes. Las fotos no son más que los síntomas de la disfunción de este mundo en el que participamos todos. Los fotógrafos están ahí para ser su espejo, igual que los periodistas. ¡Y que nadie me hable de voyeurismo! Los mirones son los políticos que permitieron esas catástrofes y los militares que facilitaron la represión en Ruanda. Son ellos los responsables, así como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que, con todos sus incumplimientos, no impidió que cometieran millones de asesinatos.

Siempre he intentado mostrar a las personas en su dignidad. Casi siempre son víctimas de la crueldad de los acontecimientos. Son fotografiados cuando han perdido su casa, cuando han presenciado el asesinato de sus allegados, en ocasiones, el de sus propios hijos. La inmensa mayoría es inocente y no ha merecido ninguna de las desgracias que les ha caído encima. Mis fotografías: las he hecho porque pensé que todo el mundo debía saber. Es mi punto de vista, pero no obligo a nadie a mirarlas. Mi objetivo no es dar lecciones, ni crear buena conciencia provocando tal o cual sentimiento de compasión. Tomé estas imágenes porque tenía la obligación moral, ética, de hacerlo. En tales momento de tormenta, qué es la moral, qué es la ética -me preguntarán. Es en el instante en el que me encuentro frente a alguien que está muriendo cuando decido si pulso el disparador o no.

Sebastiao Salgado, De mi tierra a la Tierra.

Sebastiao Salgado, Sudán, 1985

Refugiado de Eritrea sosteniendo a su hijo moribundo, llega al campo Wad Sherifai. Sebastiao Salgado,  Sudán, 1985.

James Nachtwey. Un lugar para la belleza

James Nachtwey ha estado recientemente en España para recoger el Premio Luka Brajnović en la facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. En su visita a España, también visitó Madrid donde participó en la serie Conversaciones con. Ésta es una selección de citas surgidas estos encuentros publicadas en diferentes medios de comunicación.

Una fotografía que muestre la verdadera naturaleza de la guerra es una declaración contra ella.

James Nachtwey

Una reliquia de la guerra civil convertida en monumento en un parque. James Nachwey, Nicaragua, 1984.

Mi trabajo está dirigido a apelar a través de imágenes a los mejores instintos de la gente: la generosidad, la tolerancia, la capacidad de identificarse con las vidas de otros y, quizás lo más importante, el rechazo para aceptar lo inaceptable.

James Nachtwey

Superviviente de uncampo de exterminio hutu, James Nachtwey, Ruanda, 1994.

Sé que con cada cobertura me llevo una parte del dolor, pero nunca es comparable al que sufren las víctimas. La mía es solo una parte mínima que siempre te acompaña. Tienes que aprender a llevar ese peso con gracia.

James Nachtwey

James Nachtwey, El ejército evacua soldados heridos de un campo de fútbol. El Salvador, 1984.

Son mariposas de colores. Hay algo muy conmovedor para mí acerca de la inocencia de esas chicas en esta foto, con sus vestidos de domingo, recién planchados al salir de misa. Es un momento de lírica, de poesía, en medio de una situación brutal. El helicóptero está ahí recogiendo soldados heridos. Aun en los lugares más oscuros y en las situaciones más tenebrosas hay lugar para la belleza, para lo bueno.

Web de James Nachtwey

Fuentes 1 y 2

Garry Winogrand. A cámara lenta

Stephen Shore habla en esta entrevista sobre su admiración por Garry Winogrand y en concreto por esta foto, World’s fair.

Garry winogrand

World’s fair. Garry Winogrand, Nueva York, 1964.

Garry Winogrand siempre ha sido uno de mis fotógrafos preferidos. No tengo muchas fotos en mi casa pero  ninguna mía, pero el fotógrafo del que más tengo es Winogrand. Tengo la foto del banco del parque (World’s fair, 1964), a la que siempre vuelvo. Éramos amigos, pero el suyo era otro mundo, no el mundo que yo vivía. (…)

