Greg Marinovich habla de su amigo Joao Silva.
Traducción de un artículo que Greg Marinovich ha colgado en su blog.

Kevin Carter (derecha), Joao Silva (centro) y Gary Bernard después de la muerte de Abdul Sharif en Kathlehong el 9 de enero de 1994. Kevin y Gary se suicidaron. (Foto de Mykal Nicolau)
Joao Silva es el más valiente y con más coraje de los fotorreporteros contemporáneos. Sin excepción.
Tiene inclinación por el peligro y el riesgo pero nunca es imprudente. Y menos en las numerosas zonas en guerra que cubre. Aunque cuando estás detrás de la rueda de un coche o subido a una moto, mientras menos hables, mejor.
Él es un humanista, con una discreta y subestimada empatía por cada persona que conoce, que fotografía o con quien cruza unas palabras. Generoso y divertido, hace fotografías que son elegíacas, elegantes e importantes documentos de vidas arriesgadas, vidas queridas y vidas perdidas.
Mi hijo Luc, de 5 años, seguido de cerca por Madeline, de 4, ha entrado mientras escribía esto. Ellos piensan que Joao es el mejor. Nota: todos los niños y animales piensan que Joao es el mejor.
Luc me ha mirado solemnemente y me ha dicho, “Siempre que te han disparado, ¿estaba Joao allí para ayudarte?”
Sí, he contestado, y sentí un chorro de lágrimas y un nudo en la garganta. Luc vino y me abrazó fuerte, “yo también estoy triste, papá” me dijo entre sollozos.
Madeline, que estaba detrás, cogió su pañuelo y dijo “le lavaré las piernas para parar la sangre. Esta tela es muy suave”.
El sábado 23, a miles de millas de mí, mi mejor amigo y hermano del alma, perdió la parte inferior de ambas piernas por culpa de una mina antipersonal mientras seguía a las tropas estadounidenses que estaban de patrulla de limpieza de minas. En medio de lo sólo un mutilado puede imaginar, Joao pidió su cámara para hacer fotos de sus heridas. Joao está ahora en Alemania, en el hospital militar de Estados Unidos y está estable.
Joao estaba en Afganistán para el New York Times, quien le ha contratado de fotógrafo durante muchos años.