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Salvador Dalí. La fotografía, pura creación del espíritu

El 11 de mayo de 1904 nacía en Figueras el polifacético Salvador Dalí, también un apasionado de la técnica fotográfica, como dejó reflejado en este texto publicado en la revista L’amic de les arts, en 1927.

Philippe Halsman Dalí

Dalí atómico. Philippe Halsman, 1948.

Clara objetividad del pequeño aparto fotográfico. Cristal objetivo. Vidrio de auténtica poesía.

La mano deja de intervenir. Sutiles armonías físico-químicas. Placa sensible a las más tiernas precisiones.

El mecanismo acabado y exacto evidencia, por su estructura económica, la alegría de su poético funcionamiento.

Un ligero desprendimiento, una imperceptible decantación, una sabia translación en el sentido del espacio, para que —bajo la presión de la tibia punta de los dedos y del resorte niquelado— salga de la pura objetividad cristalina de la lente el pájaro espiritual de los treinta y seis grises y de las cuarenta nuevas formas de inspiración.

Cuando las manos dejan de intervenir, el espíritu empieza a conocer la ausencia de las turbias floraciones digitales; la inspiración se desvincula del proceso técnico, que es confiado sólo al cálculo inconsciente de la máquina.

La nueva forma de creación espiritual que es la fotografía pone todas las fases de la producción del hecho poético en su justo plano.

Confiemos en las nuevas formas de fantasía, nacidas de las sencillas transposiciones objetivas. Solo aquello que somos capaces de soñar carece de originalidad. El milagro se produce con la misma necesaria exactitud de las operaciones bancarias y comerciales. El espiritismo es aún otra cosa…

Retrato de Juan Gris por Man Ray

Juan Gris, Man Ray, 1922.

Contentémonos con el inmediato milagro de abrir los ojos y ser diestros en el aprendizaje del bien mirar. Cerrar los ojos es una manera antipoética de percibir resonancias. Henri Rousseau supo mirar mejor que los impresionistas. Recordemos que éstos miraron con los ojos casi cerrados, y sólo captaron la música de la objetividad, que fue lo único que pudo filtrarse a través de sus párpados entrecerrados.

Vermeer de Delft fue bien diferente. Sus ojos son el caso de máxima probidad en la historia del mirar. Aunque con todas las tentaciones de la luz. Van der Meer, nuevo san Antonio, conserva intacto el objeto con una inspiración bien fotográfica, producto de su humilde y apasionado sentido del tacto.

Saber mirar es todo un nuevo sistema de agrimensura espiritual. Saber mirar es una forma de inventar. Y ninguna invención ha sido tan pura como aquella que ha creado la clara mirada anestésica del ojo límpido, ausente de pestañas, del Zeiss: destilado y atento, inasequible a la floración rosada de la conjuntivitis.

El aparato fotográfico tiene posibilidades prácticas inmediatas, en nuevos temas donde la pintura tiene que mantenerse en la sola experiencia y comprensión. La fotografía resbala con una continua fantasía sobre los nuevos hechos que en el plano pictórico tiene sólo posibilidades de signo.

El cristal fotográfico puede acariciar las frías morbicedes de los blancos lavabos; seguir las lentitudes soñolientas de los acuarios; analizar las más sutiles articulaciones de los aparatos eléctricos con toda la irreal exactitud de la magia. En pintura, por el contrario, si se quiere pintar una medusa, es absolutamente necesario representar una guitarra o un arlequín tocando el clarinete.

¡Nuevas posibilidades orgánicas de la fotografía!

Recordemos la foto de Man Ray; el retrato del malogrado Juan Gris ritmado con un banjo, y pensemos en esta nueva manera orgánica, puro resultado del límpido proceso mecánico, imposible de hallar por caminos que no sean los de la clarísima creación fotográfica.

¡Fantasía fotográfica, más ágil y rápida en hallazgos que los turbios procesos subconscientes!

Un sencillo cambio de escala provoca insólitos parecidos, y existentes —aunque insoñadas— analogías.

Un claro retrato de una orquídea se une líricamente con el interior fotografiado de la boca de un tigre, donde el sol juega a las mil sombras con la arquitectura fisiológica de la laringe.

¡Fotografía, captadora de la poesía más sutil e incontrolable!

En un grande y límpido ojo de vaca, se deforma en el sentido esférico un blanquísimo y miniado paisaje postmaquinista, preciso hasta la concreción de un celaje donde navegan diminutas y luminosas nubecillas.

¡Objetos nuevos, fotografiados entre la ágil tipografía de los anuncios comerciales!

Todos los aparatos, recientemente fabricados, frescos como una rosa, ofrecen sus inéditas temperaturas metálicas al aire etéreo y primaveral de la fotografía.

¡Fotografía, pura creación del espíritu!

Salvador Dalí, L’amic de les arts, 1927.

