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Alfred Stieglitz. Cómo llegué a fotografiar nubes

Alfred Stieglitz fue uno de los fotógrafos que más luchó a principios del siglo XX para que la fotografía se considerase una forma más de expresión artística. El trabajo que representa mejor esta idea es probablemente Equivalents (Equivalencias), serie de diez fotografías de nubes. En este texto de 1923 publicado originalmente en The Amateur Photographer & Photography habla sobre cómo llegó a fotografiar las nubes.

Alfred Stieglitz

Alfred Stieglitz Equivalent

El verano pasado, cuando varios colaboradores de la publicación “M.S.S”, fiel la fotografía y su significado estético, mandaron sus manuscritos, Waldo Frank -uno de las luces literarias más jóvenes, autor de Our América– escribió que creía que el poder secreto de mi fotografía se debía a mi capacidad para hipnotizar a mis modelos.

Me sorprendí cuando lo leí. Me preguntaba qué diría sobre mis escenas callejeras, los árboles, los interiores y otros temas, las fotografías que tanto había admirado, o si sintió que ésas también se debían a mis poderes de hipnotismo. En realidad, una declaración muy pobre viniendo de alguien que había demostrado un pensamiento profundo y justo, interesado en el conocimiento.

Sucedió, que la misma mañana en la que había leído este artículo, mi cuñado (abogado y músico) sin venir a cuento me dijo que no podía entender cómo alguien con una supuesta sensibilidad musical, podía haber dejado de tocar el piano por completo. Él toca el violín. El violín no ocupa lugar, el piano sí. El piano necesita revisiones de un profesional. Simplemente no podía permitírmelo, incluso cuando era supuestamente rico. No era simplemente una cuestión de dinero.

Alfred Stieglitz

Alfred Stieglitz Equivalent

Hace 35 años o más, pasé unos días en Murre (Suiza) y estaba experimentando con placas. Me interesaban las nubes y su relación con el resto del mundo, las nubes por sí mismas, y las que eran difíciles de fotografiar, casi imposible. Desde entonces, las nubes han estado en mi mente, a veces de una forma muy poderosa y siempre supe que continuaría ese experimento hecho hace 35 años. Siempre observaba las nubes. Las estudiaba. Tuve oportunidades extraordinarias aquí mismo en esa ladera. Lo que dijo Frank me molestó y también lo que dijo mi cuñado. Estaba en pleno misticismo de mi verano fotográfico, intentando sumar a todo lo que sabía, al trabajo que había hecho. Siempre evolucionando -profundizando cada vez más en la vida- en la fotografía.

Mi madre estaba muriendo. Nuestra finca se hacía pedazos. Al viejo caballo de 37 años lo había mantenido vivo el cochero de 70. Me llenaba el sentimiento del ahora: todo a mi alrededor se desmoronaba, despacio pero infalible: los castaños estaban muriendo, todos los castaños del país llevaban años muriendo, los pinos también estaban sentenciados, enfermos. Y yo, pobre pero trabajando. El mundo era un absoluto desastre, el ser humano se había convertido en un bicho raro, no tan digno como nuestro gigante castaño de la colina.

Alfred Stieglitz Equivalents

Alfred Stieglitz. Equivalents

Así que decidí lo que les contestaría al señor Frank y a mi cuñado. Por fin haría algo que tenía en mente hace años. Haría una serie de fotografías de nubes. Se lo conté a la señora O’Keeffe. Quería fotografiar nubes para ver lo que había aprendido de fotografía en 40 años. A través de las nubes expresar mi filosofía de vida, demostrar que mis fotografías no pueden reducirse al contenido y sus temas -ni árboles, caras, interiores peculiares, ni privilegios especiales- las nubes estaban ahí para todo el mundo, sin pagar impuestos aún, gratis.

Así que empecé a trabajar con las nubes y era muy emocionante todos los días durante semanas. Cada vez que revelaba estaba muy nervioso, siempre creía que casi había conseguido lo que buscaba, pero había fallado. Le dije a la señora O’Keeffe que quería series de fotografías que cuando las viera Ernest Bloch (el gran compositor) pudiera exclamar: “¡Música! ¡Música! ¡Hombre, porque esto es música! ¿Cómo lo has conseguido?” Y señalaría los violines, las flautas y los oboes, y los instrumentos de viento, lleno de entusiasmo y diría que tendría que escribir una sinfonía llamada “Nubes”. No como la de Debussy sino mejor, mucho mejor.

Y cuando finalmente tuve mi serie de fotos reveladas y Bloch las vió, lo que dije que quería que ocurriera, ocurrió palabra por palabra.

Fotografías directas, todas en papel gaslight, excepto una en platinotipo. Con el poder de los fotógrafos de todos los tiempos, y satisfecho de haber aprendido algo durante estos cuarenta años. Este año hará cuarenta años que empecé en Berlín con Vogel.