Llevo con esta foto quizá treinta y cinco años. Me parece una hazaña olímpica ser capaz de prestar atención a siete u ocho personas a la vez. También estoy convencido de que Winogrand no le estaba prestando atención al fondo. Si miras la foto, en cierto cierto sentido hay una sensación de collage. Hay gente sentada en el banco y luego hay una mujer desenfocada caminando al fondo. La sensación de collage creo que  procede el hecho de que, por un lado, hay una parte de la foto que refleja todas las decisiones que ha tomado el fotógrafo. el encuadre, el tiempo, el momento, el ángulo; y, por otro,  hay una parte de la imagen, el fondo, que es inconsciente. Así pues, Winogrand tiene un tipo de atención distinta a la de un fotógrafo de  8 x 10″. con una 8 x 10″ normalmente tienes tiempo de  ejercitar la atención de un modo que Winogrand no podía hacerlo. Si yo hubiera estado fotografiando ese banco me habría dado cuenta de lo que había detrás, pero no habría podido lograr la hazaña extraordinaria de Winogrand de ver a toda esa gente a la vez. Este tipo de atención es increíble y apropiado para el tipo de fotografía que él hacía. Yo creo que Winogrand aprendió una forma de acelerar su mente. ¿Sabes lo que quiero decir?, como cuando tienes un accidente de coche y todo parece ir a cámara lenta. (…) Ves lo que está pasando y lo que está a punto de pasar. Imagínate lo que sería poder en ese estado mental cuando haces fotos en la calle. Yo creo que Winogrand era capaz de ver así cuando hacía fotos. Podía ver a cámara lenta.

Stephen Shore.

Extracto de la entrevista Modos de fotografiar de David Campany a Stephen Shore publicada en el catálogo de la exposición de Stephen Shore en Fundación Mapfre

Alvin Langdon Coburn. Nuestra manera de contemplar

Fundación Mapfre expone hasta el 8 de febrero una retrospectiva del fotógrafo Alvin Langdon Coburn. Coburn fue un artista polifacético con una curiosidad insaciable por las nuevas técnicas fotográficas y, aunque es poco conocido en comparación con sus coetáneos, fue una figura clave de la fotografía vanguardista del siglo XX. Sus textos sobre fotografía, a pesar de tener ya un siglo de antigüedad, siguen vigentes.

Se ha dicho de mí (…) que trabajo demasiado deprisa y que intento fotografiar todo Nueva York en una semana. Ahora bien, para mí Nueva York es una visión que surge del mar según me aproximo al puerto en mi transatlántico y resplandece por un instante al sol al principio de mi estancia entre sus pináculos, pero que desaparece, salvo en destellos fragmentarios, cuando me convierto en una de esas criaturas grises que hormiguean al pie de sus lúgubres cavernas. Mi aparentemente inapropiada prisa se debe a mi ardiente deseo de plasmar, traducir y crear, por así decirlo, estas visiones mías, antes de que se desvanezcan.

Alvin Langdon Coburn

La Quinta Avenida desde Saint Regis, Nueva York, 1905.

¿Por qué la cámara no habría de romper las cadenas de la representación convencional y probar algo fresco y nunca antes intentado? ¿Por qué no utilizar su sutil rapidez para el estudio del movimiento? ¿Por qué no realizar exposiciones sucesivas de un objeto en movimiento sobre la misma placa? ¿Por qué no se estudia la perspectiva desde ángulos hasta ahora abandonados o ignorados? ¿Por qué, yo les pregunto encarecidamente, necesitamos continuar cayendo en el lugar común de realizar pequeñas exposiciones de temas que puedan ser clasificados en grupos como paisajes, retratos y estudios de figuras? ¡Piensen en la alegría de hacer algo que fuera imposible de clasificar, o de decir qué parte es la de arriba y cuál la de abajo!

Albin Langdon Coburn

Si estas vortografías no gozaran de cualidades distintivas que no han sido abordadas por ninguna otra forma de arte, no habría considerado que valía la pena emplear mi tiempo en hacerlas.

Alvin Langdon Coburn. Vortografía

Vortografía de Ezra Pound, 1916.

Le tengo a la fotografía un gran respeto como medio de expresión personal, y quiero verla viva ante el espíritu del progreso; si no es posible ser “moderno” con la más novedosa de todas las artes, sería mejor que enterráramos nuestras cajas negras. No creo que hayamos siquiera comenzado a darnos cuenta de las posibilidades de la cámara.

Alvin Langdon Coburn

Michio Ito con máscara de zorro diseñada por Edmund Dulac, 1915.

