Moriremos mirando. Alberto García-Alix.
Llevo unas semanas sin internet y me ha dado por leer, las próximas actualizaciones irán de eso, de los libros que he leído. El primero es éste, Moriremos mirando de García-Alix. Es una recopilación de los textos que se han ido publicando en distintos medios. Es un libro que ayuda a comprender al autor y su fotografía. Es muy sincero, muy directo. Vienen también los guiones que ha escrito, entre ellos el de De donde no se vuelve que estaba en la exposición del Reina Sofía. Haré varias actualizaciones sobre él porque el libro tiene bastante chicha. Por ahora os dejo algunos de mis recortes favoritos.
«Creo que los hombres y mujeres necesitamos un cuarto de juguetes para ser felices. Cuando descubrí que la fotografía podía hacerme feliz -aunque no me diera un duro, aunque se dijera de mí que era el peor fotógrafo del mundo-, entré en el cuarto de juguetes. Y desde entonces no creo que haya dejado de jugar. Ser fotógrafo es amar la fotografía, igual que sentirse albañil o poeta significa amar la albañilería o la poesía».
«Era yo más joven. Soñaba y así, en sueños, un ángel me gritó al oído: “Para entrar en el cielo deberás estar tatuado. Lo repitió un par de veces. Luego el eco de su voz se fue apagando sin que llegase a enterarme de si para conseguir tal premio debía tatuarme de los pies a la cabeza o sólo un poco…»
«Nunca me han seducido los coches, jamás encontré en mí las ganas de crucificarme por tener uno. No he ambicionado ni saber conducirlos; en cambio desde niño acaricié siempre la idea de tener moto, no sólo como medio de locomoción que sirva para llevarme lejos, sino más allá. Siempre representó, y representa hoy día, un amplio concepto de libertad para mí, una ilusión, un pedazo de cielo en la tierra, mi fórmula para disfrutar de la vida y aún ir al paraíso con las manos llenas de grasa».