Ahora si las series de nubes se deben a mis poderes de hipnotismo me declaro “Culpable”. Sólo algunos “fotógrafos pictorialistas” cuando venían a una exposición parecían totalmente ciegos ante las fotos de nubes. Mis fotografías parecen fotografías y a sus ojos no pueden ser arte. Como si tuvieran alguna idea sobre arte o fotografía -o la más mínima idea sobre la vida. Mi objetivo es hacer fotografías que cada vez se parezcan más a fotografías que, a no ser que alguien tenga ojos y vea, pasen desapercibidas y que una vez que alguien las haya visto, no las olvide jamás. No sé si queda claro.

Alfred Stieglitz Equivalents

Alfred Stieglitz Equivalents

Podéis leer el texto original en inglés aquí.

Patti Smith vs Alfred Stieglitz

John [McKendry] reservó las imágenes más sobrecogedoras para el final. Una a una, nos enseñó las fotografías prohibidas para el público, entre ellas los exquisitos desnudos de Georgia O’Keeffe realizados por Stieglitz. Tomados en el momento culminante de su relación, su intimidad ponía de manifiesto la inteligencia de ambos y la belleza masculina de O’Keeffe. Mientras Robert [Mapplethorpe] se concentraba en los aspectos técnicos, yo me fijaba en cómo Georgia O’Keeffe se relacionaba con Stieglitz, sin artificios. A Robert le interesaba cómo hacer la fotografía y a mí cómo ser la fotografía.

Just kids, Patti Smith.

‘Peregrinación’, el último trabajo de Annie Leibovitz

Cataratas del Niagra

El último trabajo de Annie Leibovitz se titula Pilgrimage, (Peregrinación), y en él no aparecen actores, modelos ni políticos, de hecho no fotografía a una sola persona. Es un recorrido por lugares y objetos relacionados con gente que le importa.

El proyecto lo concibió con Susan Sontag pero, tras la muerte de ésta y la mala racha financiera que sufre, lo dejó apartado. Agobiada por el dinero y los abogados, decidió pasar unas semanas con sus hijas en las cataratas del Niagra para recompensarlas. Nada fue bien durante el viaje, pero cuando por fin llegó a las cataratas se quedó “impresionada por la belleza del agua” y esa foto se convirtió en el comienzo de esta peregrinación así como en la portada del libro.

Fue un infierno hacer este libro con todo lo que estaba pasando. Me decían constantemente que no me daría dinero y que lo dejara. Pero realmente quería hacerlo. Tenía que salvar mi alma.

Patio de la casa de Georgia O’Keeffe en Abiquiu, Nuevo México.

Una de las visitas más emocionantes fue a Nuevo México:

Cuando era joven, Georgia O’Keeffe representaba un gran concepto, una idea estereotípica, para nosotras, de lo que es ser mujer. Pero esa idea nunca llegó a calar realmente en mí.

Fue a su casa y, en cuanto entró a su estudio, empezó a llorar.

Fue muy emotivo. Ella fue real. Fue muy criticada. Volví varias veces. Lo primero que me llamó la atención es lo poco que necesitas. Ella tenía sus vistas. Su cama. Hacía sus propios pasteles. Tenía música, adoraba la música. ¡Tenía los mejores altavoces! Pero no demasiadas cosas.

En cuanto al hecho de fotografiar objetos y lugares en lugar de personas, como siempre ha hecho, comenta:

Tuve que aprender a fotografiar objetos. No conocemos a Thoreau, ¿verdad? Lo único que tenemos es su trabajo y sus cosas. La primera vez que vi la cama de mimbre en la que dormía, me sentí tan desbordada que no sabía como afrontarlo. (…) He tenido una sensación parecida a la que tengo cuando fotografío a las personas. En realidad, nunca me alejo de la gente. Para mí, éstas también son fotografías de personas. Es lo único que nos queda para conocerlos. Me enfrento a las cosas que se están desvaneciendo, desmoronando, desapareciendo. ¿Cómo podemos conservarlas?

Habitación de Virginia Woolf en Charleston, Inglaterra.

Hablando del proceso de creación artística, comenta:

El talento es algo que puede tener cualquiera, pero puede desaparecer. Necesita que lo alimenten, que lo cuiden. Lo mejor de hacerse mayor es que sabes lo que haces -si te centras en algo. No es que sea más fácil pero te vuelves más fuerte. Peregrinación es una ejercicio para cuidar lo que hago. Mis libros son la forma que tengo de expresarme por completo.

Y concluye:

Animaría a cualquiera a que hicieran su propia lista. Mi libro es una meditación de cómo vivimos. Es una idea anticuada pero siempre deberías intentar hacer lo que te encanta hacer.

Laboratorio de Ansel Adams en Carmel, Calif.

Fuente y más fotos en el NYTimes.

Aquí tenéis una entrevista en la que habla del libro. Y si alguien anda por Nueva York, esta tarde estará firmando el libro a las 7 pm aquí y el 9 de diciembre estará en el ICP.

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