La fotografía te hace consciente de la belleza en todos sitios, incluso en las cosas más simples, incluso en lo que es generalmente considerado ordinario o feo. Pero nada es verdaderamente ordinario, pues cada fragmento del mundo está coronado por asombro y misterio, y una gran y sorprendente belleza.

Albin Langdon Coburn

Notre Dame, París, 1906.

No importa mucho qué fotografiamos, lo que realmente importa es nuestra manera de contemplar.

Alvin Langdon Coburn

Estudio. La señora R. (Sarah Landon Rives) 1904.

Si todavía no habéis tenido la oportunidad de visitar la exposición, os recomendamos que aprovechéis estos últimos días para conocer el fascinante trabajo de uno de los fotógrafos esenciales de la vanguardia siglo XX. Si estáis fuera de Madrid, siempre podéis acceder a la visita virtual.

Todas las citas están sacadas del catálogo de la exposición.

Country Fictions. Juan Aballe

Juan Aballe. Country Fictions

Restaurante ‘La Tía Pura’, La Mancha, 2011.

La ilusión de escapar de la sociedad contemporánea, los mitos y esperanzas construidos alrededor de la naturaleza se unen a la extrañeza y la nostalgia de mirar a una vida que quizás nunca llegue a vivir.

Country Fictions. Juan Aballe

Eva, 2011.

Es prácticamente seguro que las buenas fotografías surgen de las palabras, de las palabras bien dichas. Lo que ocurre, lo que acontece, genera palabras, a continuación llegan las fotografías. Es necesario hablarlo antes, es muy difícil hacer fotografías sin haberlo dicho antes, es complicado ver sin decir. Ver es hablar con una cámara, es necesario el universo de las palabras y también el de la visión, tan diferentes, son profesiones diferentes. Para ver es necesario ser fotógrafo, ello implica un decir visual, un expresar sin palabras, un idioma que muestra pero no explica, tan sólo el poder de lo visual, es necesario un pensamiento visual, lo visto sin ser descifrado, no se habla como lo hacen los escritores de palabras, no es traducible. Es necesario ser fotógrafo. Una vez conseguido ello, comienza nuestra narración.

Eduardo Momeñe, ensayo sobre Country Fictions.

Country Fictions. Juan Aballe

Dani y Marisol, 2012.

¿Qué te impulsó a comenzar Country Fictions?

El proyecto surgió en un momento de mi vida en que varios amigos se planteaban ir a vivir al campo y esa idea se convirtió en una opción real. Era un pensamiento que en parte me ilusionaba, pero también sentía que mi relación con la naturaleza tenía una fuerte carga de idealización. Country Fictions se fue convirtiendo en una manera de explorar mi relación con el medio rural y de lidiar con esos sentimientos contradictorios desde lo visual.

La fotografía me permitía también lanzar al aire muchas preguntas que yo mismo me hacía al respecto y reflexionar sobre varios temas que me interesaban. Desde el concepto de paisaje o el abandono del campo hasta la necesidad humana de creer en algo mejor, todos ellos son hilos conductores del proyecto.

Country fictions. Juan Aballe

La cama de Urs, Pirineos, Navarra, 2012.

¿Ha cambiado la relación que tenías con la naturaleza después de hacer este trabajo?

Más que cambiar mi relación con la naturaleza creo que a través del proyecto he logrado comprender mejor esa relación. La realización y la edición de las imágenes durante varios años implica ir tomando muchas decisiones, de manera que el trabajo fotográfico al final define mucho más a quien toma esas decisiones que al mundo que fotografía. En ese sentido Country Fictions ha sido un proceso de aprendizaje.

Además de las imágenes, la vivencia personal, los lugares y las personas que he conocido también me han enseñado mucho. Indagar en la relación con la naturaleza lleva a preguntarse sobre las necesidades sociales y personales, la gestión del tiempo, el trabajo o la capacidad de renunciar a ciertas cosas.

Country Fictions. Juan Aballe

Eva, 2012.

¿Cómo te diste cuenta de que el trabajo ya estaba terminado? 

Llegó un momento en el que sentí que todo lo que quería decir estaba dicho, estaba en los negativos. A partir de entonces se trataba de empezar a descartar elementos e ir a lo esencial. Mi objetivo era hablar desde la sencillez para lograr transmitir emociones a veces complejas.

