Jonas Bendiksen. Bus Stop
Cuando llegué al pequeño pueblo Birobidzhan en el lejano este de Siberia, no hablaba nada de ruso y no sabía casi nada sobre fotografía. Era el invierno de 1998-9, tenía 20 años y me fui allí para empezar lo que sería esencialmente mi primer gran trabajo. Tenía unos carretes de diapositivas muy sensibles y no vi ninguna de las fotografías que hice durante los nueve meses que estuve allí.
Esa noche en particular había una ventisca increíble. La temperatura rondaba los 40º bajo cero muy a menudo. No creo que hiciera tanto frío en esa ocasión, pero algo por el estilo. Y era la hora del atardecer cuando todo parece teatral, como algo mágico. Tenía un presentimiento sobre aquella noche – algo sobre la luz y la densidad de la nieve.
Estaba deambulando alrededor de la plaza en una urbanización lóbrega en las afueras, y recuerdo que estaba andando hacia la parada de autobús y con bastante timidez tomé una foto sin mirar detenidamente. Fue muy rápido, casi algo instintivo. Un disparo y seguí andando.
La imagen es solo la parada de autobús en la calle. No sé absolutamente nada sobre la gente, excepto que esperaban el autobús para volver a casa aquella noche. Es un escenario de la vida cotidiana, iluminada desde arriba por una farola. La gente dice a veces que la foto parece muy teatral como un escenario o algo así, por el recorte tan acusado entre el primer plano y ese fondo tan plano. Debe haber alguna sombra o cubierta que crea esa sombra tan fuerte.
Me encanta el humor que tiene –los rusos son unos maestros de conservar el sentido del humor en momentos difíciles. El hombre y las dos mujeres parecen como si estuvieran medio congelados, mientras en la bolsa de las compras del hombre hay dibujados dos vasos de champán y una bolsa de fruta o flores o algo por el estilo. No sé si es mi mejor fotografía –probablemente no- pero le tengo mucho cariño.
Que bueno blog, muchas gracias por este trabajo!!!!!
Me alegro de que te guste, Ignacio. Sé bienvenido 😉
Me encanta la foto porque tiene algo de surrealista.
Sí ¡y lo mejor de todo es que la hiciera sin pensar!