Entrevista a Enrique Meneses

Antes de nada, disculpad porque hace ya más de un año que hicimos esta entrevista. La grabamos en vídeo, no salió bien y al final lo más efectivo ha sido hacerlo como siempre, transcribiéndola. Espero que disfrutéis de  las mil historias que Enrique tiene para contar.

Chiara Camberra

¿Cuál crees que debe ser la función principal de la fotografía?

Comunicar, igual que escribir. Todo acto humano es información, incluso la publicidad.  Podríamos decir que la publicidad es el hecho de informar a un posible cliente de que un producto es mejor que otro, lo que pasa es que es interesado, pero eso también pasa en el periodismo y fotografía.

Y la fotografía puede funcionar como testigo presencial, como es el caso de dos políticos dándose la mano a las puertas de La Moncloa, o como narrador, que es contar una historia con imágenes. En mi caso, yo siempre tomo notas y llevo la grabadora durante mis reportajes.

Moni: ¿Qué opinas de la nueva era digital y del tratamiento de las imágenes con Photoshop?

Yo no quiero ningún retoque. Me invitaron a la Bienal de Tenerife, que pagan muy bien, y cuando vino el director a mi casa a ver las fotos me dijo: “Mira, Enrique, es que se llama Bienal Artística de Fotografía y esto no tiene nada de artístico, es puro reportaje”. Le contesté que es lo que he estado haciendo toda mi vida y que no tengo intención de hacer otra cosa. Entonces, me sugirió que a la foto Fidel Castro sujetando un rifle, le metiera un cielo con nubarrones. Le dije “Métete los quince mil euros por donde te quepan que no voy a estar retocando mis fotos para hacerte el favor de ir a una bienal que se dice de fotografía artística, ya iré a bienales de reportaje”. Es más, nunca pido a nadie que pose para una foto.

Escopeta, Sierra Maestra.

Fidel Castro en Sierra Maestra.

¿Crees que es positivo que actualmente haya tantas escuelas y talleres? ¿Crees que ayuda a la fotografía o que de alguna forma la unifica?

La fotografía que se enseña en esas escuelas es retrato, paisajes, arquitectura, moda… Es muy difícil que en una escuela te enseñen a hacer reportajes. Puede que haya algunas en las que los profesores te juzguen las fotografías pero el resto del tiempo tienes que estar haciendo fotos, hay que aprender al lado de otros, es un oficio.

Pero yo también he hecho otro tipo de fotografía, como de desnudo y es muy interesante ver cómo, por ejemplo, en Estados Unidos, utilizan luz exclusivamente de flash y en Francia, mezclaban luz diurna con los focos y la piel quedaba preciosa.

Creo que así también lo hacía Helmut Newton, ¿no?

No lo sé, no lo conozco. Al que conocí fue a Richard Avedon cuando estaba haciendo el reportaje sobre Dalí. Él estaba haciéndole un retrato en su estudio y me dijo: “Enrique, que estoy trabajando para Vogue y me pagan a mí, no hagas la misma foto.” Yo le dije que mi reportaje era sobre veinticuatro horas en la vida de Dalí y me puse detrás de él para hacer la foto de Avedon fotografiándolo mientras posaba.

¿Cómo era Avedon?

Simpático. Pero hice la misma foto que él. (Risas) Por lo único que se puede saber que no es su foto es porque tanto los ojos de Dalí como los de la modelo no miran a mi cámara sino justo al lado, a la de Avedon.

Richard Avedon, Salvador Dalí y una modelo durante una sesión de fotografía de joyas.

Richard Avedon, Salvador Dalí y una modelo durante una sesión de fotografía de joyas.

¿Y Dalí cómo era?

Uy, Dalí un coñazo, me llamaba a las siete de la mañana “Hola, Meneses, aquí el divino Dalí…” Era un pesado… También tengo un mini reportaje sobre él de un busto que le habían hecho y en el que, en un momento dado, Dalí arranca los bigotes al busto dejando dos agujeros en la escultura de bronce y mete a dos ratitas en el hueco atadas con un hilo dejando los rabitos fuera. También trajo una jaula con dos gatitos para que las ratas los olieran y moviesen la cola. Así que parecía que los bigotes estaban vivos… Era un tío con una imaginación tremenda.

Fer: Si mañana tuvieras que elegir un lugar para hacer un reportaje que no fuera el mundo árabe, ¿dónde irías? ¿dónde crees que actualmente se mueven más cosas?

Yo siempre recomiendo a los jóvenes Oriente Medio y Nueva York. En Egipto la definición sería que todo está prohibido pero tú lo haces. Le das un cigarrillo al policía y te deja pasar. Así que todo es posible aunque todo esté prohibido. Y Nueva York es el paraíso de los reportajes, de los mini reportajes. Yo he llegado a hacer seis reportajes en un día.