El proceso de edición fue bastante largo ya que decidí dejar reposar las imágenes y enfrentarme a ellas semana tras semana durante meses para saber de cuáles podía prescindir y cuáles aguantaban el paso del tiempo. Por otro lado el reto era encontrar un equilibrio en la selección y secuenciación de las imágenes que comunicara lo que yo quería pero dejara suficiente espacio de interpretación al espectador. Podría haber seguido editando indefinidamente pero después de un año decidí que tenía que sacar el proyecto a la luz. Hablando de su proceso creativo en el cine, Jim Jarmusch recordaba una cita de Paul Valéry que decía: “Un poema nunca se termina, sólo se abandona”. Creo que esa idea define bastante bien mi experiencia con la edición de Country Fictions.

Country Fictions. Juan Aballe

Valle en Asturias, 2011.

¿Qué influencias has tenido a lo largo de este proyecto? 

Cuando comencé con Country Fictions estaba muy interesado en el paisaje como construcción cultural. La primera fotografía que realicé del proyecto es el paisaje que aparece en primer lugar y fue la que me animó a seguir adelante durante los primeros meses. Me interesó mucho el libro Breve tratado del paisaje de Alain Roger, que habla del paisaje como “artealización” ajena a la naturaleza. Gracias a un taller con Simon Norfolk empecé también a interesarme por la simbología de los paisajes de Claude Lorrain y su influencia en los románticos o los pintores de la Escuela del Río Hudson.

En cuanto a los retratos, las influencias creo que son más fotográficas, con numerosas referencias a la tradición documentalista que traslado al contexto del proyecto.

Es difícil hablar de autores en concreto porque las influencias visuales y literarias son muy diversas y evolucionan a lo largo del tiempo. Pero si tuviera que elegir una novela probablemente sería La carretera, de Cormac McCarthy.

Country Fictions. Juan Aballe

Depósito y olivos, La Mancha 2011.

Recomiéndanos un libro.

El antropólogo inocente de Nigel Barley. Es la crónica de un etnógrafo británico que se traslada a África para convivir con una tribu poco conocida. Aunque aparentemente no tenga nada que ver, creo que es un libro muy recomendable para fotógrafos.

Country Fictions. Juan Aballe

El valle, Pirineos. Navarra, 2012.

Country Fictions acaba de ser publicado por Fuego Books, una editorial de fotolibros lanzada por Ángela y Gustavo Alemán cuya intención es hacer «libros hermosos, libros peligrosos, libros que queman.» Con Country Fictions, su primera publicación, lo han conseguido y ya ha entrado en la lista de los 35 mejores fotolibros del año de Andy Adams y está entre los 10 favoritos de C.A.P.E

Country Fictions de Juan Aballe

Web de Juan Aballe

‘Los viejos estudios fotográficos’ Azorín

La sala Alcalá 31 expone hasta el 11 de enero El rostro de las letras. En ellas se puede ver la evolución del retrato fotográfico en la literatura a través de más de 200 fotografías y libros.

Los viejos estudios fotográficos

Estudio de Pau Audouard en la Casa Lleó i Morera, Barcelona, 1905.

Id a buscar en las apartadas callejuelas, en los sotabancos humildes, los viejos fotógrafos. Ellos son unos hombres sencillos y llenos de bondad. Viven retraídos y silenciosos; tal vez usan un bonete redondo; es posible que lleven unos bigotitos y unas gafas de oro. Esos fotógrafos se acuerdan con tristeza del tiempo viejo. El recuerdo de los insignes personajes del pasado flota todavía en sus estudios. Hay en ellos un telón con jardín y unas nubes con muebles; el reclinatorio en que apoyaban la cabeza está en primer término; luego observáis el sillón vetusto, venerable, en que se sentaron, hace muchos años, personajes ilustres. Una sensación de paz, de bienestar, os sobrecoge al entrar en estos estudios de fotógrafo.

'Los viejos estudios fotográficos'. Azorín

Estudio de Benjamin Johnston

Además se proyecta el audiovisual ‘Cementerio de almas’ donde la literatura y la fotografía se vuelven a dar la mano.

Cinco principios básicos Moisés Saman como fotógrafo

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Un niño se cubre los ojos en una tormenta de arena al sur de la ciudad Kandahar, Afganistán, 2005.

