Uno de los grandes placeres de la vida es caminar, ser capaz de dejar atrás el portal de casa y salir a pie y explorar.
(…) Caminar resulta también un maravilloso estímulo para pensar; observar el mundo con una cámara da al pensar una ventaja que encuentro enormemente gratificante. De modo que las imágenes que capto están imbuidas de mis pensamientos acerca de la vida, incluso si estos rara vez son obvios o accesibles.
Los artistas pintan porque están impulsados por una adicción al acto y los problemas de la pintura y no por la idea de colgar algo en las paredes de una galería (o ésa es mi opinión). Yo hago fotografías porque estar al aire libre caminando, observando y pensando con una cámara e intentando arrancar una fotografía de la experiencia, es todo lo desafiante y excitante que mi vida puede llegar a ser. Todo el proceso de construir una serie de imágenes en una pieza coherente de trabajo aparece después. Exhibirlas es gratificante, cuando lo haces correctamente es importante, pero no es la verdadera razón por la que hacemos fotografías.
Fotografío el paisaje británico porque es el que conozco y es en donde vivo. En 1975 decidí que aquí había suficiente material para fotografiar durante varias vidas. En el mismo año, inspirado por Richard Long y por Laurie Lee, caminé desde Berwick-upon-Tweed a mi casa en Bristol. Me llevó dos meses. Pasee por la región lo más fuera de las carreteras posible e hice unas pocas fotografías en blanco y negro, fotografías de paisaje de 35 mm. La idea era fotografiar el paisaje inglés de una forma lenta, lo que definitivamente hice. Pero la sorpresa real fue que no había casi nadie más allí. Prácticamente no me encontré a nadie, aparte de cuando pasaba por pueblos a por comida y refugio ocasional.
Mi intención general artística es realizar un trabajo que explore cómo nuestra historia, nuestra memoria y nuestros sistemas de conocimiento influyen en nuestras respuestas a los sitios que habitamos, visitamos, creamos y soñamos.
Lo primero es apegarse al lugar, lo que no es tarea fácil. No puedo simplemente salir y buscarlos, ellos llegan de alguna forma a mi vida. Yo digo que ellos me encuentran a mí. Los lugares encuentran su camino dentro de mi conciencia. Yo hago la primera foto y entonces quiero volver.
Sobre mi estrategia, una vez elijo un sitio lo visito regularmente y poco a poco voy juntando un trabajo que responde a la lenta absorción del lugar gracias a las tomas de las fotografías, así como de las conversaciones con personas que viven por allí, la exploración de mapas, de otros documentos relacionados y demás.
(…) Ahora tengo como veinte lugares en los que estoy trabajando. Hace unos años tomé la decisión de que, una vez que empiece a trabajar en un determinada localización, la relación con el lugar nunca terminará. Puede llevar a un trabajo resuelto, o el trabajo se puede quedar invernando, pero mi relación con el lugar continuará. Por ejemplo, acabé The Red River en 1989, el libro fue publicado por Cornerhouse. A mediados de los 90 empecé a volver y, muy poco a poco, he estado haciendo nuevo trabajo allí.
Desde los comienzos, siempre estoy pensando en cómo presentar el trabajo, en forma de exhibición, en forma de libro, o las dos al mismo tiempo. Por supuesto, esto influye en cómo las cosas se desarrollan pero tengo cuidado de permitir al trabajo crecer, si es necesario, más allá de los límites potenciales impuestos por estas formas.
Tengo mucha suerte de haber trabajado solamente con unos pocos comisarios. Cada uno de ellos ha entendido muy bien lo que trato de hacer. Es una parte muy importante del proceso, también es tremendamente importante trabajar con un editor cuando uno está intentando hacer la edición del libro. Si tuviera que dar algún consejo, sería el encontrar las personas adecuadas con las que trabajar, y no pensar que nosotros mismos podemos resolver todo.
Fuentes:
Seesaw Magazine
Agrupació Fotográfica Sarthou Carreres