¿Cómo lo hacías?

Mi mujer y yo nos levantábamos a las siete de la mañana, cogíamos los periódicos que teníamos en la puerta e íbamos marcando con un lápiz rojo los temas que nos parecían fotogénicos.

¿Crees que el fotoperiodismo ha cambiado mucho desde cuándo tú lo hacías o crees que la base sigue siendo la misma?

Hay que ir a buscar las informaciones, no puedes encontrar todo por internet, aunque es una herramienta. Si yo en Sierra Maestra hubiese tenido internet y hubiese podido mandar las fotos por satélite a París y no hubiese tenido que esconder los negativos en las enaguas de Pilar Ferrer… Fue un tinglado revelar las fotografías en un laboratorio clandestino de La Habana, cortar los negativos, envolverlos, meterlos entre dos enaguas almidonadas, coserlas… Llevaba todas los negativos más cincuenta folios de texto. Sólo le dejé el culo libre para que pudiera sentarse en el avión… Era completamente distinto a las herramientas que tenéis ahora pero el periodismo en sí es ir a buscar una historia. empaparte de ella y saber contarla.

Fidel Castro en Sierra Maestra.

¿Qué foto te hubiera gustado hacer que en su día no pudiste?

No, las que he querido las he hecho y las que no, no. Alguna vez me han salido reportajes en los que he perdido dos mil dólares para ir a un sitio y luego no he podido hacer el reportaje. Me pasó, por ejemplo, con el Dalai Lama. Estuve ocho días viéndolo a diario porque quería que me diese un día para entrar en el Tíbet pero a él sólo le interesaba si eran mejor las cámaras francesas o las alemanas. Al final me dijo que no me daba un lama de guía para ir al Tíbet porque caeríamos los dos presos de los kampas y pedirían un rescate y no estaba dispuesto sólo para que yo hiciera unas cuantas fotos.

El año pasado estrenaron el documental Oxígeno para vivir sobre tu vida. ¿Te gustó?

Para empezar, no me gusta el título, por mucho que Giorgina diga “eso significa vitalidad, oxígeno para vivir, dinamismo…” ¡Y una leche! Estás con quimioterapia, con oxígeno y los pulmones hechos polvo, con cáncer… Y luego, en la película en sí creo que hay muchos episodios que se ha saltado. Giorgina es muy pesada haciendo su trabajo, lo cual es bueno, pero se empeña en una cosa… Quería que sólo apareciesen periodistas, de antes y de ahora, nadie de la familia, sólo sale mi hija pero porque también es periodista.  Considero que si estás hablando de la biografía de una persona, es esencial la familia pero ella dice que lo que quería era hacer un contraste entre el periodismo de antes y el de ahora.

Un anciano de Abu Simbel el Shark.

¿Qué consecuencia crees que van a tener en Occidente las revoluciones árabes?

Magnífica. Vamos a tener pueblos que se desarrollen en el norte de África, vamos a estar prestando una ayuda para que ellos se desarrollen más, para que tengan más escuelas… Es una vergüenza cómo se gestionan los fondos para desarrollo.

Estuve hablando con oficiales ingleses y me dijeron que tenían un fondos para el desarrollo. Habían ido a Malasia y le habían dicho al gobierno que le daban 2000 millones de libras para ayuda para el desarrollo, si a cambio les compraban un barco de guerra, un destructor. Nosotros damos trabajo a la gente y nos lo devuelven comprando el barco… Pero luego la gente de a pie no comía ni dos veces al día. Ni un céntimo ha pasado por manos de la gente necesitada, ni las escuela, ni la lucha por los derechos de la mujer… En increíble que nos importe tan poco el resto de la humanidad. Yo no soy un santo, soy realista, aunque muchas veces me llamen soñador. Sueño futuros mejores pero analizando la realidad soy muy objetivo.

¿Qué consejos das a la gente que quiere dedicarse a esto?

Si os gusta, es la profesión más bonita del mundo.  Hay que cortar el cordón umbilical de una vez e irse a la aventura. Si juegas a la aventura no puedes perder nunca. Para mí la aventura es ponerte delante de las dificultades para tener el placer de vencerlas.

Pablo Picasso y Luis Miguel Dominguín en Arles. 1958.

A lo mejor también te interesan:

“Oxígeno para vivir”, el documental de Enrique Meneses.

Enrique Meneses Vs Gervasio Sánchez.

Hazle una pregunta a Enrique Meneses

Enrique Meneses es fotoperiodista, amante de África, continente que ha recorrido varias veces, la primera de ellas del Cairo al Cabo en busca de una chica que aparecía en una revista. Fue el primer periodista que subió a Sierra Maestra con Fidel Castro y el Che Guevara durante la revolución cubana. Ha fotografiado a personalidades como Martin Luther King, Salvador Dalí o Pablo Picasso. Aquí os dejo el documental de Cien Miradas de Enrique Meneses.