Como fotoperiodista, me interesa buscar las cosas positivas que tiene en común el espíritu humano, sacar a la luz esos momentos íntimos que nos recuerden la dignidad y la esperanza encarando el conflicto.

Cinco principios de Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Una pareja anda de la mano por una zona de Puerto Príncipe devastada por un terremoto. Haiti, 2010.

1.- Nunca estés demasiado cómodo con el trabajo que haces. No me refiero a ser negativo o inseguro pero siempre deberías esforzarte por ser mejor.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Afganos intentan ver al vicepresidente de Afganistán. Marja, Afganisthan, 2010.

2.- Sé humilde.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Soldados estadounidenses arrodillados delante de una cortina de humo de un helicóptero aterrizando. Marja, Afganistán, 2010.

3.- Aprende a cocinar, a montar a caballo, a hacer surf… Básicamente ten una vida fuera de tu trabajo que no tenga absolutamente nada que ver con la fotografía.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Niño con un rifle corre por el cementerio británico durante una tormenta de arena. Bagdad, Irak, 2003.

4.- Lee novelas, ve muchas películas, encuentra inspiración en la música, la literatura, la escultura y luego aplícalo a tu fotografía.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Columna de humo se levanta en Gaza durante un bombardeo israelí. Franja de Gaza, Palestina. 2009.

5.- Sé honesto.

Cinco principios básicos que guían a Moises Saman como fotoperiodista

Moisés Saman. Soldado estadounidense visto con unas gafas de visión nocturna. Khost, Afganistán, 2005.

Trabajo de Moisés Saman en Magnum Photos.

Fuente: IdeasTap

Cinco principios básicos que guían a Moisés Saman como fotógrafo

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Un niño se cubre los ojos en una tormenta de arena al sur de la ciudad Kandahar, Afganistán, 2005.

Como fotoperiodista, me interesa buscar las cosas positivas que tiene en común el espíritu humano, sacar a la luz esos momentos íntimos que nos recuerden la dignidad y la esperanza encarando el conflicto.

Cinco principios de Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Una pareja anda de la mano por una zona de Puerto Príncipe devastada por un terremoto. Haiti, 2010.

1.- Nunca estés demasiado cómodo con el trabajo que haces. No me refiero a ser negativo o inseguro pero siempre deberías esforzarte por ser mejor.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Afganos intentan ver al vicepresidente de Afganistán. Marja, Afganisthan, 2010.

2.- Sé humilde.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Soldados estadounidenses arrodillados delante de una cortina de humo de un helicóptero aterrizando. Marja, Afganistán, 2010.

3.- Aprende a cocinar, a montar a caballo, a hacer surf… Básicamente ten una vida fuera de tu trabajo que no tenga absolutamente nada que ver con la fotografía.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Niño con un rifle corre por el cementerio británico durante una tormenta de arena. Bagdad, Irak, 2003.

4.- Lee novelas, ve muchas películas, encuentra inspiración en la música, la literatura, la escultura y luego aplícalo a tu fotografía.

Cinco principios que guían a Moises Saman como fotógrafo

Moisés Saman. Columna de humo se levanta en Gaza durante un bombardeo israelí. Franja de Gaza, Palestina. 2009.

5.- Sé honesto.

Cinco principios básicos que guían a Moises Saman como fotoperiodista

Moisés Saman. Soldado estadounidense visto con unas gafas de visión nocturna. Khost, Afganistán, 2005.

Trabajo de Moisés Saman en Magnum Photos.

Fuente: IdeasTap

Harold Feinstein. Cuando algo te deje con la boca abierta

Harold Feinstein. Cuando algo te deje con la boca abierta

Harold Feinstein, Coney Island, 1949.

Nací en Coney Island. Me gusta pensar que caí desde el útero de mi madre al divertido parque gigante Parachute Jump mientras comía un perrito caliente del Nathan. Hice esta foto en la playa, allá por 1949, cuando tenía 18 años. Por aquel entonces, no se veía a mucha gente haciendo fotos. Recuerdo a estos chicos retándome: ‘Ey, señor, haznos una foto’. Nunca he sido de los que se niegan. Cuando la gente grita algo así, ellos mismos hacen la foto simplemente por quererla. No era una escena atípica en Coney Island. Era un buen lugar para dar una vuelta, perder tus inhibiciones y hacer lo que te saliera naturalmente. Hacía sol, el suficiente calor para bañarte en el océano y un montón de gritos y ruido. Se podía escuchar a la gente gritar en la primera bajada de montaña rusa – pero también había quietud en todo esto, porque era un ruido muy continuo.