Tenéis una semana para hacerle vuestras preguntas. Ya sabéis que podéis dejarlas aquí, en Facebook o mandármelas al email reinatoresano@gmail.com.

La belleza según Cecil Beaton

LOURDES GÓMEZ – Londres – 14/01/2004

La belleza dominó el universo y el horizonte de Cecil Beaton. El influyente artista inglés, fotógrafo de la realeza y de las celebridades, además de galardonado escenógrafo, elevó este término cualitativo a las esferas del arte y la moralidad, equiparando su significado con perfección, esfuerzo, bondad y autenticidad. En el centenario de su nacimiento, la National Portrait Gallery de Londres prepara una retrospectiva de sus más bellos retratos fotográficos. Entre ellos, imágenes inéditas de la boda de los duques de Windsor y fotografías consagradas de Marilyn Monroe, Marlon Brando o Mick Jagger.

«La belleza», declaró Cecil Beaton (Londres 1904-1980) en 1928, «es la palabra más importante del diccionario. Es sinónimo de perfección, esfuerzo, verdad, bondad». El celebrado fotógrafo de moda, reportero de guerra y escenógrafo del teatro y el cine establecía en esta declaración un credo estético que aplicaría a su vida y a su obra. En el catálogo de la antológica (del 5 de febrero al 31 de mayo), el profesor australiano Peter Conrad recuerda que Beaton convirtió en escenario o elemento artísticos la totalidad de su entorno vital. «Elegía a sus invitados por sus cualidades fotogénicas y hablaba de sus amantes como ornamentos hogareños, complementos de su preciosa decoración», escribe Conrad.

Beaton era un dandi genuino, un profesional hecho a la medida de sus ideales estéticos. En sus 76 años de existencia elevó no sólo la belleza, sino también la fotografía y el diseño de decorados y vestuario a la categoría de arte. Se inspiró en la pintura y en la escultura para crear un estilo cargado siempre de glamour y dramatismo. Con un olfato que le alertaba de las nuevas tendencias, se mantuvo en vanguardia durante sus cinco décadas de actividad creativa. Su huella aún se siente en profesionales de la cámara como David Bailey o Mario Testino.

En una fotografía de 1928, la poeta Edith Sitwell reposa sobre el suelo simulando el relieve en piedra de una tumba gótica. En otra, Marlene Dietrich recuerda con su esquelético cuerpo las figuras de Durero y, en los años sesenta, Mick Jagger posó para Beaton como un mártir de Piero della Francesca. A Salvador Dalí le captura, en 1937, tras los paneles de su composición Pareja con cabeza llena de nubes, y a un jovencísimo Marlon Brando, de perfil, estudiando en 1946 el texto de Un tranvía llamado deseo.

De herencia burguesa y cuna londinense, Beaton subió de escalafón social hasta penetrar en los círculos más elitistas del Reino Unido y el extranjero. Estudió con George Orwell y Cyril Connolly, fue víctima de los abusos escolares de Evelyn Waugh -«mi eterno enemigo», escribiría después en su diario- y, en 1925, abandonó la Universidad de Cambridge sin completar su licenciatura en Historia y Arquitectura.

50 años en ‘Vogue’

La revista Vogue le contrató en 1927 como fotógrafo, caricaturista e ilustrador dando paso a una relación que perduraría hasta los años setenta. No hubo personalidad relevante que escapara en esos años al escrutinio de su cámara. Desde Gary Cooper a Marlene Dietrich, Coco Chanel, Elsa Schiparelli, Jean Cocteau, Pablo Picasso, Winston Churchill y, por supuesto, los miembros de la casa real británica se dejaron manipular por este genio de las apariencias.

Adulador en sus retratos visuales, sabía esparcir veneno en sus diarios. De Katharine Hepburn escribe en 1969: «Es torpe, es fea, su interpretación mecánica… Su piel es repugnante y como no se aplica suficiente maquillaje da la impresión de haber pasado la viruela. En vivo su aspecto es horrible… es inconcebible que continúe exhibiéndose en público». En sus extensas memorias, cuyos últimos capítulos acaban de editarse en el Reino Unido, Beaton menciona a un amante, Kin, al que conoció en un garito de San Francisco. También expresa remordimientos por haber desvelado su relación sentimental con Greta Garbo. La indiscreción enfureció a Garbo, pero la amistad perduró y la actriz visitó a Beaton durante su convalecencia a consecuencia de un derrame cerebral que le dejó medio paralítico en 1974. Al morir seis años después, Beaton tenía tres fotografías en la mesilla de su cama: del millonario y patrón de las artes Peter Watson, de Greta Garbo y de Kin. Fueron, probablemente, sus tres más preciados amantes.

El País.