Estos chicos probablemente iban al instituto y en su tiempo libre pasaban el rato en las esquinas de Brooklyn cuando no estaban aquí. Era justo después de la Segunda Guerra Mundial, así que aún había racionamiento y vales de comida, pero su objetivo era pasarlo bien de una forma u otra. La gente así hace fotos porque sienten un ansia de reconocimiento: las relacionan con ser jóvenes, con estar enamorados y con salir con un montón de amigos. Nunca volví a encontrarme con ellos, pero en los años 80 recibí una llamada del sobrino de la chica. ‘Es incluso más guapa ahora’ me dijo.

Coney Island era mi isla del tesoro. Casi siempre trabajaba tan rápido que no veía detalles de las fotografías hasta que las revelaba. Es ésta, no me había dado cuenta de que la chica tenía el brazo alrededor del chico, ni de las pecas en la espalda del de atrás. Había tantas cosas por fotografiar que la cuestión no era cómo hacer una buena foto, sino cómo no perderla. Tenías italianos, portorriqueños, gente de todas partes del mundo y no tenías que pagar para entrar. Realmente era el sitio de la gente. Me encantaba montarme en la montaña rusa Cyclone. Me ponía justo en las primeras filas. Luego, en la mayor caída, me ponía de pie, me giraba y hacía fotos a quien tuviese detrás mía gritando.

Empecé a hacer fotos en 1946. Antes de eso, era pintor y dibujante con el apoyo de mis padres. Se disgustaron un poco cuando empecé con la fotografía. Pensaban que los fotógrafos eran tipos que hacían fotos en las bodas. Me atrajo la fotografía callejera porque allí hay fotos en todos lados: una mujer sujetando un perro, un bebé gritando para que lo pongan en el carrito, niños jugando al beisbol, tiendas con barriles gigantes de pepinillos en la puerta. Quería fotografiar la vida y allí estaba.

Cuando fui reclutado para la guerra de Corea, pedí ser fotógrafo pero me metieron en infantería. Tuve suerte de escaparme porque si hubiese sido un fotógrafo oficial, tendría que haber fotografiado eventos oficiales. Ser de infantería significaba que podría fotografiar la vida en el Gls y en Corea tal y como yo la veía.

Ahora soy profesor y el consejo que le doy a mis estudiantes es: cuando algo te deje con la boca abierta, pulsa el disparador. Y donde yo me quedo constantemente con la boca abierta es en Coney Island.

 

Traducción de un artículo original de The Guardian.

Olmo González Moriana. La imagen inmaterial

Olmo González

De vez en cuando me encuentro con una imagen que persiste en mi cabeza de algún modo. En algunos casos han sido el comienzo de todo un proyecto más o menos completo. En este caso, una pantalla de un escaparate por el que paso muy a menudo se está convirtiendo en una especie de check-point en el que tengo que mirar y, muchas veces, tomar una foto de nuevo. Es una tontería, pero me pone contento ver esos colores cambiar a mi paso, una descomposición del reflejo de la luz, un efecto simple pero que me atrae de alguna manera.

He probado de varias maneras, a plena luz del día, de noche, sin flash, con él. Y me sigue enganchando. La pantalla, además, está detrás de un cristal, no puedo tocarla ni controlarla, es una suerte de espejo que descompone mi reflejo, pero que, al hacerlo, devuelve una imagen inmaterial, una experiencia mística a través de un recurso técnico aplicado sobre la luz.

El caso es que creo que ahí hay otra puerta a algo más complejo que ya espera en mi inconsciente a que le dedique un poco de tiempo, aunque reconozco que aún no sé nada más. Pondría ejemplos de trabajos que me producen el mismo efecto, como la obra de Jessica Eaton, Stephen Gill o Miguel Ángel Tornero, pero lo cierto es que aún no me he planteado investigar en profundidad a dónde me puede dirigir esta imagen, más por falta de tiempo que por ganas.

Web de Olmo González Moriana.

Olmo González. La imagen inmaterial

Jessica Eaton, Cfaal 241, 2012.